79. Estrellas "ascendidas" a galaxias
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Escrito por Miquel Barceló   
Jueves 14 de Junio de 2012

La gran frontera del espacio

Ocurrió hace ahora treinta y cinco años. Casi sin comerlo ni beberlo, George Lucas se encontró con un fabuloso éxito con su Star Wars, estrenada precisamente el 25 de mayo de 1977. Fue el primer gran éxito popular del cine de ciencia ficción.

Hay que decir que, antes de eso, George Lucas había prácticamente fracasado en su primera película. En 1971 (a sus 27 años), estrenaba su THX 1138, una pretenciosa y casi incomprensible película de ciencia ficción distópica que supuso su estreno como director con un mal resultado. Afortunadamente, pudo recuperar la confianza de los estudios con esa American Grafitti, de 1973, donde Han Solo (perdón, quise decir Harrison Ford) aparecía por primera vez bajo las órdenes de Lucas.

Luego, Lucas rebajó sus pretensiones con la ciencia ficción y se lanzó a la más popular aventura de space opera que se hubiera filmado nunca hasta 1977. Parece que quería filmar los cómics de Flash Gordon y no obtuvo los derechos, por eso probó con una space opera inventada, aunque sumamente clásica en su planteamiento. Fue eso de cambiar el revolver por la pistola de rayos láser, las llanuras del oeste por las profundidades del espacio y el caballo substituido por las naves espaciales. Aventuras sin cuento en ambiente tecnológico futurista. Y fue un gran éxito. Esa Star Wars exigió enseguida una primera trilogía.

1968: Ciencia ficción "seria" con Kubrick

Posiblemente, Lucas había intentado con su THX 1138 nada más y nada menos que seguir la huella de una de las grandes sorpresas en el cine de ciencia ficción como había sido 2001, una odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick.

Hay que recordar que la ciencia ficción en el cine, durante los años cincuenta y sesenta, tenía la consideración de "serie B" (cuando no, seamos sinceros, de una verdadera "serie Z" del todo ridícula).

Sirva como ejemplo esa "cosa" llamada Plan 9 From Outer Space (1959) de Ed Wood al que Tim Burton dedicó un curioso "biopic" en Ed Wood (1994).

Por si alguien no ha visto ninguna de esas dos películas, la historia de Plan 9 From Outer Space es caótica, con efectos especiales de lo más cutre y en ella se usaron escenas de otros rodajes fallidos y con temática completamente distinta. Como ejemplo citaré la "intervención" del actor Bela Lugosi (el intérprete del Drácula clásico, fallecido en 1956), gracias, por ejemplo, a escenas del rodaje fallido de Tombe of Vampire. Para completar este metraje ya filmado, a Wood no se le ocurrió otra cosa que sustituir a Lugosi por su quiropracticante personal, Tom Mason, con el problema añadido de que éste era bastante más alto que Lugosi y tuvo que estar toda la filmación "encogido" y con la cabeza gacha...

Aunque Plan 9 From Outer Space tiene el curioso honor de ser considerada "la peor película de ciencia ficción jamás filmada", lo cierto es que no deja de ser un buen representante de la falta de cuidado con que se hacía el cine de ciencia ficción (un cine de "monstruos", básicamente) en los años cincuenta y sesenta.

Hay brillantes excepciones como The Day the Earth Stood Still (Ultimátum a la Tierra, de Robert Wise en 1951) o Forbidden Planet (Planeta prohibido, de Fred M. Wilcox, en 1956), pero lo cierto es que el cine de ciencia ficción era entonces de muy baja calidad y resultaba ridículo con esos monstruos extraterrestres de cartón-piedra de pacotilla, esas mujeres asustadas y esos héroes más o menos científicos que lucían un monumental desconocimiento de la ciencia.

Sorprendentemente, en 1968, Stanley Kubrick, con 2001, una odisea del espacio, demostró que con la ciencia ficción como temática también podía hacerse cine inteligente, bien hecho y sugiriendo muchos interrogantes al espectador. Pero Kubrick era mucho Kubrick y pocos le discutían su capacidad cinematográfica. Si he de decir la verdad, entonces resultó incluso patético el desconcierto de esos "habituales sospechosos", los críticos de cine, quienes, lógicamente, no entendían la película pero no se atrevían a hundirla por aquello de que, como he dicho, Kubrick era mucho Kubrick.

O sea que, a finales de los sesenta, Kubrick hizo evidente que la ciencia ficción podía resultar interesante y sugerente intelectualmente. Incluso en el cine.

