VICIOS DE LA CORTE. Oriana mala fe
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El Mundo, 2 de Octubre de 2001
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OPINION
RAUL DEL POZO Platón descubrió que Dios se geometriza. Galileo Galilei confirmó que el universo está escrito en lengua matemática. Mucho más tarde, algunos califas pagaban a los estudiosos para que difundieran el algoritmo. El cero no existe en latín; viene del árabe sifr que significa vacío. Leonardo Pisano, en 1202, buscó una palabra latina que sonara de un modo parecido a sifr y escribió zephyrus, que se pronuncia zefirud, de ahí evolucionó a cevero y finalmente a cero. Los árabes no inventaron el cero; lo difundieron; fueron ellos quienes obtuvieron las primeras consecuencias teóricas. Algebra procede de la palabra árabe al-giabr. Nos creemos que la civilización es sólo obra nuestra, pero en 772, cuando en Europa imperaba el feudalismo y no había casi nadie que pudiera entender los libros de ciencia de los antiguos, en Bagdad, los embajadores llevaban como regalos no joyas ni oro, sino tablas de cálculos astronómicos escritas con el nuevo sistema.
Oriana Fallaci, una de esas periodistas que ha ido de guerra en guerra, de ciudad en ciudad y de personaje en personaje huyendo de sí misma, se ha encontrado en Nueva York con ella misma, enferma y franca, y ha escrito una arenga para las tropas que van a asaltar dentro de unas horas Afganistán. En su sábana santa ha resucitado al bárbaro sarraceno que buscaban los cruzados. Según la Madelón de los buenos, con ellos están la democracia, Homero y los viajes a la Luna y con los malos sólo hay piojos y fanatismo. Se mofa de Arafat porque le había dicho que los árabes habían inventado las matemáticas; como si los descubrimientos científicos fueran un concurso de la televisión.
Oriana Fallaci se pregunta algo que no se atreve a preguntar la extrema derecha, si esos moros que zanganean rezando cinco horas al día y estropeando los monumentos no los habrá pagado Osama bin Laden. A pesar de que algunos contertulios ponderen la declamación, a mí me parece peligrosa.
En la primavera de 1917, el ascensorista de un edificio de oficinas de Cleveland se vio obligado a recortarse las puntas del bigote porque recordaban demasiado a la bestia de Berlín, el kaiser; la lengua de los hunos fue boicoteada en las escuelas y universidades. En las dos guerras hubo represalias contra la población de la retaguardia. 120.000 estadounidenses de origen japonés fueron enviados a campos de internamiento, privados de sus propiedades y despojados de sus derechos recogidos en la Constitución. ¿Qué quiere Oriana? ¿Que se meta en campos rodeados de alambradas a los moros que zanganean por Europa? Hasta Papini advirtió que la apropiación de las conquistas científicas por parte de naciones confirma su ignorancia y su desvergonzada mala fe.

 
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