42. (Octubre 2010) Victoria Martin: La reina del equipo de Matemáticas
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Escrito por Miguel Ángel Mirás Calvo y Carmen Quinteiro Sandomingo (Universidade de Vigo)   
Viernes 01 de Octubre de 2010

En 1878, Julia Miles fundaba Women's Project, una compañía norteamericana dedicada a producir y promocionar el teatro escrito por mujeres. Sus producciones han reflejado los problemas, temores, ilusiones y puntos de vista de las mujeres, abriendo una ventana de oportunidades de expresión y trabajo a numerosas artistas y creadoras. La comedia que esta compañía produjo y estrenó en enero de 2007 en el Julia Miles Theater de Manhattan, Victoria Martin: Math Team Queen, reúne muchas de las características mencionadas: la autora es la dramaturga Kathryn Walat y la pieza gira entorno al personaje femenino del título, Victoria Martin. En este caso, además, las Matemáticas son parte primordial del decorado de la obra.

Victoria Martin: La reina del equipo de Matemáticas

La trama

Victoria Martin es una joven estudiante de segundo curso (sophomore) en el instituto Longwood High School. Tras un primer año de adaptación difícil, agravado por el divorcio de sus padres, Victoria parece haberse recompuesto y haberse hecho con un lugar de honor en la jerarquía social del instituto: su novio es la indiscutible estrella del excelente equipo de baloncesto y sus dos mejores amigas, las homónimas Jen, son las animadoras más conocidas. En la parte opuesta de la escala de popularidad, de hecho absolutamente ignorados, están los miembros de otro equipo que representa al instituto Longwood, el de Matemáticas:

  • Jimmy, de primer curso (freshman), objeto de burlas y bromas pesadas, se encarga de llevar los promedios y estadísticas del equipo de basket.
  • Franklin, de tercer curso (junior), compañero inseparable de Max desde que su familia se mudó, cuando él tenía 7 años, a su mismo barrio.
  • Max, de tercer curso, el amigo de infancia de Franklin, con quien estudia y comparte aficiones.
  • Peter, de cuarto año (senior), el capitán, tiene carnet de conducir y ya ha conseguido pasar el examen de acceso para el MIT. Su única motivación en este último curso es alcanzar con el equipo la final regional en el campeonato de matemáticas.

Completaba el equipo un joven de segundo curso:

MAX: Sanjay Patel es una leyenda, de una casta diferente.

FRANKLIN: No tanto por él mismo con su mochila a la espalda pedaleando en su bicicleta de diez marchas. Era su cerebro.

MAX: Su habilidad para las matemáticas era superlativa, ejemplar... monumental. Exorbitante. Astronómica. Incontrovertible. Simplemente era...

FRANKLIN: Inmenso, Max, era inmenso. Mira, la verdad es que Sanjay Patel era la razón por la que este curso íbamos a ganar el campeonato regional. Pero ahora.

Y es que los padres de Sanjay Patel se mudan a Arizona, de modo que el equipo de matemáticas no sólo se queda sin su genio sino que se enfrenta a la tesitura de substituirlo por otro estudiante de segundo:

(VICTORIA, inmóvil de pie en la puerta, poco acostumbrada a que la ignoren.)

VICTORIA: Eh, ¡Hola!

MAX: Pero Sanjay Patel simplemente usaba su cerebro.

FRANKLIN: ¿Qué vamos a hacer sin él?

VICTORIA: Tierra llamando a los pirados de las mates...

MAX: Hoy, Peter.

FRANKLIN: En la competición de hoy nosotros...

PETER: Lo sé, no te preocupes, ya se me ocurrirá algo.

VICTORIA: Me recibís, piraos de las mates...

(Finalmente se percatan de ella.)

MAX: ¡Oh! Es por nosotros.

PETER: ¡Hola!

FRANKLIN: La clase de apoyo es...

MAX: en la puerta de al lado.

VICTORIA: Ya, sí, pero no estoy aquí para... Yo soy...

