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Escrito por Alfonso Jesús Población Sáez |
Jueves 05 de Enero de 2012 |
Nos aproximamos a una novela gráfica realmente excepcional, acercándonos de paso a la visión que de su protagonista han hecho el cine y los medios de comunicación, el filósofo, lógico y matemático Bertrand Russell. Comenzamos el temible 2012, según se nos advierte por todas partes. Desde hace algunos años se ha venido consolidando en los medios de comunicación, en los ambientes culturales, en la sociedad en general, la costumbre de conmemorar, celebrar, recordar, homenajear, llámese como se quiera, acontecimientos históricos, nacimientos de personalidades relevantes (incluso algunas más bien irrelevantes), defunciones, la aparición de “obras cumbre” (literarias, artísticas, musicales, cinematográficas, etc.; pocas veces científicas, aunque se van abriendo hueco), efemérides diversas en suma, no por inmerecidas, sino muchas veces (y esto es lo triste) porque no se tiene nada mejor que contar, o hay que rebuscar en el pasado ante la falta de nuevas creaciones de interés en el presente. Este año que comienza, presa de recortes presupuestarios por todas partes, se prevé lleno de recordatorios de tiempos pasados. Nos aburrirán con el centenario del hundimiento del Titanic, el cincuentenario de la muerte de Marilyn, de los primeros discos de Beatles y Rolling Stones, etc., etc. Desde esta sección, para variar, comenzamos con la recomendación de un libro reciente (si, un libro, no me he confundido de sección) que me ha parecido realmente notable. Bueno, en realidad es un cómic, o si se prefiere una novela gráfica, que parece más culto, sobre unos trabajos que a punto estuvieron de hacer tambalear toda la estructura matemática conocida y admitida durante siglos. Como todo buen aficionado al cine sabe, la mayor parte de las películas de cierto presupuesto cuentan con un story-board, un prediseño gráfico de los momentos más complejos o del film completo, que orientan a todo el equipo de filmación de cara a la mejor planificación artística posible. Un tebeo, un cómic, no es por otro lado sino una película en la que el lector incorpora mentalmente la acción y el movimiento. En nuestro país, en los años cuarenta, cincuenta, sesenta y principios de los setenta del pasado siglo, los tebeos constituían una especie de “cine para pobres”, con los que muchos niños aprendieron no sólo a leer, sino a adquirir conocimientos de aquellos exóticos lugares o circunstancias del pasado en los que habitualmente transcurrían aquellas sensacionales aventuras. Yo personalmente he sido, y sigo siendo, (lamentablemente cada vez menos ante la falta de productos atractivos; la globalización yanqui y sus cada vez más infantiles superhéroes se ha adueñado del mercado) un ávido lector de tebeos.
Después de una oportuna Introducción de Fernando Savater, la historia comienza con una Overtura en la que los propios autores del libro deliberan sobre cómo plasmar en imágenes “la búsqueda de los fundamentos de las matemáticas”. Apostolos Doxiadis se dirige directamente al lector para explicarle que el libro pretende ser algo distinto a “una lógica para torpes”, o un “manual o tratado con la apariencia de una novela gráfica”. Su intención es plasmar “una historia real, como la vida misma”, una historia dramática de locura y razón, amor y guerra, como reza la contraportada. Mientras deliberan sobre algunos detalles, de camino al estudio de dibujo, se van intercalando los momentos iniciales de la obra: 1 de septiembre de 1939, Adolf Hitler invade Polonia; es la cuenta atrás para una guerra mundial. A lo largo de varios capítulos irá perfilando su propia autobiografía y el desarrollo de los fundamentos de la lógica a partir de su visión de los trabajos de sus colegas. Desfilarán personalidades como Frege, Cantor, Whitehead, Hilbert, Poincaré, Wittgenstein, Von Neumann, Gödel, etc. Dichos capítulos son: 1.- Pembroke Lodge, mansión familiar en la que Russell vivió su infancia con sus abuelos. Capítulo en el que nos va desvelando su personalidad, su drama familiar, sus miedos, el aprendizaje de las matemáticas, etc. No faltan los toques de intriga, personificados en una prohibida biblioteca y unos misteriosos alaridos que sobrecogen su ánimo. 2.- En El aprendiz de brujo, relata su juventud universitaria, su primer amor, sus inquietudes intelectuales. Entabla amistad con Whitehead que le aconsejará que viaje al continente para conocer de primera mano los trabajos de los lógicos. 3.-Wanderjahre o los años de itinerancia. Parte con su primera esposa de Inglaterra a Alemania y otros países centroeuropeos a conocer a Frege y Cantor, y asiste en París a la célebre conferencia de Hilbert en el segundo ICM en la que expone sus 23 problemas no resueltos.
