Niels Henrik Abel
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Lunes 06 de Mayo de 2013

Las series divergentes son en general una invención diabólica y es vergonzoso que se pretenda fundar sobre ellas demostración alguna. La parte más esencial de la matemática carece de base. Es cierto que la mayor parte de los resultados son exactos, pero esto es algo verdaderamente extraño.
En el análisis superior, sólo pocas proposiciones están demostradas de manera indiscutiblemente rigurosa. Constantemente se encuentra la deplorable costumbre de deducir lo general de lo particular y es sin duda muy notable que con tal manera de proceder no se llegue con más frecuencia a lo que se denominan paradojas.

 
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