54. (Junio 2011) Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin
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Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco)   
Lunes 06 de Junio de 2011

El principio del fin de Marc Antoine Mathieu

Le début de la fin (El principio el fin), escrito en 1995, es el cuarto tomo de la serie Julius Corentin Acquefacques, prisonnier des rêves, que como comentábamos en El Origen es una serie con pinceladas matemáticas en cada uno de sus tomos.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 1: La portada del tomo 4 de esta serie.

Le début de la fin –cuyos temas matemáticos presentes son los de la simetría axial, la banda de Möbius y las reflexiones– se divide en diez capítulos:

1 Le rêve du reflet (El sueño del reflejo)

2 La logique de l’absurde (La lógica del absurdo)

3 La réflexion des faits (La reflexión de los hechos)

4 Speculum

5 Le miroir sans face (El espejo sin cara)

-5 Le miroir sans face (El espejo sin cara)

-1 Le reflet du rêve (El reflejo del sueño)

-2 L’absurde de la logique (El absurdo de la lógica)

-3 L’effet de réflexion (El efecto de reflexión)

-4 Muluceps

Los números y títulos que acompañan a cada capítulo muestran ya el complejo juego de simetrías que son la base de este tomo. Por ejemplo, el capítulo 1 lleva por título El sueño del reflejo, mientras que su “simétrico” –el -1– se denomina El reflejo del sueño. Sucede lo mismo con los capítulos 2 y 3 y sus “opuestos”[1];  los títulos de los capítulos 4 y -4 forman un perfecto palíndromo Speculum-Muluceps, mientras que los capítulos centrales 5 y -5 se presentan del mismo modo.

Este episodio de la serie comienza con Julius Corentin Acquefacques –de nuevo prisionero de sus sueños– remando de noche entre los edificios de su ciudad. De repente aparece un extraño personaje sobre el reflejo de la luna en el agua que le pide jugar a cara o cruz. Nuestro héroe pide cruz y la moneda –que surge del agua al ser lanzada– cae en cara. El individuo que surge del reflejo desaparece poco a poco mientras dirige a Julius estas enigmáticas palabras: A este juego no se gana nunca. Pero tampoco se pierde.

Acquefacques despierta vestido y se percata de que todo lo está haciendo al revés: se desafeita[2] de espaldas al espejo, se pone el pijama para salir a la calle,... Cuando se va de su casa para acudir a una cita, este mundo invertido se manifiesta por medio de un accidentado viaje en taxi a través de lo que llaman el desvío de Möbius.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 2: ... Ya que estamos en un bucle que no es ni más ni menos que un volumen con una cara... Se le llama “el desvío de Möbius”.

Aunque Julius piensa que llega anticipadamente a su cita, observa al llegar –y entrar de espaldas y en pijama– a su despacho, que no hay nadie esperándole. Incapaz de entender la lógica de este mundo invertido en el que se encuentra sumergido, el protagonista decide acudir a la consulta de Évariste Etsirave, especialista en casos extraños.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 3: 7/12 de tensión. Ninguna duda, es grave.
Diga 33...
–33.

El médico –gracias a sus conocimientos de reflectología comparada– descubre que nuestro héroe está soñando. Acquefacques explica a Etsirave el sueño de la noche anterior, y el médico deduce que el reflejo de Julius estaba de hecho despierto... El médico le practica una delicada operación – la técnica del guante Mapa– para invertir la delicada situación en la que se encuentra.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 4: La técnica del guante Mapa.

Julius sigue teniendo problemas: aunque ha recuperado su orientación, sigue realizando muchas de sus tareas diarias al revés. Así que acude a pedir ayuda a la tienda de espejos Speculum-Muluceps.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 5: SPECULEM-MULUCEPS. Espejos al por menor.

Al entrar en la tienda, comprende  que la solución se encuentra al otro lado del espejo, que atraviesa[3].

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 6: Pasando a través del espejo.

Entre el comienzo del capítulo -5 y la siguiente página se encuentra el eje de simetría del cómic, que debe girarse en ese momento para comenzar la lectura desde el punto  que antes de la rotación era el final. De hecho, la contraportada del cómic –que acaba de convertirse en la nueva portada– es el “negativo” de la portada... lo negro se vuelve blanco, el título se invierte a La fin du début[4] (El fin del principio)... y comienza una nueva lectura, hasta llegar de nuevo al eje de simetría.

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 7: La contraportada del cómic girada se convierte en la nueva portada. Ver la imagen 1.

Y la historia se reinicia con una especie de un negativo del capítulo 1; de nuevo Julius pasea en un barco de remos –el blanco y el negro han intercambiado sus papeles–, vuelve a jugar a cara y cruz, eligiendo esta vez cara[5] –y sale cruz–... Acquefacques despierta con todo su mundo girado del revés. De hecho al acudir –como sucedía en el capítulo simétrico– a la consulta de Évariste Etsirave, el médico descubre que Julius es el único ser que posee reflejo y comprueba sobre el listín telefónico que es también la única persona que no tiene un nombre palindrómico[6]. El espejo de la consulta de Etsirave se rompe, con lo que el sueño se fractura también. ¿Es cierto que en este mundo en el que Julius está inmerso todo el mundo sueña y él es el único ser despierto?

Julius Corentin Acquefacques, prisionero de los sueños. El principio del fin

Imagen 8: Al romperse el espejo la tarjeta de visita de la tienda de espejos cambia. Ver la imagen 5.
Muluceps-speculum. Espejos al por mayor
.

Al entrar en la tienda de espejos –como le correspondía hacer de acuerdo con la acción simétrica–, descubre que no es más que un reflejo condenado a vivir cerca del espejo y revivir eternamente sus vivencias de manera invertida. ¿Termina aquí la historia o debe volver a girarse el libro para comenzar de nuevo por el capítulo 1?

En este cuarto tomo de la serie, este juego continuo de reflejos desencadena una extraña espiral temporal. Coexisten el mundo real y el de los reflejos, al entrar por error el Julius del mundo reflejado en el verdadero, donde el futuro sucede en el pasado. Los capítulos -1 a -5 no son exactamente el reflejo –ni gráficamente ni desde el punto de vista de la acción– de los correspondientes capítulos con signo positivo, pero la simetría y el cambio de orientación están manifiestamente presentes.

Cuando el médico da la vuelta a Julius como si fuera un guante[7], le devuelve el reflejo en el espejo, lo que legitima la presencia del protagonista en ambos mundos, el de la realidad y el del sueño. La delicada operación de infraespacialización[8] es la que crea una banda de Möbius, sobre la que Julius evoluciona, cambiando la orientación al reflejarse, pasando de la realidad al sueño y viceversa, en un ciclo sin fin.

 

Notas:

[1] En el caso del caso el capítulo 3, no sólo hay un cambio en la posición de las palabras en el título al pasar al capítulo -3, sino que se cambia la palabra faits por effets, similares fonéticamente en francés.

[2] Es decir, tras rasurarse, su barba ha crecido lo equivalente a un día.

[3] Como la Alicia de Lewis Carroll, un mundo con una lógica diferente espera al protagonista del otro lado del espejo.

[4] Ver la imagen 1.

[5] En el capítulo simétrico había elegido cruz.

[6] Ahora se comprende el extraño apellido del médico: Évariste Etsirave.

[7] Ver imagen 4.

[8] O dar la vuelta a una situación, como se comenta en el texto.

 
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