5.- Guerras lógico-filosóficas. La primera guerra mundial y la obra de Wittgenstein. Los trabajos de Russell y Whitehead atraviesan por malos momentos: están en un punto muerto del que no saben cómo salir. 6.- Incompletitud. Gödel y el final de la conferencia con la manifestación pública de pacifismo de Russell, y el jarro de agua fría que supone admitir que existen enunciados de los que nunca sabremos si son ciertos o falsos. La aventura gráfica acaba con una Escena Final a cargo nuevamente de los autores del libro asistiendo a una tragedia griega (reivindicando un poco su innegable papel en el desarrollo cultural de las ideas; recuérdese que los autores son griegos). Se añaden dos apéndices realmente interesantes: en el primero (Logicomix y la realidad) se nos aclaran algunas licencias que los autores se han tomado, explicándonos cuáles han sido inventadas y de cuales no se tienen datos, pero que han considerado necesarias para la continuidad novelada de la historia (algo que siempre se echa de menos en las novelas históricas y en las películas), y un Cuaderno de Notas, en el que se exponen de un modo sencillo algunos conceptos (no sólo matemáticos, sino también históricos y/o artísticos) y se resume la biografía de algunos de los protagonistas de la historia, contándonos qué fue de su vida desde donde se dejó en el texto. El ritmo y la intriga son impecables, además de poseer una ambientación histórica realmente sensacional. Evidentemente para los que estén interesados en el tema el libro es indispensable, pero también les resultará sumamente enriquecedor culturalmente a los demás. Tampoco quedarán defraudados quienes no tengan mayores pretensiones que entretenerse un rato. Es posible que este cómic se convierta finalmente en un futuro no muy lejano en una película de verdad. Para ir abriendo boca, uno puede disfrutar en YouTube de un documental, Logicomix. One page at a time: the creation of a graphic novel), de unos 25 minutos aproximadamente, dirigido por Alexis Kardaras, originalmente en griego y en inglés, pero afortunadamente subtitulado en inglés en las escenas en que se habla en griego. Está dividido en tres partes, donde sus autores nos dan más detalles sobre la realización de esta obra. Bertrand Russell en el cine A pesar de su relevancia, Bertrand Russell no ha sido demasiado frecuentado por el cine. He aquí las referencias que he podido encontrar: Películas de ficción en salas comerciales 1.- Wittgenstein (Derek Jarman, Gran Bretaña/Japón, 1993) La película es un ingenioso mosaico de uno de los más influyentes filósofos del siglo XX. Ludwig Wittgenstein trató de desentrañar los secretos de la lingüística, la lógica, las matemáticas, la ética y la filosofía. En una hora escasa, el director Derek Jarman trata de mostrar la mayor parte de los acontecimientos que jalonaron su excéntrica vida mediante una serie de sketches teatralizados que van desde su infancia pasando por la época de la Primera Guerra Mundial hasta su breve estancia como profesor en Cambridge y su relación con Bertrand Russell y John Maynard Keynes. El énfasis de estos retazos se pone en la exposición de las ideas de Wittgenstein, y en su homosexualidad (nada más empezar aparece en brazos de un atractivo estudiante de filosofía; en ello tiene mucho que ver la propia personalidad del director). Es necesario advertir que para comprender medianamente los diálogos es preciso saber bastante de filosofía. Es un completo ensayo que ha sido alabado por los que conocieron al filósofo y por su biógrafo Ray Monk. En 1993 la película fue galardonada con uno de los premios a la mejor película en el Festival Internacional de Berlín. Un exhaustivo análisis (en inglés) de la película puede leerse aquí. En España se ha comercializado en DVD en versión original subtitulada. Unas escenas pueden verse en este enlace.
Saltó a los medios de comunicación en diciembre de 1986 al ser diagnosticado VIH positivo y dar a conocer su condición de seropositivo públicamente. Su enfermedad le llevó a mudarse a Prospect Cottage, cerca de la planta nuclear de Dungeness, cerca de la planta nuclear. Murió en 1994. En este enlace, se analiza su obra con profundidad. En la foto el actor británico Michael Gough en su caracterización como Bertrand Russell para esta película. Ludwig Wittgenstein también aparece en Los crímenes de Oxford, de Alex de la Iglesia (ver reseña número 29 de esta sección) 2.- Tom y Viv (Tom & Viv, Brian Gilbert, EE. UU., 1994).
