DivulgaMAT
Inicio - DivulgaMAT Facebook - DivulgaMAT Twitter - DivulgaMAT

119. A contar tópicos se ha dicho
PDF Imprimir Correo electrónico
Escrito por Alfonso Jesús Población Sáez   
Miércoles 05 de Abril de 2017

Normalmente, cuando aparece en una película un personaje de cierta inteligencia, con habilidades matemáticas, o directamente un matemático, uno se hace idea de que la película va a ser profunda, o al menos en algún momento. Bueno, pues todo tiene sus excepciones. No obstante, siempre podemos ampliar nuestro bagaje cultural.

Seguramente todos relacionemos a Ben Affleck con su inseparable amigo y compañero de estudios Matt Damon en la estupenda El indomable Will Hunting (Good Will Hunting, Gus Van Sant, EE. UU., 1997). Ganaron el Oscar al mejor guion aquel año, que escribieron juntos, y como recordaremos, el protagonista (Damon), era un joven extraordinariamente dotado para las matemáticas que por azares del destino trabajaba en el servicio de limpieza del MIT. En aquella, Affleck no tenía ninguna relación con las matemáticas. Quizá haya tenido ganas de encarnar también a alguien con altas capacidades para el análisis y de cierta inteligencia después de escribir aquel guión en el que su amigo se llevó todo el protagonismo en ese sentido (no es momento ahora de hablar de los diferentes caminos que han tomado sus carreras, con un Damon centrado más en interpretar, y un Affleck más interesado en la dirección, con algún título realmente interesante; pero también hay que comer, así que de vez en cuando interpreta algún que otro papel más ligerito). Por cierto, en El indomable Will Hunting también aparecía su hermano, Casey Affleck, flamante ganador del Oscar por Manchester frente al mar en la última gala de hace un par de meses.

Pues, aunque para el actor, esta interpretación estaría entre las cinco mejores que ha hecho en su carrera (junto a las de El indomable Will Hunting, Argo, Persiguiendo a Amy y The Batman (en posproducción aún), según sus manifestaciones), lo cierto es que la película no va a perdurar como Will Hunting como paradigma de las matemáticas, precisamente. Echémosla un vistazo, después de presentar sus datos básicos:

A contar tópicos se ha dicho

Ficha Técnica:
Título:
El Contable. Título Original: The Accountant. Nacionalidad: EE. UU., 2016.  Dirección: Gavin O'Connor. Guion: Bill Dubuque. Fotografía: Seamus McGarvey, en Color. Montaje: Richard Pearson. Música: Mark Isham. Producción: Lynette Howell Taylor y Mark Williams. Duración:  128 min.

Ficha artística:
Intérpretes:
Ben Affleck (Christian Wolff), Anna Kendrick (Dana Cummings), J.K. Simmons (Ray King), Jon Bernthal (Brax), Jeffrey Tambor (Francis Silverberg), Cynthia Addai-Robinson (Marybeth Medina), John Lithgow (Lamar Blackburn), Jean Smart (Rita Blackburn), Andy Umberger (Ed Chilton), Alison Wright (Justine), Jason Davis (Neurólogo), Robert C. Treveiler (Padre de Chris), Mary Kraft (Madre de Chris), Seth Lee (Chris joven), Jake Presley (Hermano pequeño).

Breve Sinopsis (simplemente introductoria): Christian Wolff es un contable que trabaja en una pequeña oficina, asesorando a personas con dificultades económicas. Su trato con ellas, aunque correcto, es muy distante y frio. Paralelamente se nos presentan escenas de asesinatos, y un flashback de un niño con características autistas, diagnosticado por un especialista que está entrevistándose con sus padres. No es difícil deducir que Wolff y el niño son la misma persona. Por otro lado, el veterano director de delitos financieros del Departamento del Tesoro, a punto de jubilarse, chantajea a una aplicada analista para que se encargue de un asunto personal: tratar de descubrir la identidad de una persona a la que lleva años persiguiendo sin ningún éxito.

