55. (Julio 2011) Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. La dimensión 2,333
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Viernes 08 de Julio de 2011

La dimensión 2,333 de Marc Antoine Mathieu

La 2,333e dimension (La dimensión 2,333), escrito en 2003, es el quinto –y último– tomo de la serie Julius Corentin Acquefacques, prisonnier des rêves, que como comentábamos en El Origen es una serie con pinceladas matemáticas en cada uno de sus tomos.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 1: La portada del tomo 5 de esta serie.

La dimensión 2,333 –cuyo tema matemático central es el de la perspectiva– se divide en ocho capítulos:

1 Les gardiens de la réalité (Los guardianes de la realidad)

2 Le rêve à ne pas faire (El sueño que no debe tenerse)

3 La 2,333e dimension (La dimensión 2,333)

4 Une mission de haut vol (Una misión de altos vuelos)

5 P... perdu dans l’inframonde (P... perdido en el inframundo)

6 Le trou gris (El agujero gris)

7 Le point de non-retour (El punto de no retorno)

2 Le rêve à ne pas faire (El sueño que no debe tenerse)

La historia comienza con dos “guardianes de la realidad” que se introducen en el edificio donde vive Julius Corentin Acquefacques realizando un “control de actividad onírica”. Con una gran red, deben atrapar los sueños del héroe; éstos salen por decenas de la cabeza de Julius, pero uno de ellos se escapa... el “sueño que no debe tenerse”.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 2: El sueño que ha escapado.

Julius despierta en su habitación dudando si está despierto o sueña que despierta. Enseguida percibe que está despierto en un sueño... sueña que sueña. Comienza a caminar por una viñeta donde se distinguen líneas de fuga[1]; al llegar a la línea de horizonte, observa a un operario reparando un horizonte que se ha obstruido. Para arreglarlo, debe sustituir el punto de fuga antiguo por uno nuevo, que se encuentra en una caja de marca KIDUR[2].

imagen La dimensión 2,333

Imagen 3: Si, ¡el punto de donde parten las líneas de fuga!
Y un punto de fuga mal regulado, sólo da problemas... en perspectiva.

Cuando Julius intenta acercar al operario uno de estos nuevos puntos de fuga, tropieza con una llave inglesa y cae al vacío... llevándose consigo el punto de fuga elegido.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 4: Julius cae al vacío, y se pierde el punto de fuga.

Al llegar al suelo, despierta al pie de su cama. Al haber soñado un sueño de más, llega tarde al trabajo, así que sale precipitadamente de casa sin vestirse. La pérdida del punto de fuga ha provocado que el mundo se transforme en uno de dimensión dos... bueno esto no es del todo correcto. En realidad –como se explica en el texto–, los personajes se encuentran sumidos en un mundo de dimensión entre dos y tres[3],  precisamente en un espacio de dimensión 2,3333... como se alude en el título.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 5: Vea: normalmente el volumen se crea por medio de dos puntos de fuga (aquí A y B) que están situados sobre el horizonte.
Nos falta uno.
Resultado: no hay ya espesor. .. ¡es la planaridad![4]

Un equipo de ingenieros explica el motivo por el que la realidad ha cambiado de dimensión, a través de una auténtica lección de matemáticas. En efecto, aunque sueños y realidad son entidades muy diferentes, aclaran que esta ley deja de funcionar cuando se produce una rara singularidad: la del “sueño del sueño”.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 6: En la pizarra: sueño x sueño = (sueño)2 = realidad relativa.

Los ingenieros piensan que el punto de fuga se ha perdido en el “inframundo”[5], al que Julius deberá dirigirse para recuperarlo.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 7: Preparando a Julius para enviarle al inframundo.

Julius encuentra en el inframundo a su vecino Hilarion, y juntos descubren, por ejemplo, que existen universos paralelos y que no están solos en el universo[6].

imagen La dimensión 2,333

Imagen 8: El viaje de Julius e Hilarion por el inframundo, descubriendo los universos paralelos y otros universos.

De repente, los dos personajes  entran en un “agujero gris”; las viñetas se tiñen de color rojo y verde... en ese momento, es necesario ponerse unas gafas 3D[7] para proseguir la lectura.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 9: Las gafas 3D.

Llegan a un lugar donde les espera Dédé –Dilbert Dugommier, director de distribución de decorados diversos[8]– que se ocupa de almacenar en este agujero gris los decorados que van desapareciendo de las historietas. Los propios personajes –Julius, Hilarion y Dédé– se colocan unas gafas 3D para, guiados por Dédé, ir en busca del punto de fuga extraviado.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 10: Una intuición totalmente matemática me murmuraba que si no encontraba ningún punto de fuga aquí, podía entonces esperar descubrir una fuga a secas.

Julius camina y camina entre todos los decorados desordenados; pierde a su vecino a lo largo de este recorrido y termina regresando a su habitación, fugándose del inframundo,  volviendo al punto de partida.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 11: Regreso al capítulo 2, pero de un modo diferente, representado –entre otros– por el color de la viñeta.

¿Al punto de partida? En efecto, se regresa al capítulo 2, pero con las viñetas coloreadas en rojo y verde y Julius, sentado en su cama, sabiendo que va a despertar dentro de un sueño, provocando el final de “otra realidad”.

imagen La dimensión 2,333

Imagen 12: La viñeta cae dentro de la habitación de Julius.

Y esta primera viñeta cae, mientras que en un segundo plano se ve la habitación del protagonista –ya en blanco y negro–, con nuestro héroe durmiendo y los dos “guardianes de la realidad” intentando atrapar el sueño que se había escapado y que ahora regresa. Los guardianes introducen ese sueño en la cabeza de Julius –es el único que le dejan– y se van de la casa con su red llena de todos los demás sueños, de las fantasías, de las aventuras oníricas de Acquefacques.

Aquí termina el tomo y la serie. Esperemos que Marc-Antoine Mathieu decida en algún momento continuar con estas magníficas aventuras salpicadas de fantasía y de matemáticas.

 

Notas:

[1] Están físicamente insertadas en la viñeta mediante líneas discontinuas.

[2] KIDUR se lee en francés como “qui dure”, es decir, “que dura”, aludiendo a que se trata de puntos de fuga de buena calidad.

[3] Es una situación de planaridad, con un leve grosor, y gracias a ello –según se argumenta en el cómic– no son completamente invisibles.

[4] En francés la palabra “platitude” significa también banalidad, mediocridad. El autor juega con estos dos significados.

[5] El “inframundo” es una zona extraña, desconocida, más allá del sueño y de la realidad.

[6] Los otros universos a los que aluden, son otros cómic, con diferentes protagonistas e historias.

[7] Estas gafas vienen dentro del cómic.

[8] En francés “dé” es dado. Observar que se juega con la letra D y con la palabra dado, aludiendo al azar.

 
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