PETER: ¿Victoria Martin?

(JIMMY, de primer curso, irrumpe por la puerta)

JIMMY: Lo siento, lo siento, lo siento, sé que llego tarde pero alguien abrió la cremallera de mi mochila y mis libros se cayeron por todo el pasillo, así que tuve que...

(Ve a VICTORIA y para.)

VICTORIA: Llamadme Vickie.

PETER: Yo soy Peter. Este es el equipo. El señor Riley recomendó que Vickie, aquí presente, reemplazara a “mis padres se mudan a Arizona en mitad de curso” Sanjay Patel.

JIMMY: Pero es... una chica.

Una chica, y además famosa en todo el instituto, iba a formar parte del equipo de Matemáticas. Eso rompía con todas las reglas no escritas pero aplicadas a rajatabla. El señor Riley había dejado las cosas claras a Victoria: o se unía al equipo de Matemáticas o se tendría que quedar castigada en el instituto después de clases. La adaptación a la nueva situación no resulta fácil ni para Vickie ni para los chicos. Ella trata de mantener en secreto su vinculación con el equipo, ya que de conocerse arruinaría su “reputación”. Ellos creen que Victoria arruinará el futuro del equipo:

JIMMY: ¿No sabéis quién es?

MAX: Sí. Ella es... famosa.

JIMMY: Me refiero a quien va a pasar a recogerla. ¿Sabéis quién va a recogerla? ¡Scott Sumner!

PETER: ¡Ese tío tan alto del equipo de baloncesto!

JIMMY: Ése al que le llevo las estadísticas. Sí, de ese equipo del instituto, ese Scott Sumner, el que tiene el porcentaje más alto de canastas encestadas de toda la liga y por eso me libro de que me zurren en el vestuario cuando leo los promedios  del equipo. Ése vendrá a recogerla.

FRANKLIN: ¿Por qué no elegimos simplemente a otro de segundo, como ese chaval que toca el fagot?

PETER: A ver, no sólo necesitamos un estudiante de segundo... necesitamos una chica de segundo. ¿Vale? Así que, ¿alguno de vosotros conoce a otras chicas de segundo? (Se miran unos a otros.) Me parece que no.

MAX: ¿Quieres decir que la única razón de que ella esté en el equipo es porque es una chica?

PETER: ¿Pensabas que era porque se le da bien el álgebra? Es la que se sienta al fondo de la clase del señor Riley garabateando con su lápiz todo el pupitre.

FRANKLIN: ¿Esos juegos del ahorcado?

PETER: El señor Riley dijo que el director Nichols dijo que éste es un equipo mixto y que por tanto necesitamos una chica.

MAX: Pero nunca antes ha habido una chica en el equipo de Matemáticas.

JIMMY: Es cierto. Comprobé las estadísticas esta mañana antes de ir a clase.

FRANKLIN: Dios, ¡no es justo!

MAX: Entonces, ¿qué vamos a hacer?

JIMMY: A mí me gusta.

FRANKLIN: Cállate Jimmy.

MAX: ¿Y bien? Peter...

PETER: No sé. Supongo que ella... ya es del equipo. Pero sí sé una cosa: ni de puta coña... perdona Jimmy, sé que a tu madre no le gusta que usemos  palabrotas. Lo diré de esta manera: ¿Cuál es la probabilidad de que lleguemos a la final regional con Vickie Martin en el equipo de Matemáticas? Tiende rápidamente a cero.

Tras el descalabro inicial en el debut de Victoria, y los consiguientes reproches presionándola para que abandone, poco a poco las cosas empiezan a cambiar. Tal vez Vickie no sea tan brillante como Sanjay Patel pero su sola presencia revoluciona el equipo y con sus cualidades contribuye a reforzarlo en varios aspectos:

PETER: Llegó ella. Y dijo que no podíamos quitarnos las zapatillas en la furgoneta porque nuestros pies apestaban. Y trajo barritas de Cracker Jacks a los entrenamientos, porque dijo que eran retro, e hizo que le diésemos todos nuestros premios. Excepto las pegatinas. Que nos obligó a poner en la frente porque dijo que nos darían poder cerebral... y nos lo dieron.