Comentario

Si además de escuchar a Affleck vendernos la moto de su magnífica interpretación (es su trabajo, obviamente, y está correcto en su papel), empleamos unos minutos en oír a los responsables de esta producción (director, guionista, entre otros) en los contenidos adicionales del DVD, desde luego estaremos deseando verla. Nos cuentan que se trata de una película sobre la reconciliación de un hombre con su pasado traumático, con una presentación novedosa de una persona con espectro autista no como víctima sino sacando provecho a las habilidades que tiene, con un argumento intelectualmente atractivo y a la vez divertido y emocionante, …. Vamos, un peliculón. Pero desde luego, si esa fue la intención, digamos a modo de síntesis que se queda en un thriller de acción bastante previsible y convencional (y cuando no, en pocos momentos, retorciendo las cosas artificiosamente), con algún toquecillo disfrutable, apropiado para una tarde en la que no haya otra cosa mejor que hacer.

Para empezar, esa “novedad” sobre el espectro autista no es tal, ya que sigue punto por punto el cliché que Hollywood se ha formado sobre este tipo de personas desde que Dustin Hoffman interpretara Rain Man: socialmente limitado, muy inteligente, reacción violenta y desmesurada ante imprevistos, seguimiento obsesivo de patrones, antiestéticas gafas de culo de vaso siendo niño, gags cómicos a propósito de algunos comportamientos del personaje o malos entendidos sobre todo en la relación con las chicas, trato justo a “los buenos”, etc. La única “diferencia”, que tampoco es tal porque hay otras películas con asesino inteligente, es que Wolff no duda en ejecutar a quien sea (bueno, siempre que sea del sexo masculino), y a pesar de eso, queda absuelto de cualquier delito moral, porque oigan, acaba con “los malos”, ha sido capaz de superar traumas infantiles agudizados por su propio padre (un militar como debe ser, y no una nenaza con atisbo alguno de sensibilidad, que además le busca los mejores entrenadores en lucha, preparándolo para enfrentarse a la jungla despiadada que es el mundo actual; con esos antecedentes ¿cuál puede ser la lectura de cabecera de una persona así? ¿Hemingway? ¿Twain? ¿Steinbeck? No, hombre, los héroes Marvel, evidentemente). A pesar de esta justificación, hay demasiada diferencia en el comportamiento entre el Wolff niño y el Wolff adulto, no nos acabamos de creer que sean la misma persona.

Pero es que lo suyo son los números. Pero sólo los números. Mejor dicho, la memorización de números. Bueno, tampoco nos pasemos que se sabe una ley estadística al menos. En definitiva, se plantea una fetichización, creo que equivocada, del autismo. Y para quien piense que me paso porque tiene unos cuadros de pintores de prestigio, digamos que los tiene no por alguna connotación artística o medianamente cultural, sino por su valor económico, y otro (el Pollock) porque el contemplarlo tranquiliza su complicada mente.

Como película, el argumento se pierde en abrir trama sobre trama, sin rematar ninguna de las anteriores, constituyendo un mosaico de escenas sueltas con un tenue hilillo de soporte. No hay progresión ni crecimiento en los personajes, muchos, por cierto, a los que a pesar de intentarlo (los actores no son estrellas, pero tampoco figurantes de telefilm), en la mayor parte su aparición es muy circunstancial. Eso sí, tenemos flashbacks, flashbacks y flashbacks.

Las secuencias de acción en la película son decentes, aunque no particularmente especiales. La coreografía de lucha y el control con la cámara es aceptable, pero nada que destaque sobremanera.  Dado que Christian Wolff es “el héroe”, las escenas de acción en las que está metido carecen de tensión alguna, porque sabemos de antemano que va a ganar. El contable pretende tener cierta complejidad, y basarse en la sorpresa, pero acaba siendo bastante simple.

