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Escrito por Alfonso J. Población Sáez |
Miércoles 01 de Febrero de 2006 |
Este mes damos noticia de un serial con matemáticos como protagonistas, se lanzan al aire algunas propuestas a partir del mismo, y se resuelven algunas de las cuestiones planteadas el mes pasado, además de proponer otras nuevas. ¿Qué os parecería si os contara que existe una serie de televisión de corte policiaco, en la que los casos se resuelven en gran medida gracias a las matemáticas? Sin duda pensareis, “eso me suena de alguna película o telefilme”; vuestro segundo pensamiento sería sin lugar a dudas, “y me pareció de lo más inverosímil y rebuscado”. Si a continuación os comento que se está emitiendo en la actualidad una serie de estas características, de gran éxito de audiencia, basada escrupulosamente en casos reales documentados, en los que de verdad las matemáticas sirvieron para capturar a los delincuentes, y que además, aprovechando su emisión, una gran cantidad de centros educativos y profesores están realizando con sus alumnos unas actividades relacionadas con las matemáticas presentes en cada capítulo que la productora de la serie está patrocinando, y que encima, los alumnos están encantados y parece que además hasta aprenden algo, sin duda pensareis, “este hombre ha soñado, o ha esnifado algo raro, o va de farol”. Pues no, tales circunstancias existen y os las detallo a continuación.
El personal fijo de la serie se completa con (las fotos van en orden) el padre de los protagonistas, Alan Eppes (el actor Judd Hirsch); David Sinclair (Alimi Ballard), un compañero del FBI de Don; Amita Ramanujan (Navi Rawat), una alumna aventajada de Charlie; Larry Fleinhardt (Peter MacNicol), un físico, amigo y colega de Charlie. Como suele ocurrir en este tipo de producciones, cada episodio tiene guionistas y directores distintos. La productora ha tratado de hacer justicia a las matemáticas y a los matemáticos. Por ello, después de tener listo el episodio piloto, envió cientos de cartas a universidades y matemáticos buscando ideas y colaboraciones. Por otro lado, el actor que interpreta al matemático Charlie Eppes asistió en repetidas ocasiones a clases de matemáticas del California Institute of Technology (también conocido como Caltech), universidad en la que se rodaron varias escenas del primer episodio, para observar las reacciones y el comportamiento de los matemáticos. Aprovechando el tirón de los primeros capítulos, Texas Instruments junto a la productora CBS, con la ayuda y el asesoramiento del National Council of Teachers of Mathematics (NCTM) (una asociación norteamericana de profesores de matemáticas) pusieron en marcha un programa educativo a través de la red con actividades basadas en los aspectos matemáticos que aparecen en los sucesivos episodios. Los profesores y/o centros que se apuntan a seguir el programa reciben posters para las aulas y otros artilugios más o menos publicitarios, y disponen de los guiones de las prácticas una semana antes de la emisión del episodio en el que se van a poner en práctica los conceptos que se supone ellos han manejado y con los que deben estar familiarizados. Se insiste a los padres que vean los capítulos junto a sus hijos para potenciar entre ellos el diálogo sobre el uso de las matemáticas en nuestra vida cotidiana. Paralelamente a estas actividades, se han organizado conferencias por todo el país, encuentros con los actores, todo este tipo de cosas que los norteamericanos saben montar muy bien. Dejando a un lado la valoración de intereses de cada uno (además, no hay porque criticarlo, es lógico, aquí lo sabemos bastante bien: las instituciones públicas no suelen aportar un céntimo a iniciativas de este tipo por muy maravillosas que sean, así que hay que buscarse la financiación por donde sea, y todos sabemos que nadie da duros a tres pesetas), creo que la idea es muy aprovechable. A nuestro país esta serie llegará tarde o temprano; cuando llegue ese momento, ¿por qué no tener preparado algo similar? Nos guste o no, la televisión, el cine, la radio, los videojuegos, las consolas, los móviles, etc., están ahí, y gozan de una envidiable adicción por parte de nuestros alumnos. ¿Por qué no aprovecharlos sutilmente para que además de pasar el rato aprendan algo? Algunos datos reveladores: en los sesenta muchos estudiantes eligieron la inteligencia artificial y la informática como carreras a las que dedicarse en el futuro. Una encuesta (norteamericana claro, aquí ni se hacían encuestas ni importaban mucho las tendencias sociales; ahora se hacen, pero tampoco parece que sirvan para nada) revelaba en un amplio porcentaje que la motivación para elegir dicha profesión fue el haber visto 2001, una odisea en el espacio. ¿Se acuerdan de aquella serie que tenía por protagonista a un tal profesor Kingsfield (el actor John Houseman, la película Vida de un estudiante, (The Paper Chase, 1973) que dio origen a una serie del mismo título entre 1978 – 1986)? Pues las facultades de Derecho se llenaron por aquellos años en los países en los que la serie fue pasada por