Y en la competición, cuando está trabajando en sus problemas siempre tiene esa simpática expresión en su cara justo cuando ve un problema, y sabe que lo ha visto, y yo sé que lo ha visto, y sabemos que lo tenemos... entonces es cuando pienso: ¡es alucinante!

Porque el equipo de Matemáticas del Instituto Longwood ha vuelto a ganar. Pero ahora, el equipo es... diferente. Mejor. Sabes, es algo más que mates.

Victoria también reflexiona acerca de sus prejuicios iniciales hacia los “pirados de las mates”, y comienza a reconocer que le gustan y que desea ser parte del equipo. Al principio su actitud es defensiva, casi hostil:

VICTORIA: Tampoco yo necesito mis libros. Ni siquiera necesito estudiar para aprobar. No soy estúpida, te enteras. Y, ¿quieres que te diga algo más? No voy a dejar el equipo.

Incluso aunque todos vosotros chaponcetes queráis que lo haga. ¿Creéis, perdedores, que sois los únicos que controláis de mates? Yo controlo de mates, yo puedo formar parte del equipo de Matemáticas. Soy famosa pero también soy a tope, a tope de lista.

Pero pronto la relación con sus compañeros se torna amistosa. Ellos le ayudan con sus lecturas para la clase de Inglés, que Vickie corre el riesgo de suspender. Con Peter se encuentra muy cómoda. Él no sólo escucha sus problemas, anhelos y dudas, en particular la dolorosa separación de su padre y los problemas de comunicación y convivencia con su madre, sino que se presta a enseñarle a conducir. Su relación está extrañamente asociada al número π, ya que Vickie ha memorizado las primeras 52[1] cifras y acostumbra a recitarlas en sus momentos de introspección:

VICTORIA: [...] Yo sólo quería sobrevivir. Pasar el curso y llegar al verano para poder ir a California, donde nadie sabe quien soy. Excepto mi padre. Él sabe lo que me gusta sin necesidad de preguntar, como la pizza con salchicha y brécol, y los episodios repetidos de “The Honeymooners”, y los números. Supongo que lo que realmente me gusta son los números. Pero entonces pensé que es una estupidez que te gusten los números. Porque, en el instituto, ¿de qué te valen los números?

PETER: ¿Aún piensas así ahora?

VICTORIA: Ahora es un pelín diferente.

PETER: Porque ahora estás en el equipo de Matemáticas.

VICTORIA: Como en la competición del miércoles. Estaba enfrascada en aquella ecuación algebraica en varias variables, asquerosa a mazo, a punto de enloquecer...

PETER: Y tus manos... ¿sudaban?

VICTORIA: Y tanto, me secaba las palmas en los vaqueros para poder sujetar el lápiz. Y sólo escuchaba la respiración de aquel crío pelirrojo asmático. Adentro y afuera. Adentro y afuera... y no podía dejar de escuchar porque juraría que en cualquier momento iba a dejar de respirar y, por si fuera poco, laté a clase de gimnasia el día que dieron aquel curso de primeros auxilios.

Pero entonces simplemente empecé a mover mi lápiz. Rápido. Me imaginé que era como el pincel de aquel tipo del espectáculo de dibujo... ¿lo viste alguna vez después de clases? Trazos, trazos, trazos, y no tengo ni idea de adónde voy, simplemente lo estoy haciendo... substituyo, simplifico... me aproximo a través de la niebla, como cuando un artista dibuja una línea de color en un lienzo en blanco y piensas: ¿cómo diablos va a convertir eso en una escena de montaña?

PETER: Pero, no hay tiempo para pensar, porque las manecillas avanzan, así que tan sólo haces que el lápiz se mueva.