Matemáticas en la película

1.- Ley de Benford o del primer dígito significativo. Entre lo más interesante de la película, matemáticamente hablando, se encuentran las referencias a este resultado del que varias películas y series de televisión (Numb3rs, por ejemplo) se han venido haciendo eco, y de la que se puede encontrar mucha información en la red. La razón de su presencia es por su aplicación en la detección de fraudes fiscales (que es casi exclusivamente como se ha plasmado en pantalla), como ocurre en la que nos ocupa. El protagonista, Chris, gracias a su facilidad para memorizar y analizar números, es capaz de detectar que en los registros contables de Living Robotics, la empresa de los hermanos Blackburn en la que se ha detectado un agujero de varios millones de dólares, hay un dígito cuya sospechosa presencia le da la pista para suponer lo que está sucediendo, cómo se está desviando tanto dinero.

Haciendo un intento de síntesis de esta ley, en 1881 al astrónomo y matemático Simon Newcomb le llamó la atención que las primeras páginas de las tablas de logaritmos presentaban un desgaste llamativo respecto de las finales, que prácticamente estaban inmaculadas. Pensando en ello elaboró la hipótesis de que, en listas de datos de fenómenos aleatorios, determinados dígitos son más frecuentes que otros. Sin precisar demostración alguna, estableció unas probabilidades de aparición para cada dígito. Independientemente, en 1938 (demasiado tiempo entre ambos, por lo que lo de “independientemente” lo citan todas las fuentes, pero podría ser cuestionable), el físico Frank Benford observó el mismo fenómeno también en las tablas de logaritmos. Tomando como ejemplo todo tipo de listas de números (no sólo matemáticas o físicas, también listas de direcciones de personas, financieras, de censos, de todo aquello que se le pusiera a tiro; analizó miles de cantidades), estableció una ley logarítmica, en la que la probabilidad de que el primer dígito significativo de una cantidad sea i, (llamémosla B(i), en honor a Benford) viene dada por la expresión

Log (1 + 1i),

siendo Log el logaritmo decimal (el de base 10). Así aparece esta tabla para cada dígito

A contar tópicos se ha dicho

El matemático Simon Plouffe (famoso por el algoritmo BBP para determinar el enésimo dígito binario de π, historia para otro momento) ha confeccionado una base de datos con más de 215 millones de constantes matemáticas, comprobándose que todos ellos siguen la ley de Benford.

Se han descubierto muchas particularidades (a cada cual más curiosa) de esta ley. Por ejemplo, que es la única conocida que es invariante a cambios de escala (en otras palabras, da lo mismo en qué unidades se contemplen las listas de números: siguen esa ley). También es invariante frente a cambios de base logarímica (da igual tomar logaritmo decimal que neperiano, en base tres o siete: verifican la ley todas las listas de números en cualquier base). Todo ello se puede comprobar matemáticamente. Recomiendo al lector interesado que se lea este enlace, en el que se comentan muchas interrogantes que seguramente el lector se esté haciendo, aunque, como dije previamente, hay mucha información disponible en la red, dado que, como resultado llamativo, ha generado abundante literatura al respecto, y resulta por ello ideal para plantear ejercicios para experimentar en clase con alumnos.

Es lógico, por tanto, que los inspectores fiscales, los de policía científica, etc., dediquen un ratillo a echar un ojo a ver si hay algún patrón detectable cuando investigan fraudes (al menos en las películas; ¿algún lector anónimo que conozca el asunto podría decirnos si aquí en España se tiene también en cuenta? Sólo por curiosidad, un tanto pícara, lo reconozco).

