157. ¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión
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Escrito por Alfonso Jesús Población Sáez   
Martes 05 de Enero de 2021

Si recuerdan la anterior reseña, acabábamos el año hablando de ñoñerías. Como seguimos de fiestas navideñas, empezamos el año nuevo con más de lo mismo (esta peli se estrenó un 8 de enero de 1965), una comedia familiar con las que los yanquis hacían soñar al mundo con su idílica way of life (que luego descubrimos/descubrieron que era más falsa que una gaseosa sin azúcar).

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Si leemos el cartel anunciador de la película, nos dice (traduzco a mi aire): “¿Qué es toda esa escandalera? Son carcajadas, ... ¡¡por la película más divertida del año!!

Y debajo nos relata prácticamente todo el argumento de la película:

Un profesor de poesía descubre que su hijo de ocho años es:

1.- Un genio matemático

2.- Un músico con un oído pésimo

3.- Un artista daltónico

4.- Un espabilado por una gatita sexy de 36 – 24 – 36 llamada “Querida Brigitte”.

Añada apuestas de caballos, adolescentes conspiradores, y te troncharás a cada minuto.

Como es mi costumbre, empezamos conociendo sus datos técnicos y artísticos:

Ficha Técnica:

Título: Querida Brigitte. Título Original: Dear Brigitte. Nacionalidad: EE. UU, 1965. Dirección: Henry Koster. Guion: Hal Kanter, basado en la novela Erasmus with Freckles de John Haase. Fotografía: Lucien Ballard, en Color De Luxe. Montaje: Marjorie Fowler. Música: George Duning. Producción: Fred Kohlmar y Henry Koster. Duración: 100 min.

Ficha artística:

Intérpretes: James Stewart  (Profesor Robert Leaf), Fabian (Kenneth “Kenny” Taylor), Glynis Johns (Vina Leaf), Cindy Carol (Pandora “Panny” Leaf), Bill Mumy (Erasmus “Ras” Leaf), John Williams (Peregrine Upjohn), Jack Kruschen (Doctor Volker), Charles Robinson (George), Howard Freeman (Rector Sawyer), Jane Wald (Terry, la esposa de George), Alice Pearce (Empleada de la Oficina de empleo), Jesse White (Cliff Argyle, el corredor de apuestas), Gene O'Donnell (Teniente de Policía Rink), Ed Wynn (El Capitán), y por supuesto, aunque no aparezca en los títulos de crédito, Brigitte Bardot, haciendo de ella misma.

Argumento

Aunque ya está bien resumido en la traducción del cartel publicitario hecho anteriormente, digamos que James Stewart interpreta a un profesor despistado que vive en su mundo, esta vez poeta, convencido del desastre mundial que va a suponer el auge de las ciencias en detrimento de las humanidades. Y descubre con estupor y resignación que su hijo es un negado total para todo lo artístico (música, pintura, literatura) salvo para las matemáticas para las que es un auténtico genio.

Conocidas las altas capacidades del niño, todos los que le rodean intentan sacar beneficio de las mismas, aunque el único deseo de éste es conocer a Brigitte Bardot, a la que todas las noches escribe una carta. Y mientras, su padre, intentando que nadie se aproveche del chico, aunque las penurias económicas familiares quizá le hagan cambiar de opinión...

Comentario, análisis y curiosidades

Se describen y resuelven varias cuentas y ejercicios de matemáticas a lo largo de la película, todos de tipo aritmético, completamente rutinarios (sí, sí, ya sé que desgraciadamente así son las clases de muchos profesores, así que en ese sentido esta película de hace 56 años, sigue describiendo muchos aspectos actuales), sin demasiado interés matemático. Pero es un entretenimiento (malevolo, pero divertido, si los hay) comprobar y localizar errores en las resoluciones.

Uno de los enfrentamientos que aparecen en la película es el de Quico (el niño en la versión original se llama Erasmus, aunque por comodidad lo llaman Ras, pero era una moda, o quizá era norma del régimen, el “españolizar” todo lo posible en el doblaje, para que no nos familiarizaramos excesivamente con lo foráneo; así nos va hoy con los idiomas) con una “moderna computadora” (un panel de plástico lleno de lucecitas, como vemos en la imagen), que acabará sucumbiendo ante el chaval.

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Esta misma máquina-decorado fue la utilizada en otra película de la misma productora que comentamos hace tiempo, Su otra esposa (Desk Set, Walter Lang, EE. UU., 1957; ver la reseña 65) y en el clásico de terror La mosca (The Fly, Kurt Neumann, EE. UU., 1958). Había que rentabilizar inversiones.

