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Teoría
Las esculturas
Currículum vitae

Forma y Número. Crecimiento: Eliseo Borrás.

La escultura biológica: J. Sánchez-Cánovas.

Poesía: Federico Martínez Nebras.

Despojos y rodajas verbales: Bartolomé Ferrando.

Ilustración: Miguel Calatayud.

Interludio de dos columnas salomónicas-armónicas: Joaquín Carvajal Baños.

Geometría natural: Pilar Moreno.

 

FORMA Y NÚMERO. CRECIMIENTO: ELISEO BORRÁS.

Hace algunos años que Javier Carvajal dejó el plano, el inagotable plano, como objeto directo de su investigación estética. Hace menos tiempo que, trabajando con figuras poliédricas de aristas cilíndricas, quedó atrapado, hipnotizado, por las posibilidades de ese cuerpo redondo y, a la vez, recto: el cilindro. Desde la simplicidad de este cuerpo ha creado formas complejas, guiado por dos fuerzas evolutivas: la lógica de los movimientos y la búsqueda de la belleza.

 

 

 

 

 

Cada sección del cilindro es una elipse cuya posición se puede caracterizar por el ángulo q que forma su eje mayor con el eje central del cilindro. El plano determinado por ambos ejes lo llamaremos plano principal de la sección. Dos secciones distintas del cilindro determinarán un módulo de construcción. Además de los ángulos respectivos q1 y q2, la posición relativa de ambas secciones queda determinada por el ángulo f que forman entre sí los planos principales y la distancia c entre los centros de las dos elipses. Si c es suficientemente grande para que no se corten las secciones, el módulo obtenido es una rodaja; si se cortan, los dos módulos obtenidos son gajos.

En un cilindro de radio r, cuatro parámetros (q1 , q2 ,f) determinan cada uno de los módulos posibles, de modo que:  0< q1£90º, 0<q2<90º, 0<f<180º, 0£c. Estas relaciones indican que teóricamente, tenemos libertad para dar ¡un número infinito de valores! a cada uno de estos parámetros.

Al colocar un módulo junto a otro, girado un cierto ángulo a, igualmente orientado o invertido, con igual o distinto radio, van naciendo nuevas figuras: ovoides, esferas, calabazas, columnas salomónicas, rosquillas que se acercan más y más al toro, troncos de conos y álabes que serpentean, ... Un nuevo parámetro se añade así a los iniciales. Los movimientos de traslación y giro de los módulos generan formas que, con frecuencia, son muy semejantes a las de la naturaleza.

Pero no todas las formas impresionan por igual nuestros sentidos. Unas nos atraen más que otras y corresponden a distintos ritmos numéricos: El número p(pi) está en los giros. El lado de la espiral poligonal del polígono de n lados, después de k giros, es el número 2ksen(2p/n), lo que implica que el área correspondiente es k2 unidades triangulares de la retícula sobre la que se construyen. En las columnas hay 2p/a módulos en cada vuelta y una longitud, medida desde el centro, de 2pc/a; cuanto menor sea a, más alta será la columna. La hoja Din-A, es decir la hoja rectangular tal que al doblarla por la mitad por el lado mayor resulta una hoja que mantiene las proporciones de la inicial, lleva a la espiral espacial cuyos volúmenes sucesivos están en la proporción 2Ö

Los ángulos aa entre los lados de la espiral multipoligonal siguen la relación

 

y en los radios vectores correspondientes rn aparece la serie armónica:

 

 

Forma y número son consecuencia directa de los procesos de crecimiento. Ambos aspectos se corresponden. Javier Carvajal, a través de la forma intuye el número, atrapa el ritmo y crea belleza.

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LA ESCULTURA BIOLÓGICA: J. SÁNCHEZ-CÁNOVAS.

La obra escultórica de Javier Carvajal semeja un universo en pleno desarrollo evolutivo. Sus esculturas evocan la imagen de la evolución biológica donde múltiples organismos y especies surgen con formas diversas; sus secciones, intersecciones, giros y traslaciones equivaldrían a los cuatro elementos constituyentes del ADN; sus gajos, rodajas y despojos a la eclosión de vida que el ADN busca incesantemente; sus cestillos de despojos a los ricos depósitos de fósiles del período Cámbrico, muestra de la pujanza de la evolución biológica y de la enorme diversidad de especies y organismos. 