A contar tópicos se ha dicho

Dana y Christian discuten el uso del número 3 como segundo dígito en los registros falsificados en base a la citada Ley de Benford. Seguramente esté hecho adrede, para ver si el espectador está atento a la película, pero a lo largo de la misma el número 3 es casi omnipresente: cuando Chris se desayuna, toma 3 bizcochos, 3 tiras de panceta, y un huevo frito de 3 huevos; cuando practica tiro, dispara a 3 melones; en el cajón aparecen muy bien colocaditos, 3 cubiertos; guarda 3 cuadros famosos (ver más abajo); ¿se anima el lector a buscar más series de 3 objetos? Es decir, los guionistas, para mostrar que el protagonista no actúa al azar, sino que sigue unas pautas muy definidas (es uno de los rasgos característicos del autismo) infringen constantemente la ley de Benford. Una preguntilla para el lector (iré dejando caer alguna otra): ¿Y Nikola Tesla tendrá algo que ver con todo esto?

2.- Matemáticos célebres.

Ciertamente la sociedad en general no conoce demasiados nombres de matemáticos célebres, pero una experta y eficiente analista de datos como se nos presenta a Marybeth Medina, tiene que tardar mucho menos de lo que lo hace en la película en detectar que no puede ser casual que alguien se llame Carl Gauss, Lewis Carroll o Christian Wolff.

A contar tópicos se ha dichoA contar tópicos se ha dicho

(Las imágenes están tomada directamente de la película, y no he encontrado ningún sitio real al que pertenezcan, así que seguramente se han creado expresamente para la película).

A contar tópicos se ha dicho

Sospechando Marybeth que las matemáticas tienen algo que ver, y después de comprobar que sus primeras intuiciones la llevan a personas fallecidas, elabora una lista con, según ella, el centenar de matemáticos más famosos de la historia. Sólo hay un momento en el que se ve la lista sobre la mesa (ver imagen), y por curiosidad, ampliando la imagen, es posible leer algunos nombres. No son ni mucho menos los más famosos de la historia, pero si se han molestado en seleccionar nombres de matemáticos, algunos contemporáneos. Aparecen entre otros Kenneth Appel, Vladimir Arnold, Dame Mary Cartwright, James Davenport, Roger Cotes, Isaac Barrow, …. en fin, el que lo desee que amplíe y compruebe.

Como precisamente Christian Wolff, no es demasiado conocido, hablemos un poco sobre él. Es considerado sobre todo un filósofo racionalista, aunque estudió física y matemáticas. Obtuvo la cátedra de matemáticas en la Universidad de Halle (1706), por recomendación de Leibniz. El trabajo de Wolff estuvo orientado en gran parte precisamente a difundir y poner en claro la filosofía de Leibniz (Kant, por ejemplo, se acerca a este autor a través de Wolff, como pone de manifiesto en el prólogo de la Crítica de la razón pura). A través del método matemático, Wolff establece un racionalismo sistemático, incluso en su concepción teológica (lo que le traerá serias controversias tanto con católicos como con protestantes que enmarcan su pensamiento como ateo y materialista). Paradójicamente, la filosofía de Wolff está más cerca en conjunto de Descartes que del propio Leibniz.

3.- ¿Cristales o pizarras tradicionales?

A la hora de escribir matemáticas para terceros, los protagonistas de las películas (los actuales; evidentemente encarnando a los anteriores al siglo XX no hay elección) se dividen en dos: los que utilizan cristales o pizarras transparentes, y los que usan las pizarras de tiza de toda la vida. Puede parecer simplemente un recurso cinematográfico vistoso, pero lo cierto es que algunos docentes (fuera de nuestras fronteras mayoritariamente) se empiezan a plantear la utilización de pizarras transparentes. Al parecer los primeros en utilizar este tipo de pizarras (aunque no hay constancia documental de ello, o al menos yo no la he encontrado) fueron los militares, para permitir a más espectadores asistir a la explicación más cerca (a ambos lados de la pizarra), además de ver (controlar) todo lo que sucede por delante, por detrás, y que el que escribe pueda establecer un diálogo más directo con los que están atendiendo sin tener que darse la vuelta constantemente. Suelen emplearse rotuladores con tinta fluorescentes que brillan bajo cierto tipo de luz LED que, dispuestas alrededor de la pizarra, la "iluminan" totalmente. El gran inconveniente de situarse por detrás es que se ve la imagen especular (o de tener que escribir al revés, algo bastante complicado, o cuanto menos, tedioso). En los videos tutoriales de clases grabadas que se suben a internet, el problema se ha solventado gracias a que primero se graba el vídeo que después se muestra invertido, girado completamente sobre un eje vertical. Otros colectivos que han manifestado su preferencia por este tipo de pizarras han sido algunos astrofísicos. Dan múltiples razones, tanto didácticas, como artísticas (la mezcla de ecuaciones y símbolos griegos en vidrio hacen que el ambiente académico parezca más "interesante"; no me lo invento: véase aquí el reportaje de la revista Symmetry Magazine de 2007).