También los títulos de crédito emulan los pixels de las máquinas de aquellos años. Además de los nombres de los actores principales (que se repiten con letras “normales” por si el espectador no se entera de lo que pone), aparecen algunas expresiones matemáticas y el juego del tres en raya (tic-tac-toe, en inglés, recordemos), como vemos en las imágenes siguientes:

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Vayamos por orden, según transcurre la película. Empieza con los improperios del padre ante todo lo que suene a científico. Sale discutiendo de la universidad, gritandole al rector:

– ¡¡Estoy harto ya de vosotros y de vuestra maldita ciencia!!

Al parecer la universidad ha instalado una central nuclear de uranio en su campus, y desconfia de que “cualquier mañana se presenta uno de esos sabiondos con una borrachera de éxitos y de vino, aprieta un botón que no corresponde, o echa demasiado uranio al plutonio, y ¡¡wham!!”. Ya sabemos, los años en que todo lo nuclear tenía en la opinión pública un efecto muy negativo, en parte por la mala propaganda precisamente de los medios de comunicación (y el desconocimiento, claro, y que la gente sólo veía ensayos de bombazos, y tenían reciente lo de Hiroshima y Nagasaki, y bueno, había miedo, era entendible). Ahora, ¡¡una central nuclear en un campus universitario!! Un tanto excesivo. Seguramente fuera un simple laboratorio.

Un poco más adelante vuelve a la carga (a sus alumnos):

Anoten mis palabras: Dentro de cinco años nos veremos aplastados por los científicos. No habrá más que científicos donde quiera que se detenga nuestra vista, por mucho alcance que esta tenga. Y la base de la verdadera civilización, como es la literatura, la filosofía y las artes, ¡olvidada! ¡Olvidada! Tan muerta como el minué. Y en lugar de estudiar al ser humano, y la poesía de sus sueños, todo el mundo trabajará en una máquina de ahumar jamones de Virginia por un, por un sistema electrónico, o hará de las gallinas una ametralladora, pthump, pthump, pthump, ¡venga a poner huevos! ¡La gran evolución de la tecnología! Máquinas de tal perfección y tan rápidas, que automaticamente dejarán sin trabajo a un millón de obreros de la noche a la mañana. ¡Un gran adelanto! Personalmente, no quiero hacer el vuelo de San Francisco a Nueva York en menos de una hora, vaciando mi estómago sobre cualquier lugar de Denver. Le tengo delicado. Me niego a ser cómplice de ello.  En fin, menos mal que sólo es un estereotipo cómico (¿o no?).

Presentado el personaje, que algunos profesores compañeros califican de medieval (¡¡qué mania de oponer siempre la materialización de la sociedad y la desaparición del humanismo frente al avance científico!! ¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestiónSi en realidad, las limitaciones del ser humano ante la Naturaleza y los avisos de su progresiva destrucción han venido advertidas por los científicos y desde luego el mayor materialismo lo han traido los políticos. En fin, se ve que el discurso calumniador y tendencioso, no es exclusivo de la era Trump, aunque en todas partes cuecen habas, sin duda, y tampoco deberiamos generalizar respecto a unos y otros), el primer gran golpe a su ideal lo recibe cuando la profesora relata a los padres que su hijo es capaz de realizar operaciones grandes mentalmente:  9 x 12, 17 x 142 y 2765 x 127976.

El padre le ruega que no diga nada, que es necesario pensarlo bien. La maestra sentencia:

Ante todo debemos pensar en el muchacho, no en el matemático.

No obstante, el padre habla a solas con el niño, preguntándole si tiene algún truco, porque es imposible que realice esas operaciones mentalmente con tanta rapidez. Y le pregunta por 1726 x 8726. Quico le responde en el acto: 15061076.

¿Es eso?, pregunta a su esposa con cara de incredulidad. Voy a decirte una cosa: no quiero que vuelvas a hacerlo más. Porque si alguien llegara a descubrirlo, ¿sabes lo que dirían de ti? Fíjate, ahí va Quico Leaf, ¡¡un matemático!!Y nosotros no queremos que digan eso, ¿verdad?

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Pero la cosa no será fácil de ocultar. Sobre todo cuando, en un banco (ver imagen), mirando la pizarra del balance anual, el chico dice a su madre en voz alta que está mal, que han puesto 1012 dólares más de los reales. El director de la entidad pasa en ese momento por allí (ver imagen), y pide a un empleado que compruebe con una máquina si es verdad lo que dice el chico, que encima les vacila diciendo que “El error está en la última columna”. Y comprueban que está en lo cierto.

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Al día siguiente es noticia en todos los periódicos locales: “Niño de ocho años hacer quedar como un mono a un computador de banco”.