1977: Ciencia ficción divertida y popular con Lucas

Pero aunque Kubrick había "dignificado" la temática de ciencia ficción, lo cierto es que, el final abierto de 2001, una odisea del espacio había dejado un estela de posible incomprensión. La ciencia ficción podía tratar temas de hondura intelectual, sí, pero no era divertida ni popular. Todo lo más podía resultar espectacular si los efectos especiales se hacían bien como logró Kubrick.

Por eso es importante que Lucas, después de intentar seguir la estela de Kubrick con su THX 1138, se orientara, tal vez acuciado por la necesidad, hacia un enfoque popular y entretenido. Y eso hizo que Star Wars fuera la primera gran película popular, divertida y sumamente taquillera del cine de aventuras de ciencia ficción. No es poca cosa.

Hoy en día, ambas películas resultan ser hitos claros en la historia de la ciencia ficción y si 2001, una odisea del espacio dignificó la temática, lo cierto es que Star Wars la hizo popularísima. ¡Gracias Lucas!

La guerra de las galaxias: un atentado a la ciencia

Pero, ¡ay!, la dicha nunca es completa...

En Star Wars el malo de verdad es ese oscuro Darth Vader al final redimido, pero su maldad parece ser escasa comparada con la del traductor del título al español. Por su ignorancia (debía pensar que las únicas estrellas posibles eran las estrellas cinematográficas de Hollywood), se le ocurrió nada más y nada menos que una "guerra de estrellas" se entendería como un enfrentamiento entre actrices y actores de cine. Por ello sugirió eso de "La guerra de las galaxias" que, sí, suena más a ciencia ficción, pero convierte los desplazamientos, ahora entre galaxias, en algo mucho más difícil y dilatado en el tiempo. La primera en la frente.

Y, todo hay que decirlo, Lucas no usó buenos asesores científicos como hiciera Kubrick. Por eso vemos en esa imposible La Guerra de las Galaxias nada más y nada menos que naves quemándose y explotando con gran estruendo en el espacio (donde no hay oxígeno para quemar nada, ni aire para transmitir el sonido). Y además, cuando los láseres eran novedad, Lucas logró que todo el mundo pensara en los rayos láser como líneas discontinuas de colorines que se movían y hacían "tziu-tziu" y otros disparates parecidos.

Durante varios años, hasta la llegada ahora de los llamados "planes Bolonia", en la Universidad Politécnica de Cataluña, los profesores Jordi José y Manuel Moreno, profesores del departamento de Física e Ingeniería Nuclear, han impartido con gran éxito una asignatura llamada "Física y ciencia ficción". Formaba parte de esas asignaturas de campus o de libre elección, ofrecida en este caso por la Facultad de Informática de Barcelona de la UPC. En esa asignatura, se solía usar, en el examen final, un trozo de menos de dos minutos de duración de, creo, El retorno del Jedi (cuando el Halcón Milenario escapa de los cazas del imperio, "cae" en una especie de acumulación de asteroides y al final se refugia en uno de ellos que resultará ser la boca de un gran depredador del espacio).

La pregunta asociada a la visión de esos menos de dos minutos era, simplemente, detectar los DIEZ errores científicos que hay en ese trozo, repito, de menos de 2 minutos de duración. Ahora sabemos que no hay diez errores, sino catorce, ya que nuestros estudiantes han resultado ser incluso más observadores que nosotros y nos han desvelado errores en los que no habíamos caído.

El mensaje final

Por otra parte, hay ejemplos sorprendentes como el que depara el final de la primera película, hoy llamada La guerra de las galaxias: una nueva esperanza (la de 1977) y que ahora pretende ser la cuarta de la serie...

Ocurre justo al final de esa película, cuando el protagonista, Luke Skywalker, debe realizar la más compleja operación de pilotaje y bombardeo para acabar con el poderoso satélite de guerra del enemigo, la llamada "Estrella de la Muerte". Sorprendentemente en un film concebido para adolescentes a finales de los años setenta, el mensaje que se transmite al final, en el clímax de la película, es el de la negación de la tecnociencia y el abandono a los viejos poderes de la magia.

Luke, oye la voz como de ultratumba de Obi-Wan Kenobi diciéndole eso de "Usa la fuerza, Luke". Y así lo hace: desconecta el ordenador de a bordo (R2D2 es ese ordenador), y se abandona a la fuerza, es decir a la magia, a la intuición "mágica" para encontrar ese único punto posible en el que arrojar con éxito la bomba.

Debo la observación al escritor estadounidense de ciencia ficción Orson Scott Card, quien se sorprendía de la osadía de guionistas y directores transmitiendo un mensaje insólito para el siglo de la tecnociencia: cuando necesites hacer algo realmente difícil, no te ayudes de la tecnociencia a tu alcance, abandónate en manos de la magia (la "fuerza" en esa serie de películas) para resolver el problema a la vieja usanza.