televisión. También alcanzaron gran popularidad otras materias como la paleontología merced a la dinosauriomania que entró a muchos, niños sobre todo, a partir de Parque Jurásico, la astronomía con Carl Sagan y su magnífica Cosmos, y la medicina científica forense más recientemente con la serie C.S.I. Ya sé que esto no indica nada, pero no deja de ser curiosa la coincidencia. No es que nadie quiera que aparezcan matemáticos por todas partes, pero estaría bien tratar de eliminar esa fama de rareza e inutilidad que muchos siguen potenciando, y sobre todo que nuestros chicos la estudien con más agrado. Pero para esto último, todos tendríamos que poner un poco de nuestra parte. También relacionada con pesquisas policiaco-matemáticas me llega la noticia de que el director Alex de la Iglesia va a llevar al cine la novela Los crímenes de Oxford, del escritor y matemático argentino Guillermo Martínez (en este mismo portal, concretamente en http://www.divulgamat.net/..., tenéis amplia información sobre su contenido). Está producida por Gerardo Herrero, los actores protagonistas serán británicos, y está previsto que comience a rodarse este verano en Oxford. Esperemos que la presencia de las matemáticas y matemáticos sea rigurosa (los crímenes se suceden mediante acertijos y dilemas lógicos) y en la medida de lo posible, exenta de los habituales clichés y estereotipos. Es probable que así sea ya que este director, independientemente de que nos guste o no su cine, suele ser bastante metódico en la preparación de sus películas. Recientemente ha estrenado también un corto, El código, en el que hace una entrevista en clave de humor a Leonardo da Vinci.
Prosiguiendo con nuestras indagaciones desde un enfoque lúdico-matemático de las películas, esta vez os propongo averiguar a qué película corresponde el siguiente diálogo. Para situaros, se trata de una escena entre el protagonista (que además da título a la película) y su novia. Él va a buscarla a su lugar de trabajo: Él: ¿Es esta la nueva fuente? En este diálogo, ininteligible en algunos momentos para el espectador español un poco atento, se han producido unas traducciones bastante lamentables. En la versión original, se dice: “Friction loss of water in feet per hundred feet. Length of pipe. Formula using constant one hundred size of standard pipe in inches”. Además de averiguar el título, podéis tratar de responder a las siguientes cuestiones:
Es llamativo que al inteligente protagonista le cueste tanto localizar unos datos en una tabla (ver foto). Bien, ya sabéis, si conocéis alguna de las respuestas, mandadme un e-mail a Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla .
Gracias a la pista de la tabla se respondía fácilmente a cuál es el mínimo número de talones necesarios para sumar cualquier cantidad entera en miles entre 1000 y 31000 dólares: Cinco cheques, con las cantidades 1000, 2000, 4000, 8000 y 16000. Estos valores se pueden combinar para obtener todas las cantidades requeridas. Si os fijáis, no son más que las sucesivas potencias de dos: 20, 21, 22, 23, 24. Cualquier número entero puede escribirse como combinación lineal (con coeficientes {0, 1, …, p-1}) de sucesivas potencias de un número primo p. Esto se llama descomposición p-ádica y tiene mucho que ver con la expresión de los números en diferentes bases de numeración. Así, con el ejemplo anterior, el desarrollo 2-ádico o la expansión binaria de 25 se escribiría como 1 x 24 + 1 x 23 + 0 x 22 + 0 x 21 + 1 x 20, y en notación más breve: 110012. Para cada número primo, los números p-ádicos forman una extensión de cuerpos de los números racionales. Fueron descritos por primera vez por Kurt Hensel en 1897 y se emplean en la resolución de problemas de Teoría de números, Existen muchas propiedades y resultados con estos números, pero por mucho que a uno le gustaría, describirlas excedería los objetivos de esta sección (pero por supuesto el lector interesado podrá ahondar más por su cuenta). Con una potencia más (un talón más), 25, llegaríamos hasta 63 (63000 dólares). No olvidar que en base dos, los coeficientes de la combinación lineal sólo pueden ser ceros o unos.
Para “alucinar” un poco a los que no sepan demasiadas matemáticas, se muestra a dicha persona la tabla de adivinación que se incluía en la reseña anterior, se le pide que elija un número de la tabla, y que nos diga en que columnas se encuentra. Nosotros, previa memorización de que la columna A comienza por 2, la B por 16, etc. (es la única fila que no se puede cambiar de orden si queremos que nos salga bien el truco), no tenemos más que sumar dichos valores según las columnas que nos digan, para adivinarlo. Así, el único número presente en las columnas A, C y D, por ejemplo, será el 2 + 1 + 8, es decir, el 11. Podéis construir vosotros mismos tablas similares con más números (y por tanto más columnas) y otros sistemas de numeración (bases tres, cinco, etc.) Queda aún pendiente la respuesta al título de la película española sobre El número de oro. Tenéis un mes más para encontrarla. Hasta la próxima. |
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