Desde ese momento, periodistas, profesores de la universidad, medios de comunicación etc., lo acosan. “¡Pobre hijo! Mi niño esclavo del cálculo”, indica su padre, desesperado.

Pero no sólo la amenaza vendrá del exterior. Su hermana mayor, por la noche entra en su cuarto, pidiendole que le haga sus deberes. Claro, el niño no sabe de qué le habla:

Quico: ¿Qué es la raíz cuadrada?

Panny: Es el número que multiplicas por si mismo para obtener otro número. Por ejemplo, 2 x 2, 4, 2 es la raíz cuadrada de 4. ¿Entiendes? Tienes que sacar la raíz cuadrada de 221 con tres cifras decimales.

Quico: 14 con 866 milésimas.

Panny: ¡Eres un genio, hermanito!

No sólo la hermana, también el novio de la hermana, Kenny, se “aprovecha” del genio. En una cafetería, le pide que le resuelva sus deberes:

¿Matemáticas o B.B.? Esa es la cuestión

Kenny: Un ascensor de un edificio de 60 pisos hace los siguientes viajes: empieza por el primer piso hasta el piso 20, baja 4, sube 8, baja 3, baja 17, sube 10, baja 1, sube 5, sube 11, baja 22. ¿Dónde se encuentra el ascensor?

Quico: Séptimo piso.

Efectivamente, no hay más que hacer 20 – 4 + 8 – 3 – 17 + 10 – 1 + 5 + 11 – 22. Lo que cuesta creer es que el novio de la hermana, talludito y bastante “suelto” en otras lides, no sepa resolver tamaña gilipollez (con perdón).

El siguiente ejercicio dice:

Kenny: Si un pionero hubiese llevado una acción de un dólar el día que embarcó en Plymouth Rock, y esta acción venciera un interés compuesto de un 5% anual, ¿cuánto valdría dicha acción en el día de la fecha?

Panny: Le falta la fecha de embarque.

Kenny: El 16 de diciembre de 1620.

Quico: 18 millones 532 mil 311 dólares y 52 centavos.

En la versión original son 42 centavos en lugar de 52 pero bueno, no nos pondremos demasiado exigentes. En el fotograma que ilustra esta escena, vemos a un joven con gafas, detrás de Quico que no pierde detalle. Éste (Orville de nombre) y Kenny se valdrán de Quico para apostar (y ganar) en las carreras de caballos (no serán los únicos posteriormente).

La última referencia que pudiera considerarse matemática, vuelve a tener que ver con efectuar operaciones aritméticas complicadas mentalmente. Tiene lugar en la universidad en la que trabaja el profesor Leaf, que a regañadientes acepta que hagan al niño una prueba para ver si tiene capacidades realmente o es un fraude. Le plantean dos cuestiones:

1.- La estrella más cercana a nuestro plantea es Próxima Centauri. La luz de la estrella tarda 4 años y 3 meses en llegar a nosotros, y la velocidad de la luz es de 300000 kilómetros por segundo. ¿Cuánto tiempo tardaría un cohete viajando a la velocidad de 22000 millas por hora en llegar a la estrella?

Por supuesto, apenas han acabado de formular la cuestión, Quico ya está dando la solución: 129650 años 199 días 2 horas 10 minutos y 54 segundos. Bastante tiempo después, el enorme computador que vimos anteriormente en una de las imágenes suministra una hoja con la misma respuesta. Los asistentes no dan crédito.

Seguramente al lector atento le habrá llamado la atención la diferencia de unidades en un mismo enunciado. La velocidad de la luz en kilómetros por segundo, mientras que la del cohete en millas por hora. No se trata de una complicación más para Quico, sino como antes, una sunto de doblaje. En la versión original de la película, la velocidad de la luz se indica como 186000 millas por segundo. La equivalencia es que 1 milla son 1,60934 kilómetros, pero en España estamos más familiarizados con los 300000 kilómetros por segundo. Lo que deberían haber doblado también son esas 22000 millas por hora (que serían 35405 kilómetros), aunque la cantidad, al no salir un nímero más “redondo”, optarían por dejarla en millas. ¿Y quien iba a atender o percatarse de la diferencia de unidades, en una película con “otros alicientes”?