La evolución biológica es incomprensible si nuestra mirada se detiene únicamente en el ser humano considerándolo como la obra maestra de la evolución. Segregar al hombre del resto de las criaturas con las que ha coevolucionado y de cuyos phyla desciende es incurrir en un burdo antropocentrismo y, lo que es más grave, en el creacionismo. La idea de un creador es una de las metáforas más aplicadas a la producción artística. Es una bella metáfora pero contiene en su seno la semilla del platonismo. Si, además, la obra artística tiene como marco la geometría, es muy fácil que la semilla florezca con todo su esplendor. La geometría no es más que la naturaleza y sus formas pasadas por el tamiz de la mente; la mente a su vez elabora principios, leyes y modelos con los que interpreta de nuevo la naturaleza. Estos modelos no son ni innatos ni eternos, sino históricos y cambiantes. Cuando Carvajal decide cómo combinar las secciones, intersecciones, giros y traslaciones está creando modelos de la realidad, está aplicando una combinatoria mental a estos cuatro elementos que, como los del ADN, dan lugar a una ingente y rica diversidad de cuerpos y figuras.

Javier Carvajal se rebela por medio de su obra escultórica contra el creacionismo y, por tanto, contra la creencia de que la deidad (o el artista) tiene en su mente un mundo de criaturas perfectamente delimitadas e independientes entre sí de las que, más tarde, el barro insuflado será su sombra. Las piezas escultóricas de Carvajal, como las criaturas de nuestro mundo, coevolucionan: unas aparecen simultáneamente; otras constituyen puntos de inflexión a partir de los cuales surgen phyla evolutivos de nuevas figuras; hay despojos que subsisten temporalmente esperando su acomodo con otros despojos pero que se extinguirán sin llegar a formar parte de este universo escultórico; despojos que parecían irrelevantes se funden entre sí conformando figuras inesperadas. Carvajal se siente una criatura más entre sus criaturas. Coevoluciona con ellas a través del logos geométrico.

No está por encima sino junto a y formando parte de sus esculturas. El ser humano encuentra en sus diversos lenguajes y modos de expresión la herramienta más refinada para comprender, explicar y transformar la realidad. La mente humana no es creacionista al modo del dios bíblico que ex nihilo da origen al universo. Los materiales constitutivos de la mente humana son los mismos que los del resto de seres de nuestro universo. Por ello, es más excelsa la creación humana que la atribuida a las deidades. El hombre crea siguiendo los dictados de la evolución. Así la obra Carvajal en su universo de geometrías. El ser humano trasciende su propia biología, transformándose y transformando la realidad externa. Sus transformaciones devienen en cultura y la cultura en arte y el arte en belleza y la belleza en estética, otra propiedad que adquieren nuestros órganos sensoriales para percibir la realidad y experimentar emociones nuevas. El cerebro, obligado a elaborar representaciones mentales del mundo, desemboca de forma natural en la obra artística.

La característica más relevante de la potencia creativa de Javier Carvajal es su acentuada capacidad para construir imágenes y representaciones mentales. Ante el cilindro, su célula geométrica primigenia, idea cuerpos que difícilmente podíamos imaginar surgiesen de la protoforma cilíndrica. Es en el plano donde nos descifra sus complejas e imaginativas elaboraciones mentales. Allí todo parece ser diáfano y predeterminado por las leyes de la geometría. Quien ignore la ingente actividad neuronal que exige la visión y, más todavía, la capacidad para imaginar mentalmente giros y traslaciones, podría pensar que en la obra de Carvajal no hay más que una mera aplicación de principios geométricos (esto ya en sí es arte). Más no. Cuando decide un tipo de sección y no otro, una intersección, un giro, una traslación frente a tantos otros no hay ley sino azar y contingencia crea­tivos que, una vez aplicados, reincorporan la ley y el determinismo geométricos. En sus esculturas biológicas no hay escalas que conduzcan de lo mínimo e inferior a lo supremo, no hay gradaciones, como tampoco las hay en la naturaleza. Todas las figuras de su universo son importantes y necesarias. Todas son elementos imprescindibles y nobles. Podemos deleitarnos en una figura concreta, pero es su cosmos escultórico como totalidad el que nos sorprende y admira y el que contemplamos como un trasunto creativo del mundo real.

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POESÍA: FEDERICO MARTÍNEZ NEBRÁS.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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DESPOJOS Y RODAJAS VERBALES: BARTOLOMÉ FERNANDO.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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ILUSTRACIÓN: MIGUEL CALATAYUD.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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INTERLUDIO DE DOS COLUMNAS SALOMÓNICAS-ARMÓNICAS: JOAQUÍN CARVAJAL BAÑOS.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta pieza está sugerida por los volúmenes de dos columnas salomónicas que se penetran suavemente y crean formas femeninas de extraordinario encanto.

