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Everest Boole, Mary (1832-1916) - Página 2
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Escrito por Juan Jesús Barbarán Sánchez (IES "Almina" de Ceuta)   
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Everest Boole, Mary (1832-1916)
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El primer acercamiento de Mary a las Matemáticas vino de los estudios con su tutor, Monsieur Déplace, con quien ella estaba muy encariñada y que le daba clases durante dos horas diarias, desde las 6:00 a las 8:00 todas las mañanas. Su estilo particular de enseñar, quizás inspirado en el de Rousseau, hizo que le resultara fácil a Mary destacar en sus estudios y esto es algo que nunca olvidaría. Mary recordaba una vez, “Monsieur Déplace es el héroe de mi idilio. Deseo, aunque sé que el deseo es vano, poder transmitir cualquier impresión adecuada de la manera en que él envolvió mi vida con una influencia protectora sin la más mínima interferencia ni con mis pensamientos ni con mis sentimientos” [4]. Déplace les explicaba los conceptos nuevos a sus alumnos haciéndoles una serie de preguntas y pidiéndoles que las contestaran tan pronto como pudieran. Seguidamente analizaba con sus alumnos tanto las preguntas como las respuestas.

La familia regresó a Inglaterra cuando Mary tenía once años una vez que su padre se había recuperado de su enfermedad y este pasó a ser reverendo de una iglesia en Wickwack, a los pies de Costwold Hills. Su padre estaba fascinado con el talento tan brillante de Mary y a su vez preocupado porque sabía que en Inglaterra le sería imposible continuar de forma reglada con su formación. Mary usó los libros de su padre para continuar su preparación matemática y conoció a brillantes amigos de su padre tales como Herschel y Charles Babbage. Fue entonces cuando Mary fue sacada del colegio y se convirtió en la ayudante de su padre. Mary se dedicó a hacer tareas como visitar a ancianos, dar clases en una escuela los domingos y ayudar a su padre con sus sermones.

El hecho de que Mary abandonase el colegio no significó terminar con sus estudios. Ella aprendió sola Cálculo y decía: “Encontré pronto en la biblioteca un libro de fluxiones en el que me sumergí con deleite”. [3] “Después de que me había divertido con mi premio durante una semana, mi padre me encontró con el libro y se lo llevó, diciéndome que la notación de la fluxión estaba desfasada y era inapropiada, y no era bien recibida en Cambridge.” [3] Como las mujeres no eran admitidas en Cambridge, Mary no tuvo forma de descubrir esto por sí misma. “Volví a mi libro de Cálculo, y encontré, para mi gran alegría, que ahora todo estaba perfectamente claro para mí.” [3]

Todavía, Mary no había terminado del todo sus estudios. Fue cuando Mary visitó a sus tíos en Cork (situado al este de Irlanda) cuando tuvo la oportunidad de dar respuesta a sus preguntas.

A través de su tío John, profesor de Lenguas Clásicas en la Universidad de Cork, y cuando tenía dieciocho años, Mary conoció al ya famoso matemático George Boole que era profesor de Matemáticas en el Queen´s College de Cork y se convirtió en su tutor. Mary le comentó a George las dificultades que había tenido con el Cálculo y cómo el método desfasado de aprendizaje de Monsieur Déplace le había ayudado. Mary compartió mucho tiempo con Boole tanto de ocio como en disquisiciones intelectuales. Después de su vuelta a Inglaterra, Mary le escribió y le envió algunos ejemplos de sus trabajos en Matemáticas. George se desplazó a Inglaterra dos años más tarde para adiestrar a Mary en el saber matemático. Además de tutelar a Mary, George estaba escribiendo su obra maestra titulada An investigation of the laws of thought que dedicó al tío de Mary y en cuya realización ella contribuyó de manera considerable. Este libro se publicó en 1854 y supuso una revolución entre los matemáticos y pensadores de la época. En él, George investigó las leyes que gobiernan la parte de la mente que razona las cosas; estas leyes las expresó a través de un álgebra de ceros y unos, que es lo que hoy llamamos “Álgebra de Boole”. Cuando George escribía algo, Mary se lo revisaba hasta que consideraba que lo que quería transmitir estaba suficientemente claro; en una ocasión en la que George trabajaba en ecuaciones diferenciales, Mary le hizo reescribir un manuscrito cinco veces.

El padre de Mary falleció en 1855 y George la apoyó mucho en esos difíciles momentos. Fue entonces cuando su relación sentimental se consolidó y pasado un año se casaron. A pesar de que Mary era diecisiete años más joven que George, ellos tuvieron un matrimonio bien avenido y feliz. Durante los siguientes nueve años, Mary y George tuvieron cinco hijas llamadas Mary, Margaret, Alicia, Lucy y Ethel. Sin embargo, esta felicidad no tardaría en desvanecerse. Trágicamente, George contrajo neumonía y murió en 1864, dejando sola a Mary cuando su hija más pequeña tenía seis meses.

Al año siguiente, Mary aceptó un trabajo en el Queen’s College de Londres, que es el primer college de educación superior para mujeres de toda Inglaterra inaugurado en 1847. Durante este tiempo, ni las mujeres ni los judíos podían obtener títulos universitarios o enseñar en los college, por lo que, aunque ella amaba la enseñanza, Mary aceptó un trabajo como bibliotecaria. A través de este empleo Mary le resolvía dudas a los estudiantes. Mary se dio cuenta de que no sólo amaba la enseñanza sino que era buena en esta disciplina.

Con el tiempo, Mary empezó a dar clases usando el método didáctico de Déplace con sus aportaciones propias. Ella estaba interesada en mostrar cómo las actividades ordinarias del día a día preparan a los niños a aprender Matemáticas. “…Los niños hacen cosas como pintar o coser, contar de diez en diez, … compartir una manzana o pintar un dibujo en la pared. Y en el subconsciente va creciendo … la comprensión del cero y del infinito, de la suma o multiplicación por menos … y otras muchas ideas matemáticas fundamentales …”. [3] Materiales naturales e imaginación: esta era la combinación mágica para crear entusiasmo en sus clases de Matemáticas. Las niñas usaban en sus clases agujas, hilo y cartulina para formar curvas con largas puntadas. Los niños usaban sus navajas para cortar ramas de los setos. Ellos usaban los elásticos de los sombreros y las tablillas de las cajas de puros para construir figuras tridimensionales. Pronto fue reconocida incluso por el Director del Consejo de Educación de Londres como una profesora destacada y brillante cuando al entrar un día en su aula, un alumno de once años le enseñó un juguete que habían hecho en clase que mostraba el cambio en el radio de curvatura de una parábola. Mary pensaba que los niños deberían “tener la oportunidad de ver cómo una forma geométrica se origina a partir de otra. Una lámpara situada en el fondo de una jarra redonda profunda proyecta en una cartulina las secciones cónicas, que van variando a medida que se cambia la posición de la cartulina”. Mary comentaba que a los niños les encanta mirar cómo cambian las sombras y esto es muy bueno para que aprendan geometría. Uno de los alumnos de Mary escribió: “Pensé que nos estábamos divirtiendo y no aprendiendo. Pero pasado el tiempo me di cuenta de que Mary nos había dado un poder que es el poder pensar por nosotros mismos y averiguar lo que queremos saber.” [4]
 

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