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Santiago Fernández, matemático: -casi todo lo que hacemos en la vida son matemáticas-
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El Correo, 1 de julio de 2000

arturo garcía «Casi todo lo que hacemos en la vida son matemáticas»

Comprar, usar un teléfono móvil, subir a un autobús, son acciones presididas por los números y por las relaciones entre ellos

Santiago Fernández, director del Centro de Orientación Pedagógica de Sestao, clausuró ayer en los cursos de verano de la UPV un ciclo dedicado a la enseñanza de las matemáticas en Primaria.

-¿Cómo se convence a un alumno de la importancia de las matematicas?
-Hay que mostrarle situaciones de su vida cotidiana donde las utiliza sin darse cuenta para que comprenda su utilidad. Decidir sobre el tiempo es un problema matemático. El uso del móvil implica una relación matemática entre el gasto y el tiempo hablado. Son aspectos que estimulan su interés.
-¿Y qué interesa a un alumno de Primaria?
-Que les faciliten las cosas: aprender a contar, saberse los números+ A partir de esa edad, las matemáticas toman una altura que ya no entienden: sumas, restas o multiplicaciones. Pero los profesores no contextualizan, se pasan horas multiplicando y dividiendo, pero no muestran problemas relacionados con esas operaciones para que el alumno discurra y sepa si debe recurrir a una multiplicación o a una resta. Los problemas deben ser el elemento motor de las clases.
-¿Y por qué son tan difíciles?
-Es una materia en la que para alcanzar una cierta maestría en soluciones es necesario recorrer un camino obligatorio. Esa componente tan vertical y acumulativa repercute en su enseñanza más que en otras materias como la Historia. Si empiezas por la Historia contemporánea, se entiende por sí misma, pero en Matemáticas no: tienes que seguir un proceso obligado.
-¿Cúal es la fórmula adecuada?
-El profesor debe motivar con tareas interesantes que implican conocimientos extramatemáticos: leer, comprender, sacar consecuencias... Hay una estrecha relación con el lenguaje. La solución no es poner en la pizarra problemas desnudos: 6 más 4 igual a 10.
-¿Pero se puede con los bajos índices de lectura actuales?
-Que la gente lea poco no significa que yo contribuya a que lo haga menos todavía y deje de ponerles problemas por eso. En la escuela hay dos conocimientos básicos: las matemáticas y el lenguaje oral y escrito. Hay que combinarlos.
-¿Cómo?
-Hay que plantear situaciones en las que tenga que leer para que aprenda a comunicar ideas y sea capaz de ordenarlas. Darle la palabra, porque el profesor suele hablar mucho y los alumnos poco. La comunicación es fundamental para la comprensión de las cosas, también en matemáticas.
-¿Hay que alejarla de la especialización?
-Las matemáticas no tienen que separarse de las Humanidades porque son una creación del pensamiento humano. El niño debe aprender a interpretar el mundo también con claves matemáticas. Que sepa que las puertas son rectangulares y no circulares, porque es una figura geométrica que permite introducir objetos más grandes girados convenientemente. Tiene que estar conectada con las demás áreas.
-¿Con la calculadora pierden los niños agilidad mental?
-La calculadora sólo hace operaciones, es ciega. Ahorra tiempo en tareas sin interés para la enseñanza: grandes sumas, divisiones. En el siglo pasado saber hacer cuentas complicadas servía para encontrar trabajo, hoy no tiene sentido
-¿Sigue siendo el ,coco,?
-Siempre ha sido el coco; hay quien se enorgullece de que las odia. Lo que ocurre es que desconoce su valor práctico porque se enseñan como algo instrumental y acumulativo, pero las matemáticas no están en la escuela por ese motivo: son necesarias porque desarrollan el aspecto formativo del alumno: proponen soluciones trasladables a su vida cotidiana.
-¿Por ejemplo?
-Para comprar un piso pones en escena habilidades matemáticas sin darte cuenta: el pensamiento geométrico, el numérico, el proporcional. Desde que miras los metros cuadrados en relación al precio. Calculas cuánto puedes pagar a partir de lo que ganas. Entonces tienes que tomar una decisión y eso es lo importante, eso es lo que hay que enseñar al niño, a decidir. Casi todo en la vida es matemáticas: si planificas un viaje sigues un horario, precios, tablas de cambio de moneda, son cálculos matemáticos a los que no damos importancia.

 

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