También se argumenta que utilizar pizarras transparentes fomenta más la participación (¿quizá porque no te manchas de tiza?). No parece que sea esta la razón que impulsa a Christian Wolff, dadas sus limitaciones en el trato con otras personas, ni tampoco para hacerse el interesante, o llamar la atención (recordemos que se pasa la noche haciéndolo él solo); más bien lo hace por tener más espacio que el que una pizarra normal puede proporcionar. Y en papel no se tienen a la vista igual de bien tantas cantidades que puedan consultarse de un vistazo (no olvidemos que está comprobando quince años de registros). Así que, para los que piensen que es sólo, en el caso de la película, un elemento llamativo, un efecto, que se olviden. Los que hemos trabajado ejercicios o problemas un poco largos (y no tiene porqué ser algo complejo, puede ser algo tan “elemental” como el cálculo de una integral un poco larga; para los más “modelnos”: no hemos dispuesto de ordenadores que hagan los cálculos desde siempre), lo entendemos perfectamente.

4.- Miscelánea

Algunos datos sueltos sin mayor explicación:

  • El personaje de Dana menciona el instituto Naperville North, un instituto real que tiene en su haber 16 victorias en los campeonatos de matemáticas del estado de Illinois.
  • ¿No os parece extraño que la agente Medina diga al agente King que Christian Wolff dona un millón cien (1000100) dólares al Instituto Harbor de Neurociencia? Seguro que vista la cantidad en cifra os sugiere algo, ¿verdad? 1000100 en binario es 68, y posteriormente en la película el director de la institución indica que se diagnostica alguna forma de autismo entre uno y 68 niños al año.
  • Pueden leer la opinión sobre esta película de nuestro compañero José María Sorando en este enlace, que añade algún aspecto más relacionado con las probabilidades.

Curiosidades

Tres son los cuadros famosos que aparecen en la película, concretamente en la caravana/trastero de Chris.

A contar tópicos se ha dicho

1.- Mujer con parasol y niño pequeño en una ladera soleada, de Pierre-Auguste Renoir, óleo sobre lienzo pintado entre 1874 y 1876. Su último propietario fue John Taylor Spaulding, que lo legó al Museum of Fine Arts (MFA) de Boston el 3 de junio de 1948, y desde entonces está allí expuesto, de modo que el protagonista de la película no lo pudo tener nunca. La dama del cuadro es Camille Monet, esposa del pintor impresionista Claude Monet, a la que Renoir pintó en varias ocasiones.

A contar tópicos se ha dicho

2.- Un amigo necesitado (Perros jugando al póker), la obra más conocida de Cassius Marcellus Coolidge, también conocido como Cash o Kash. A este pintor se le atribuye la hoy extendida idea en parques temáticos, exposiciones o museos, de tener un cuadro, foto o composición con el motivo que sea, con un agujero en el rostro de los personajes para que el visitante pueda poner su cara y hacerse una foto de recuerdo (Comic Foregrounds). Este óleo fue pintado en 1903, y posteriormente ha sido muy imitado por otros autores, incluso con mayor prestigio y renombre que Coolidge (injusticias de la vida). Coolidge hizo una serie de 16 obras con perros en actitudes humanas, 9 de ellas jugando al póker. Obsérvese en primer plano al bulldog que entrega a escondidas un as a su compañero con lo que éste tendrá póker de ases (cuatro ases). Este detalle es el que da nombre al cuadro (ese es el “amigo necesitado”). El primer cuadro de la serie (de 1894) alcanzó en 2005 la suma de 658.000 dólares en una subasta en la sala Sotheby’s de Nueva York.