La obra tiene dos secciones: A y B con recopilación de A en la 5ª.

A) Las dos columnas, que emergen entrecruzándose con formas onduladas y ascienden cada vez más visibles y poderosas, están representadas por dos melodías con paralelismo, como generatrices del cilindro, de intervalos de 4ª en la primera y de 3ª en la segunda. Procuro en esta sección tonalidades frías y distantes. Estas melodías ascienden intercalándose la una en la otra, de igual modo que lo hacen las formas cóncavas con las convexas de sus volúmenes.

B) Hay un breve diálogo con intervalos disonantes de 4ª y de 5ª, produciéndose su intersección en una breve melodía; primero en la voz superior sobre acompañamiento de 3ª en el bajo y luego esa misma melodía, segunda columna, con alguna variación en el bajo sobre acompañamiento arpegiado. Estas melodías pretenden ser la expresión musical de lo concreto; como de la abstracción geométrica surgen las formas concretas de la naturaleza llenas de belleza.

A’) Por último recapitula con la sección A en tonalidad LA m., pero. muy dispersa, escapando a tonos lejanos para dar de nuevo una sensación distante y abstracta.  

 

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GEOMETRÍA NATURAL: PILAR MORENO.

“Tigre! ¡Tigre! que ardes luminoso ¿Qué ojo o manos inmortales podrían delinear tu temible simetría?”

 William Blake

No es la primera vez que Javier Carvajal nos sorprende a los profesores de Matemáticas con su trabajo, pero en esta ocasión, hace ya más de dos años, mi sorpresa fue doble:

En primer lugar, ¡cómo era posible que a partir del estudio, análisis y «destrucción» del cilindro consiguiera:

   -Recrear y devolvernos algunas de las formas más bellas que ya conocíamos sin saber su procedencia o proporcionarnos una nueva forma de generarlas (columnas, toboganes, diseños de frascos de perfume...);

   -Dar nacimiento a nuevas formas, algunas increíbles (caracoles, «extraterrestres», espiral multipoligonal...);

   -Inventar paradojas y jugar con ellas como el cubo de aristas cilíndricas que no cierra o el «cubo» con una arista curva;

   -Llevarnos al mundo sensual de las columnas salomónicas que saltan alegremente unas sobre otras cuando las entronca asimétricamente o se convierten en cuerpos bellísimos al entrar en juego la simetría!

Mi segunda sorpresa fue al ver que Javier Carvajal conseguía, jugando con sus cilindros, devolverme formas que yo andaba coleccionando con mi cámara fotográfica; tenía desde una fuente de frutas variadas y multicolores similares a mis tomates, carambolos o naranjas hasta mis cúpulas y toboganes infantiles.

Era facilísimo establecer cierto paralelismo, una especie de diálogo entre la creación del artista nacida, por absurdo que parezca, de la supuesta frialdad de la «lógica» (como él dice) condimentada con el calor de su pasión por investigar cada posibilidad y las imágenes que yo había ido coleccionando durante años con la cámara mediatizada por mi profesión de profesora de matemáticas.

Todo lo dicho se puede constatar en las fotografías de las páginas siguientes y justifica el que la colección seleccionada acompañe la obra de Javier Carvajal en este itinerario.

Con el título de Geometría Natural se considera no solo la producida por la naturaleza sino que incluye también la que siendo fruto de la mano del hombre nos rodea de una forma tan natural que normalmente nos pasa inadvertida.

Para completar la visión de la riqueza de geometría que nos regala la naturaleza no podía faltar el mundo submarino, por lo que no dudé en tomar prestadas de Antonio Moreno las imágenes que sobre el fondo del mar pueden verse tanto en la exposición como en el catalogo. Lo difícil fue hacer la selección ya que las maravillas marinas que tenía eran muchas.

No quisiera acabar sin hacer una referencia a una idea de Walter Gropius (fundador de la Bauhaus en 1919), para señalar el carácter didáctico de la exposición. Según Gropius, aunque todos los seres humanos venimos al mundo con dos ojos es necesaria una paciente enseñanza para aprender a ver. Él denunciaba el énfasis libresco del sistema educativo en su época, en el que la capacidad de percepción sensible había permanecido sin desarrollar y junto con ella, el sentido de la belleza. Aunque algo ha cambiado desde entonces, será sumamente interesante dar un paseo con nuestros alumnos por el mundo de los cilindros, para que puedan apreciar la creación de formas genuinas a través de un proceso de consideración selectiva y amplíen el universo de sus conocimientos interrelacionando las matemáticas con el mundo que les rodea.

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