75. (Junio 2013) Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Jueves 20 de Junio de 2013

El desajuste de Marc Antoine Mathieu

Le décalage (El desajuste) –publicado en 2013– es el sexto tomo de la serie Julius Corentin Acquefacques, prisonnier des rêves.

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 1: La portada del tomo 6 de esta serie.

El desajuste se divide en ocho capítulos:

  1. La cas(s)e (Es un juego de palabras: case=casilla y casse=rotura)
  2. Le rêve-veille (El sueño vigilia)
  3. Hors scénario (Fuera de guión)
  4. Le grand rien (La gran nada)
  5. Enfermés dans l’infini (Encerrados en el infinito)
  6. 26!! (¡26!!, es decir, la factorial de 26, entre exclamaciones)
  7. L’horizon recalé (El horizonte reajustado)
  8. Le récit recalé (El relato reajustado)

Aunque la numeración de los capítulos es la mostrada arriba, ése no es el orden en el que el relato se desarrolla. La portada del tebeo es  la página 7, que corresponde al final del primer capítulo… efectivamente parece que hay un desajuste en la historia.

En esa portada se ve a nuestro héroe –Julius Corentin Acquefacques– agarrado a una cama que vuela a gran velocidad, mientras se escucha el grito de fondo:

¡Vecino, despierte, despierte!

Le observan seis personajes –después iremos descubriendo quienes son–, y tiene lugar –aún estamos en la portada– el siguiente diálogo:

¡Chis! ¡Escuchad!
- Ajá… ha atravesado la barrera del tiempo.
- ¿La barrera del tiempo? Pero entonces…
Mmmmm… no le volveréis a ver…
- … o quizás… en otra historia.
- Si… no se puede controlar una cama ebria1

Y efectivamente, al abrir el libro se ve a un asombrado Julius agarrado a una cama que vuela a gran velocidad, parece que el  héroe se desdobla. El protagonista de la serie se introduce  en el capítulo 2,  en la habitación de su casa… cree que se ha caído de la cama tras un ‘sueño fuerte’, aunque enseguida empieza a dudar si realmente está despierto.

Se siente ligero y observa asombrado que no se refleja en el espejo de su cuarto de baño. El sentimiento de alucinación se refleja en una magnífica imagen con efecto Droste incluido:

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 2: … Sin duda porque no me reflejaba en el espejo… y esa no era una buena señal.

Julius oye voces en el hueco de la escalera y sale para ver qué sucede: su vecino Hilarion conversa con dos agentes… Hilarion comenta sorprendido como había ido a despertar a Julius  a las 7:00, pero su casa estaba vacía.  Julius les habla, pero ellos ni  lo ven ni lo oyen. Nuestro héroe, abrumado, sale a la calle, una calle que se encuentra desierta y cubierta de arena.

Decide ir a visitar a los hermanos Dalenvert ¡expertos en ‘problemáticas diversas’. Toca a la puerta, pero sus golpes no se oyen… Hilarion llega poco después y explica a los hermanos y al profesor Ouffe como Julius ha desaparecido.

- ¿Qué vamos a hacer sin héroe?
- Una historia sin héroe, ¿es aún una historia?
- Puestos a elegir, ¡prefiero un héroe sin historia a una historia sin historia!

Los cuatro personajes secundarios salen de la casa de los hermanos en busca de respuestas… el vacío les espera fuera, caminan y caminan sin ver nada a su alrededor.

- ¿Os habéis dado cuenta? ¡No pasa un momento sin que no ocurra nada!
- Es un hecho notable, en efecto.

Vagan perdidos por un desierto aparentemente infinito… Julius –que es transparente– se convierte en el narrador de la historia, observa ‘desde lejos’ el escenario por el que se mueven los personajes secundarios. Ellos no saben por dónde caminan –sólo ven ‘lo local’–, pero Julius observa ‘lo global’, lo que le permite percibir detalles que para los primeros pasan inadvertidos2.