En muchos lugares de la cultura popular (novelas, películas, series de televisión, cómics, incluso videojuegos; nos daría para llenar varias páginas) se hace referencia a esta serie de cuadros. Por ejemplo, para los amigos de Los Simpson, en el episodio La casa-árbol del terror IV (Treehouse of Horror IV), quinto de la quinta temporada (5.05), Homer se vuelve loco por mirar este cuadro; también en los remakes El secreto de Thomas Crown (The Thomas Crown Affair, John McTiernan, EE. UU., 1999), La vuelta al mundo en ochenta días (Around the World in 80 Days, Frank Coraci, EE. UU., 2004), o en Up (Pete Docter y Bob Peterson, EE. UU., 2009), por citar algunos.

En la película que nos ocupa, este cuadro (se supone que una lámina, no el original, se utiliza para esconder el cuadro de Pollock que Chris regala finalmente a Dana. ¿En qué momento Dana trae a colación perros jugando al póker antes de que veamos este cuadro?

A contar tópicos se ha dicho

3.- Forma Libre (Free Form), Jackson Pollock, 1946. Poco se puede comentar sobre este autor, el mayor representante del expresionismo abstracto, que no se sepa. Artista controvertido, de personalidad volátil, luchó contra el alcoholismo la mayor parte de su vida. Contrajo matrimonio con la artista Lee Krasner en 1945, de gran influencia en su obra. Murió de un accidente de tráfico en 1956 conduciendo totalmente ebrio. Varios cineastas por separado han intentado llevar al cine su biografía, pero sólo el empeño personal del actor Ed Harris (que protagonizó y dirigió la película Pollock: la vida de un creador, en el año 2000), llegó finalmente a término, a pesar de la nula colaboración de la fundación Pollock-Krasner.

Probablemente Forma Libre sea la primera obra de Pollock realizada mediante la técnica de "goteo". Los expertos consideran que comenzó pintando todo el lienzo en rojo y luego fue añadiendo los enredos blancos y negros, lanzando y goteando pintura diluida en aceite mediante un cepillo o un palo. Es propiedad del MoMA (Museum of Modern Art, Nueva York).

Por hacernos una idea de la cotización de Pollock, en 2013 se pagaron 58,4 millones de dólares, el doble del precio de salida, por una obra fechada en 1948, es decir, dos años posterior a la que estamos comentando. Batió en ese momento el record de la sala Christie’s de Nueva York.

Para los más curiosos. ¿Es en realidad el cuadro original de Pollock el que aparece en la película, o tiene alguna alteración? ¿Qué significado puede tener tal alteración, caso de que la descubráis?

A contar tópicos se ha dicho

Pudiera parecer extraño que Chris guarde en una caja fuerte una copia de Action Comics # 1 (1938), pero concretamente este ejemplar, en buenas condiciones, está valorado en torno a los 4 millones de dólares. Contiene la primera aparición de Superman de la historia, y hace unos años, en 2011, saltó a las primeras páginas de los periódicos norteamericanos ya que fue encontrado por la policía el ejemplar propiedad del actor Nicholas Cage que le habían robado diez años atrás (en el 2000 presentó la denuncia; éste está valorado “sólo” en 2 millones de dólares porque como se ve en la imagen, presenta algunos signos de deterioro, no está perfecto). Se encontró en un armario de un almacén que compró la persona que lo entregó a la policía. Desgraciadamente para Cage, sus ejemplares Detective Comics # 1 y Detective Comics # 27 (la primera aparición de Batman), robados a la vez, aún no han aparecido. Por cierto, tampoco tiene ya el encontrado: una vez recuperado, lo vendió por 2.1 millones de dólares.