En cualquier caso, veamos si los cálculos de Quico y la máquina son correctos: utilizando los datos de la versión original, esto es, con la velocidad de la luz 186000 millas por segundo, caculemos la distancia entre Próxima Centauri y La Tierra. El espacio, como sabemos, es la velocidad por el tiempo. Pasemos los 4 años y 3 meses a segundos:

1 dia = 24 * 3600 segundos = 86400 segundos

3 meses = 3* 30 * 86400 segundos = 7776000 segundos

4 años = 4 * 365 * 86400 segundos = 126144000 segundos

4 años y 3 meses = 126144000 + 7776000 segundos = 133920000 segundos

Por tanto, la distancia será de 186000 * 133920000 = 24909120000000 millas. El cohete, desplazandose a una velocidad de 22000 millas por hora, recorrera esa distancia en

24909120000000/22000 = 1.1322327272727272727 * 10^9 horas

Esas horas son (1 año tiene aproximadamente 8760 horas) 129250,3113 años. ¡¡Vaya, parece que no cuadran los datos!! Pero es que en la versión original de la película, Quico dice “129354 years, 199 days, 2 hours, 10 minutes, and 54 seconds”. La discrepancia proviene de utilizar 365 dias por año. Cuando yo estudié la EGB, en la escuela nos decían que se tomaban 360 días por año y 30 días por mes. Rehaciendo las cuentas de antes con 360 dias, salen 129354,545454.... Por tanto, los años cuadran en la versión original (no en la doblada al castellano, que se han confundido, como suele ser norma). Terminemos comprobando los dias, horas, minutos, segundos, a ver si cuadran con los decimales que se obtienen.

Para pasar 0.545454 .... años a dias, basta con multiplicar por 360 como hemos dicho. Salen 196.363636.... días. Pero sí tomamos 365, tenemos 199.0909.... días. ¿En qué quedamos? ¿Tomamos 360  o 365 dias? Después para los días, multiplicamos 0.09090909...* 24 = 2.18181818... horas; para los minutos, 0.18181818.... *60 = 10.909090... minutos; y finalmente para los segundos, 0.90909090...* 60 = 54.545454... segundos. Por tanto, todos los datos son correctos, en la versión original, salvo que cuando quieren toman el año con 360 o con 365 días.

2.-  Dividir 17 trillones 590 billones 38 millones 552568 entre 680.

Quico anuncia que la máquina no podrá hacerlo, porque no sale una cantidad exacta, porque los únicos divisores son 8191 y 2147483647. Esto es claramente un error de guión, porque al multiplicar esas dos cifras, obtenemos 17590038552577, esto es, una unidad menos que el número que mandan dividir. En cualquier caso, una división no exacta nunca provocará el colapso de un computador, por muy antiguo que sea.

Hay algunas referencias sobre la necesidad de utilizar el cálculo de probabilidades y las estadísticas para poder tener un mínimo éxito en las apuestas. Lo comenta la hermana, Panny, a sus padres, pero como ven, los guionistas redujeron las matemáticas a la aritmética (quizá para que el público general no se pierda demasiado). Si alguien desea saber cómo sigue la película, no es difícil localizarla en la red (tampoco imaginarse qué va a suceder).

La película tiene un aire a producción Disney, y no por casualidad ya que en su momento se barajó esa posibilidad con Bing Crosby como protagonista. Sin embargo, la remodelada 20th Century Fox se hizo finalmente con los derechos. No estuvo claro que Brigitte Bardot quisiera aparecer. La actriz francesa exigió para ello no figurar en los títulos de crédito ni en la publicidad de la película. Los productores idearon entonces un ardid como reclamo: cambiaron el título previsto inicialmente para la película (el homónimo de la novela) sólo para que apareciera la palabra “Brigitte”, y así dar pistas sobre la posible presencia de la popular actriz. Por otra parte, el elenco contaba con el cantante juvenil Fabian Forte, idolo adolescente de los cincuenta y los sesenta de los muchos que surgen a como sucedáneos de Elvis Presley. Apareció en varias películas cantando, pero ya en la época de ésta, de cantar nada: sólo poner la cara bonita y rodearse de chicas. Si ven la película, observen que aparece inmediatamente después de James Stewart en los títulos de crédito, cuando su papel en la película es bastante menor que el de otros actores.

Otro aspecto que pretende actualizar este tipo de comedias, y alejarse de la blandenguería Disney, es la presencia de chicas en traje de baño y gags de cierta malicia, por supuesto simples sugerencias, como la de la vecina que posa desnuda para que su marido la retrate, el deseo de todo el mundo (el taxista francés en particular) de conocer en persona a B.B., o el orgullo de James Stewart por su hijo, no por ser un genio matemático, sino por haber puesto el ojo en la mencionada B.B. (por cierto, la permisividad con la hija mayor, roza, para la época, el completo desinterés; desde luego la lectura actual, con los parámetros actuales, sería bastante crítica con los roles masculino/femenino que se muestran).

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