VICTORIA: Y de repente, la ecuación empieza a parecerse a otra cosa, ¿verdad?

PETER: Algo diferente.

VICTORIA: Algo nuevo, en términos de la variable y, y entonces sé exactamente adonde voy.

PETER: Es entonces cuando tienes esa expresión divertida en tu cara.

VICTORIA: ¿Qué expresión?

PETER: Justo cuando... no importa.

VICTORIA: Es como, si pudiera ver los pasos delante de mi y yo me limito a seguir avanzando y avanzando y...

PETER: Y tu corazón palpita.

VICTORIA: Y no tengo ni idea de si el crío con asma respira o no, y no me importa.

PETER: Tan sólo quieres tener la respuesta antes de que digan dejen sus lápices.

VICTORIA: Sí. ¿Y sabes una cosa? En todo ese tiempo no pensé ni un solo instante en mi padre en California, o en las Jen practicando con las animadoras, o en suspender inglés. Lo que sentía en mi cabeza era como el flotar de las hojas amarillentas en el lago Weber. Como si los números hubiesen... parado. Creo que eso es lo que debe de sentirse cuando π acaba.

PETER: π nunca se acaba, simplemente sigue y sigue...

VICTORIA: Sin ningún patrón.

PETER: Ninguno que nadie haya descubierto.

VICTORIA: Pero si se acabase... y podría acabarse... creo que eso es lo que se sentiría.

(Por un instante miran hacia adelante, contemplando π)

3'1415926535897932384626433832795028841971693993751058

Las 52 primeras cifras decimales del número π

Los componentes del equipo de Matemáticas del instituto Longwood están eufóricos. Peter ve posibilidades de alcanzar la final regional y le gusta Vickie. Franklin y Max, más motivados que nunca, preparan juntos los exámenes de ingreso a la Universidad. Jimmy, secretamente enamorado de Victoria, vislumbra la salida a su ostracismo. Y Victoria... Victoria misma se dirige directamente al público (un recurso narrativo empleado a menudo por los personajes a lo largo de la obra) para hacerlo partícipe de su estado emocional:

VICTORIA: Se dan cuenta, soy Vickie Martin, indiscutiblemente famosa y dedicada en cuerpo y alma al equipo de Matemáticas. Y dado que soy Vickie Martin puedo hacerlo. Puedo dedicar mi tiempo a lo que me plazca y pasa que me gustan las mates, ¿vale? Y no hagan de esto un titular. Nunca conocí a nadie excepto mi padre al que también le gustaran las mates. Así que las mates... eran simplemente... papi. Pero ahora él vive en California, donde está muy, muy ocupado, así que a veces se olvida de llamarme, así que ahora siento que...

Vickie adora las mates.

Vickie Martin es buena con las mates.

Vickie Martin, la reina del equipo de mates.

Victoria Martin...

Llámenme Victoria, si son ustedes tan amables. Porque gracias a mi el equipo de Matemáticas de nuevo es victorioso.

Y entonces llega el día más esperado en el instituto Longwood: el día de la final del campeonato regional de baloncesto. Nadie quiere perdérselo, salvo Franklin y Max que se han quedado en casa de Max preparando el examen de ingreso. Peter, por culpa de una avería en su coche, llega al pabellón en el descanso del partido y se tropieza con una enojadísima Victoria que recita cifras de π para calmarse. Una de las Jen ha estado haciendo comentarios desagradables sobre el divorcio de los padres de Victoria. Mientras se juega la segunda parte, Peter trata de calmar a Vickie a la entrada del estadio. Scott Sumner anota la canasta ganadora. Eufórico, y con un apretón, Jimmy sale disparado del pabellón justo a tiempo para ver como Peter y Victoria se besan. Dolido y meado, baja al vestuario a contarle a Scott la traición de su novia estropeando la noche mágica de la estrella y convirtiéndose, por la delatora mancha en sus pantalones, en el hazmerreír de los demás. Max confiesa a Franklin que le gustaría besarle. Franklin, totalmente sorprendido y aturdido por la inesperada confesión de su amigo del alma, huye de la casa de Max.