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 3: Los personajes secundarios se encuentran con lo que llaman ‘curiosas arquitecturas’. No saben lo que están pisando, porque están ‘dentro’ de ello. Julius observa desde lejos el ‘escenario’, esas arquitecturas contienen siluetas que recuerdan extrañamente a nuestro héroe.

Descubren que la arena que pisan no lo es en realidad, se trata de cadenas de 26 letras…

La nada está formada de TODAS las combinaciones posibles de nuestro alfabeto. ¡Es maravilloso! 26! ¿Comprendéis? ¡Esto nos indica la dimensión de la nada!

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 4: Calculando la dimensión de la nada.

Se introducen en la zona desconocida –atravesando una verdadera frontera entre el desierto y una zona no explorada– intentando regresar a su mundo.

Al hacerlo, nos encontramos con tres páginas rotas, desgarradas en nuestro tebeo… serán las que les permitirán recuperar el desfase de seis páginas con el que ha comenzado el libro. En efecto, la página 40 finaliza con los personajes atravesando la frontera hacia lo desconocido, y se nos presentan las páginas 41 a 46 a las que les falta una gran parte de papel. Corresponden a un capítulo 7  que se intuye debería estar allí… aunque no se ve el título completo.

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 5: Las páginas rotas permiten recomponer el desajuste.

El desfase espacio-temporal se salva con maestría: los dibujos y los diálogos de las viñetas rotas se superponen, originando conversaciones que cambian de sentido al encajar los trozos de las diferentes páginas.

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 6: Las páginas rotas superpuestas originan diálogos e imágenes coherentes y con sentidos cambiantes.

Julius va a apareciendo poco a poco en la página 47 –que ya está completa–… de manera tenue al principio,  y termina uniéndose al grupo que camina por el desierto.

Van desapareciendo elementos de las planchas, la numeración va escapando poco a poco hasta disiparse…

- Algunos dicen que la nada es un libro blanco.
- Esta falta de pistas metafísico me agota.
- ¡Tiene que haber un borde en alguna parte de cualquier manera!
- Para ello debería haber alguna parte. Eso no se sabe…
- … Aquí estamos en ningún sitio y en todos.

Las páginas 58 y 59 se colorean, en realidad son  la contraportada –en ese orden– y la portada del tebeo.

"Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El desajuste", de Marc Antoine Mathieu

Imagen 7: Se trata de la imagen de la contraportada –página 58–:
Recapitulemos… estamos entonces en ningún lugar. Sin espacio, sin tiempo…
… Y sin historia.

Los personajes llegan a una puerta que les da paso a un inmenso almacén en el que se amontonan camas…

El empleado del almacén presenta a Julius diferentes camas para dormir de pie, plegables,… Julius se sienta sobre una de ellas –sin darse cuenta que un mecánico estaba manipulándola–: se trata de una ‘cama de carreras’ con el regulador temporal mal ajustado… ¿entendéis ahora el origen de ese terrible desajuste?

Las anteriores aventuras de Julius Corentin Acquefacques son:

  1. L’Origine (El Origen, 1990).
  2. La Qu... (1991).
  3. Le Processus (El Proceso, 1993).
  4. Le Début de la fin (El Principio del fin, 1995).
  5. La 2,333ème dimension (La dimensión 2,333, 2004).

 

Notas:

[1] En francés se trata de un juego de palabras: ‘lit ivre’ significa ‘cama ebria’… la cama vuela sin control. Pero, si se pronuncia en alto suena como ‘liivre’, es decir, la palabra ‘libro’ pronunciada alargando la “i”, lo que da aún más énfasis al vuelo.

[2] Esta es una magnífica ilustración de las diferencias entre lo local y lo global: los personajes secundarios ven una zona pequeña a su alrededor, la nada les rodea y perciben pocos detalles de su escenario. Sin embargo, Julius, convertido en observador externo y narrador, ve con claridad lo que les espera a sus amigos, ve detalles que ellos no pueden apreciar.

 

 
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