Curiosamente, Ben Affleck interpretó a Superman en Hollywoodland (Allen Coulter, EE. UU., 2006) (en realidad interpreta a George Reeves, actor que interpretó a Superman, como sabemos), y a Batman en Batman v Superman: El amanecer de la justicia (Zack Snyder, EE. UU., 2016), siendo hasta el momento el único actor que ha encarnado a ambos superhéroes, además de a Daredevil en la película homónima (Mark Steven Johnson, EE. UU., 2003), y de nuevo a Batman en dos películas de La liga de la justicia, y The Batman, éstas aún en fase de posproducción. Y curiosamente, hay más actores en la película que han personificado en otras películas a personajes de cómics (os digo quienes: J.K. Simmons, Jon Bernthal, Anna Kendrick, y Cynthia Addai-Robinson; vosotros buscáis qué personajes fueron).

A contar tópicos se ha dicho

La rima de Solomon Grundy (Solomon Grundy, un lunes nació, un martes se bautizó, un miércoles se casó, un jueves enfermó, un viernes empeoró, un sábado murió y un domingo se enterró. Y así Solomon Grundy acabó) tiene bastante presencia en la película ya que sirve para calmar a Chris. También este personaje tiene que ver con los comics (DC Comics) ya que se trata de un zombi cuya “vida” está estructurada en torno a esta misma rima. Sin embargo, la rima tiene más historia. Está datada por primera vez en 1842 en el libro Nursery Rhymes and Fairy Tales, de James Orchard Halliwell-Phillipps (1820 – 1889), anticuario inglés, investigador de literatura y recopilador de cuentos tradicionales. La canción está traducida en diferentes idiomas como el francés, alemán e italiano y se utiliza como herramienta educativa para enseñar a los niños los días de la semana en inglés, ya que es muy fácil de memorizar la rima.

La rima cuenta la historia de Solomon Grundy, un hombre que, metafóricamente, vive y muere toda su vida en una sola semana. Nacido el lunes, cada día de la semana se hace más viejo pasando por las diferentes etapas de la vida, que termina en sábado. Solomon Grundy se convirtió en un personaje de leyendas urbanas y cómics. Se utiliza también para asustar a los niños, diciéndoles que Solomon Grundy volverá el lunes, de manera similar al “coco”. Por supuesto es cierto, como se indica en la película, que los psicólogos la emplean en las terapias con niños con determinadas patologías. Por otro lado, existe una comida salada británica del siglo XVII llamada Salmagundi (referido a un ingrediente utilizado en el plato), que algunos consideran el origen fonético de la rima.

Conclusión

Quien disfrute de las películas de acción con algún contenido adicional que se salga de lo habitual del género (es decir de los Rambos, Norris, Seagal, Van Damme y demás engendros de violencia gratuita) puede pasar un rato entretenido, aunque probablemente todo le resulte bastante trillado. Podría decirse que El contable es una precuela de cualquier súper héroe tipo Batman. Seguramente con secuela dentro de un tiempo. No está mal que el espectador asuma que también hay matemáticas en este tipo de películas. Lo peor es que transmite (¡¡ay, la omnipresente segunda enmienda!!) la idea de que la violencia es justificable, y que no importa que cualquiera la emplee con tal de que sus fines sean justos y morales. Pero a nada que tengamos media neurona útil, llegaremos a la conclusión de que esos ideales (justicia, verdad, etc.) no son tan fáciles de discernir, y cualquiera puede obcecarse en un momento dado y dejarse llevar por una rabieta pasajera.

Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla

 

© Real Sociedad Matemática Española. Aviso legal. Desarrollo web