Victoria Martin: La reina del equipo de Matemáticas

El equipo de Matemáticas al completo

Unos pocos días después, Peter convoca una reunión de urgencia del equipo. El instituto que iba primero en la clasificación de su grupo fue descalificado al descubrirse que uno de sus profesores conseguía fraudulentamente las preguntas antes de los partidos. Como consecuencia, si ganaban el siguiente encuentro pasarían a la final regional. Pero las buenas noticias llegan en un mal momento para el equipo, la tensión entre sus componentes es enorme y las fricciones comienzan a hacerse visibles. Jimmy intenta superar las consecuencias de su aciaga conducta del día del partido de baloncesto sintiéndose traicionado por Peter. Franklin ha visto como un pilar fundamental de su mundo, Max, se derrumbaba. Max no comprende la rudeza con la que le trata su amigo. Peter, obsesionado con Victoria, por primera vez en su vida se siente confundido, sin saber qué hacer y cómo actuar. Para empeorar las cosas, Jimmy ha contado a Victoria los comentarios despectivos de Peter cuando ella se unió al equipo. Y Victoria ha recibido una nota manuscrita de las Jen, quienes ya están al tanto de su beso traidor y su oculta vinculación con el equipo de Matemáticas, en la que le plantean un ultimátum: o ellas o los chaponcetes.

Pero la vida debe seguir. Los jóvenes, al igual que en los torneos de Matemáticas, han de enfrentarse a sus problemas y buscar  soluciones con los recursos propios:

MAX: [...] Yo me sinceré. Se lo dije Victoria. ¿Crees que fue fácil? Y tú... tú mentiste... a todos. Mentiste acerca de las mates, hasta que te pillaron.

VICTORIA: No era mi intención.

MAX: ¿Qué?... ¿Que te pillaran? Sabes, realmente llegué a creer que te gustaba estar en el equipo de Matemáticas.

VICTORIA: Me gusta, creo. O sea...

MAX: Entonces, ¿dónde está el problema?

VICTORIA: El problema es que me siento justo en medio de las dos, Jen y Jen. Una a cada lado. En la clase de Inglés, que voy a tener que repetir durante el verano si me salto otra...

MAX: Pues no te la saltes. Vete a clase y siéntate allí, justo en medio de ellas. Haz tus deberes. Porque para aprobar Inglés puede que tengas que abrir el libro y leerlo. Y cuando estés en clase, levanta la mano. Abre la boca, y no para meter una barrita de Big Red. Por si aún nadie te lo dijo Victoria, tienes que dar la cara. Como el resto de nosotros en este instituto.

Pese a todo, el equipo de Matemáticas gana su pase a la final. El gran día del encuentro regional, durante la prueba de grupo, estallan definitivamente las tensiones contenidas. Peter sufre una leve intoxicación y vomita durante la competición, Franklin y Max se pelean, y Jimmy y Victoria rompen en mil pedazos el ejercicio del grupo. Pero este desastre tiene efectos catárticos. Los miembros del equipo de Matemáticas consiguen recomponer sus relaciones dispuestos a iniciar una nueva etapa. Franklin acepta la homosexualidad de Max. Peter le pide a Victoria que salgan juntos y le acompañe al baile de la promoción. Jimmy conoce a una chica y la invita a unirse al equipo del próximo curso. Y Victoria, la reina del equipo de Matemáticas, que ha aprobado Inglés sorprendiendo a las Jen con una brillante exposición de El guardián entre el centeno, será la capitana del equipo el próximo curso. Además, ha mejorado sus relaciones con su madre y espera ansiosa visitar a su padre en California... “Porque, por si acaso no se han dado cuenta, he conseguido que π sea algo a tope, a tope de guay”.