Suelo usar, con adolescentes y jóvenes, la imagen paralela de lo que ellos saben sería un insólito comportamiento si sus profesores les piden obtener la raíz cuadrada de cualquier número suficientemente elevado: abandonar la calculadora electrónica que tienen a su alcance y confiar en la "fuerza" (la magia) para soltar, "inventando" de memoria, cualquier cifra que les venga a la mente, en la confianza de que ésa pueda ser la solución inspirada de manera mágica.

Mal ejemplo, en este caso el del cine que, pese a todo, sigue siendo una maravilla en cuanto a herramienta de comunicación y debería, mucho más a menudo de lo que intenta, aunar sus esfuerzos con los del conocimiento tecnocientífico para llevarnos a todos hacia un futuro mejor.

Una película convertida en trilogía

El lector observador habrá notado que he usado una imagen que sólo hace referencia a la primera trilogía, la formada por La guerra de las galaxias, El imperio contraataca (1980) y El retorno del Jedi (1983). Luego, esas tres primeras películas se han convertido en lo que Lucas llama los episodios cuarto, quinto y sexto de una serie más larga. Una serie que en sus últimas películas ha acabado olvidando el interés por los personajes y cayendo en manos de los espectaculares efectos especiales como tantas películas de ciencia ficción "sin alma" que nos ofrece Hollywood.

En el mundillo de la ciencia ficción corre el rumor de que, cuando la productora le pidió a George Lucas una continuación, el director (al que siempre se ha considerado como escaso de inventiva en sus argumentos) acudió nada más y nada menos que a Leigh Brackett. Brackett, además de autora de ciencia ficción y guionista de Hollywood (El sueño eterno o Río Bravo, ambas de Howard Hawks, son ejemplos de sus buenos guiones), fue también la esposa de Edmond Hamilton, uno de los maestros indiscutibles de la space opera. Era la persona adecuada a la que acudir. Parece que, una vez visionada la película, Brackett, constatando que la historia estaba terminada y bien cerrada, hizo más o menos en broma un comentario como "A menos que hagas que el malo sea el padre del bueno, no sé como puedes continuarla...". Y así se hizo. Y de ahí la saga y el aprovechamiento de ese malo tan malo que es Darth Vader.

Y, para terminar, una última revelación.

Como es lógico suponer, tras el éxito cinematográfico aparecieron las novelizaciones de las películas. Las de El imperio contraataca y El retorno del Jedi están firmadas respectivamente por Donald F. Glut y James Kahn citando a los guionistas como referencia. Pero la primera, con el título La guerra de las galaxias (no se publicó ni siquiera con el subtítulo "Una nueva esperanza"...), aparece firmada por el mismísimo George Lucas pero la escribió Alan Dean Foster, un conocido autor de ciencia ficción, que fue, por ejemplo, el autor de la historia original a partir de la que se hizo el guión de la primera película de Star Trek, otra gran saga espacial.

Incluso en la Wikipedia se dice textualmente: "It has long been known that Foster wrote the original novel of Star Wars which had been credited solely to George Lucas. Lucas brought to Foster the original screenplay, after which Foster fleshed out the backstory of time, place, planets, races, history and technology in such detail that it became canonical for all subsequent Star Wars novels" (Desde hace tiempo se sabe que Foster escribió la novela original de Star Wars que se había acreditado únicamente a George Lucas. Lucas proporcionó a Foster el guión original, del que éste concretó el trasfondo de tiempo, lugar, los planetas, razas, historia y tecnología con tal detalle que se convirtió en la imagen canónica para todas las novelas posteriores de Star Wars).

El mismo Alan Dean Foster me había confirmado el hecho cuando, en 1994, le invité a Barcelona como conferenciante en la entrega del Premio UPC de ciencia ficción. Bastante antes de la Wikipedia, por cierto...

En cualquier caso, gracias a George Lucas, Star Wars (me resisto a llamarla "La Guerra de las Galaxias") fue el primer gran éxito popular de la ciencia ficción cinematográfica: aventura, diversión, efectos especiales decentes aunque lo cierto es que la ciencia no sale en ella muy bien parada. No todo es posible... Y menos en Hollywood.

 

Para ver:

- La guerra de las galaxias (1977), director: George Lucas
- El imperio contraataca (1980), director: Irving Kershner
- El retorno del Jedi (1983), director: Richard Marquand
- La amenaza fantasma (1999), director: George Lucas
- El ataque de los clones (2002), director: George Lucas
- La venganza de los Sith (2005), director: George Lucas

 
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