Televisión Obras de ficción
La televisión británica produjo dos telefilms sobre la figura del escritor, poeta y militar Siegfried Sassoon. Durante la Primera Guerra Mundial, Sassoon fue distinguido por la Orden del Imperio Británico recibiendo además la Cruz Militar, por sus arriesgadas acciones, entre las que se incluye la captura de una trinchera alemana en la Línea Hindenburg. Salía de noche a efectuar redadas y patrullas de bombardeo, demostrando una eficacia despiadada. Debido a sus hazañas casi suicidas, sus hombres lo apodaron "Jack el Loco" A pesar de ello, en 1917 decide protestar contra la prolongación de la guerra: "Estoy haciendo esta declaración como un acto de desafío intencional a la autoridad militar, porque creo que la guerra está siendo deliberadamente prolongada por aquellos que tienen el poder de terminarla." Tras recuperarse de unas heridas, Sassoon se negó a volver al servicio, y animado por amigos pacifistas como Bertrand Russell y Lady Ottoline Morrell, envió una carta a su comandante en jefe titulada A Soldier’s Declaration, que fue transmitida a la prensa y leída en el Parlamento por un diputado que simpatizaba con su causa. En lugar de formarle un consejo de guerra, sus superiores, tras infructuosos intentos de que cambiara de opinión, deciden considerarlo no apto para el servicio, enviándolo a una clínica mental. Su biografía, llevada a la pantalla en diferentes ocasiones, es puesta en escena en el capítulo titulado Mad Jack (Jack Gold, Gran Bretaña, 1970) de la serie The Wednesday Play. Con guión de Tom Clarke, sus protagonistas son Michael Jayston (Siegfried Sassoon), Michael Pennington (Geoffrey Cromlech), Clive Swift (Ayudante), Charles Lewsen (Bertrand Russell) y David Wood (Ormand). El episodio fue premiado en 1971 en el Festival Internacional de televisión de Montecarlo. Posteriormente para la serie BBC2 Playhouse, el episodio 48 titulado Fatal Spring (Michael Darlow, Gran Bretaña, 1980) vuelve a retomar la historia con guión de George Baker y con David Sibley (Wilfred Owen), Charles Dance (Siegfried Sassoon), Michael Troughton (Robert Graves), Aubrey Morris (Tom Owen) y Martin Friend (Bertrand Russell), en sus principales papeles.
Documentales Como vemos, Russell es un personaje secundario siempre (el cine suele elegir historias espectaculares por encima de las reflexivas; eso sí, no se priva de incluir secundarios que den “prestigio” a la trama, caso de científicos e intelectuales en general). Donde podemos admirar (o simplemente escuchar) a Russell como verdadero protagonista es en documentales sobre su pensamiento, de los que destacamos dos:
En ella se muestra muy afable y no rehuye ninguna pregunta, incluso algunas con cierta mala idea las toma con un gran sentido del humor. Por ejemplo, al preguntarle sobre cuando recuerda que dejó de creer, Russell explica que el proceso fue lento y muy doloroso porque al principio era profundamente religioso. Entonces recuerda que cuando tenía cuatro años, le contaron el cuento de Caperucita Roja. Un día, en un sueño, fue atacado por el lobo feroz, y para su sorpresa al final se encontraba en el estómago del lobo y no en el cielo como era de esperar. Sobre las razones por las que se interesó por las matemáticas (confiesa que fue su hermano el que le dio la primera clase sobre Euclides) afirma que “por varias razones: las matemáticas son la clave para conocer el Universo. Todas las cosas que hacemos diariamente se explican matemáticamente”. La verdad es que cualquiera de sus respuestas es tremendamente interesante. Simplemente entresaco alguna: “Los científicos no sobrevivirán si dedican sus investigaciones a la Guerra”; “Cualquier cosa sana, sensible y pacifica que hagamos es absolutamente ignorada por la Prensa; sólo prestan atención a los fanatismos”; “No puedo soportar el pensar que cientos de miles de personas estén agonizando únicamente porque las reglas del mundo sean ESTUPIDAS y PERVERSAS”; Al finalizar, el entrevistador le pide un consejo para aquellos que en el futuro vean esta entrevista, sobre el futuro. Resumiendo su respuesta (que es una de las más extensas), indica que “daría dos consejos, uno intelectual y otro moral. El primero sería siempre examinar los hechos, sólo los hechos, desterrando cualquier tipo de creencia; el segundo es muy simple: Amar es sabio. Odiar es la locura. Tenemos que aprender a tolerar a los demás, incluso a aquellos que dicen cosas que no nos gustan. Caridad y tolerancia para poder continuar en este mundo”. En YouTube puede también verse un pequeño extracto de otra entrevista concedida también en 1959 a la cadena norteamericana CBC hablando específicamente sobre religión y agnosticismo (parece que a los medios de comunicación era el tema que más les preocupaba en esa época, porque además puede verse a una entrevistadora bastante incisiva en sus preguntas. Sin embargo Russell no pierde su flema, y afirma categóricamente que “me parece deshonesto y dañino para la integridad intelectual creer en algo sólo porque te beneficia y no porque pienses que es verdad” o que está convencido que tras la muerte no existe absolutamente nada. 2.- The Three Passions of Bertrand Russell En el documental se dan cita el lingüista y filósofo Noam Chomsky y la diseñadora de moda británica Vivienne Westwood (considerada como la principal responsable de la estética asociada con el punk y la New Wave), junto a imágenes de archivo de Bertrand Russell. Se analiza su vida y pensamiento a partir de tres de las pasiones que le animaron (y son las tres partes en que se divide el documental): el interés por el conocimiento (Primera parte: VERDAD), la importancia de la justicia (Segunda parte: JUSTICIA) y la búsqueda del amor (Tercera Parte: AMOR). |
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