El análisis

En palabras de la autora de esta divertida comedia: “Creo que el mensaje de la obra, si hay alguno, es que se trata de darse cuenta de quien eres y quien quieres ser”. Para desarrollar ese mensaje, Kathryn Walat ambienta su pieza en un instituto porque es a esas edades cuando se empieza a tomar decisiones claves que marcarán el futuro de cada individuo, cuando nos enfrentamos con problemas de convivencia con los padres, sufrimos los primeros amores y desamores, tenemos responsabilidades en nuestros estudios,... en una palabra: maduramos. Pero además es la época en que vivimos estas vicisitudes con una pasión y una intensidad sin límites, y nadie está libre de inseguridades, de dudas y de secretos. La clave podría estar en el lema que Victoria leyó en sus fortune cookies: “Harás grandes cosas, pero tienes que hacerlas”.

Las Matemáticas cumplen en Victoria Martin: Math Team Queen una función secundaria. Ciertamente, la autora ha evitado cuidadosamente introducir detalles técnicos que pudiesen “espantar” al espectador más allá de la vaga mención a la irracionalidad de π en el diálogo entre Peter y Victoria. No obstante, sí se tocan varios aspectos acerca de los que merece la pena reflexionar.

La mala reputación de las Matemáticas. A la hora de elaborar la estructura principal de la obra, la autora necesita buscar un elemento que el público asocie como impopular, negativo, carente de cualquier atractivo, y que se oponga diametralmente al éxito social que persigue Victoria, representado por las Jen, su novio Scott y una actitud rebelde y “a la moda”. Y elige a las Matemáticas. En palabras de Victoria: “El equipo de Matemáticas no es ni siquiera detectado por el radar social de Longwood High School. Es como... un agujero negro en el universo de la popularidad”. Malo es que se siga produciendo esta asociación basada en lo que Sánchez Ron describía en un artículo como “la mala fama social, la leyenda negra, que desde hace generaciones afecta a esta venerable, varias veces milenaria, materia”, pero peor aún, según el historiador, es que no seamos capaces de transmitir las inolvidables experiencias a que dan lugar las Matemáticas: “Nadie es igual después de haber pasado por semejantes experiencias; en cierto sentido le cambian a uno la vida, porque se da cuenta de lo que es capaz de hacer, de que existe un universo mental al que puede acceder, aunque sólo sea asomándose a territorios que indudablemente esconden más tesoros...”. Por eso es tan importante que la autora no sólo narre a través de Victoria las increíbles sensaciones que una persona, un o una estudiante, puede experimentar al resolver un problema matemático sino que, implícitamente, las equipare a las de anotar una canasta decisiva.

No duda tampoco Kathryn Walat en introducir, para ir desmontándolos sutilmente, muchos de los habituales clichés asociados al buen estudiante de matemáticas: chico, antisocial, marginado, aislado, blanco de bromas pasadas,... Personajes como Victoria Martin, Thomasina Coverly (Arcadia), Hal (Proof), presentan a jóvenes matemáticos alejados de esos burdos tópicos.

Las competiciones tipo Olimpiada de las Matemáticas. Sabemos, aunque sólo sea por las películas, que las competiciones son parte consustancial en la vida académica en institutos y universidades norteamericanos. Hablamos no sólo de las deportivas, algunos de cuyos extraordinarios atletas compiten en los Juegos Olímpicos y son estrellas mundiales, sino también de torneos de todo tipo y condición. Quién no se ha sorprendido, por ejemplo, al descubrir que se disputan campeonatos de deletreo (spelling). En nuestro país estos campeonatos son más bien escasos aunque, sana excepción, la Olimpiada Matemática cuenta con una amplia tradición. Son pocos los datos que nos proporciona Kathryn Walat que nos permitan reconstruir la estructura del torneo de matemáticas en el que compite el Longwood High School. Tan solo algunas pistas acerca de la composición de los equipos, que deben poseer representantes de todos los cursos, y del tipo de problemas que se preguntan: “En las competiciones de Matemáticas se trata de partir de algo que deberías saber, o que tal vez sepas, y dar un paso adelante”. Los equipos deben enfrentarse también a una prueba de grupo: “Bien, una persona ataca el primer problema y cuando lo tiene resuelto pasa la respuesta a la segunda persona quien coge esa respuesta y la substituye en una de las variables del segundo problema. ¿Y si la respuesta fuese claramente incorrecta porque no encajase bien en el siguiente problema? Entonces se la devuelves a la primera persona y le dices que su respuesta no está bien ya que no funciona en el siguiente problema...”. Pero, lamentablemente, no tenemos ningún ejemplo concreto, ya que no hay ninguna escena en la que se muestre el encanto e interés de un torneo de estas características. No obstante, los propios integrantes del equipo nos dan una pista de cual podría ser un típico problema, un problema formulado no en lenguaje matemático sino con palabras:

JIMMY: ¿Ayer, en la furgoneta? Tuvimos que arreglarlo para que Franklin no estuviera al lado de Max [...] y Peter y Victoria no podían sentarse juntos porque...

[...]

FRANKLIN: El caso es que Jimmy no quería sentarse al lado de ninguno de los dos.

VICTORIA: Además, Jimmy tiene que sentarse junto a una ventana porque se marea.

PETER: Todos juntos, en una furgoneta, moviéndonos a lo largo de una trayectoria y acelerando a una velocidad...

VICTORIA: Era un problema  “de lógica”.

La chicas y las Matemáticas. Victoria Martin se une al selecto grupo de heroínas matemáticas teatrales, encabezado por Thomasina Coverly (Arcadia), Catherine (Proof) e Hypatia (The Five Hysterical Girls Theorem). Todas ellas se erigen como símbolos de la lucha por conseguir para la mujer la igualdad de oportunidades que le corresponde, y que le fue negada hasta hace muy poco, para desarrollar plenamente su potencial como matemáticas y científicas. El elemento novedoso que Kathryn Walat introduce es el de reflexionar sobre el efecto de las acciones de “discriminación positiva” encaminadas a paliar la escasa presencia de mujeres en puestos que históricamente les han sido vedados. La opinión de la autora no puede quedar más clara a la vista de las beneficiosas consecuencias derivadas de la irrupción de Victoria Martin en el equipo, tradicionalmente masculino, de Matemáticas. Permítasenos traer a colación, aunque puedan parecer anecdóticos, dos hechos recientes. No había ninguna chica entre los 6 integrantes del equipo español que participó en la 51 Olimpiada Internacional de Matemáticas celebrada en julio de 2010 en Astana, Kazajstan. Entre los acuerdos tomados en la reciente Asamblea General de la IMU, destaca la elección, por primera vez en la historia de esta institución, de una mujer, la profesora de la Universidad de Princeton de origen belga Ingrid Daubechies, como presidenta.

Victoria Martin: Math Team Queen es una obra amena y divertida que, como hemos visto, no por ser una comedia de ambiente juvenil deja de plantear asuntos de interés para el público de cualquier edad. Pensamos que esta pieza podría tener una excelente acogida en nuestros institutos, no sólo por su contenido y temática sino porque, por sus características, se presta para ser representada por jóvenes.

 

Referencias

[1] Kathryn Walat, Victoria Martin: Math Team Queen. Samuel French, Inc. New York. 2007.

[2] Ira Flatow, N.Y. Stage Play Celebrates 'Math Team Queen'. Transcripción de la entrevista a Kathryn Walat en Talk of the nation: Science friday. National Public Radio, 19 de enero de 2007.

[3] Neil Genzlinger, Theater review: The Math Rookie Is a Girl, a Big Problem for the Geeks. The New York Times. 2007.

 

Notas:

[1] Victoria afirma saber de memoria las primeras 52 cifras de π, aunque en el libreto de la obra se reproducen exactamente la parte entera de π y sus primeras 50 cifras decimales.

 
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