Febrero 2006: Historias del Calendario - Los primeros calendarios de la historia |
Escrito por Jordi Guàrdia (Universitat Politècnica de Catalunya) | |||||||||||||||
Miércoles 01 de Febrero de 2006 | |||||||||||||||
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Los primeros calendarios de la historia Cada una de las grandes civilizaciones habidas a lo largo de la historia ha desarrollado su propio calendario, así que empezaremos haciendo un breve repaso a los principales calendarios primitivos. Si la civilización egipcia fue quizá la más esplendorosa de la antigüedad, el calendario egipcio fue, en buena lógica, el más exacto y complejo de los calendarios primitivos. Se trataba de un calendario solar, basado en un año de 365 días, con 12 meses de 30 días más 5 días festivos.
Los egipcios sabían bien que la duración real del año trópico es aproximadamente de 365.25 días, de manera que eran conscientes de que su calendario iba retrasándose. Cada 1461 años egipcios su calendario se retrasaba un año, y completaba un ciclo que ellos conocían con el nombre de período sótico.
El calendario babilonio era de tipo lunar, basado en 12 meses de 30 días. Su simplicidad hizo que se modificara con frecuencia, adaptándose poco a poco al año trópico.
Los griegos acabaron copiándolo y mejorándolo. El calendario griego ya era de tipo lunisolar, con años de 12 meses de 29 y 30 días alternativamente. Puesto que de esta forma el año sólo tenía 354 días, cada tercero, sexto y octavo año se añadía un nuevo mes. El astrónomo griego Metón buscó con ahínco un intervalo de tiempo que contuviese un número exacto de años trópicos y lunisolares. La aproximación que finalmente encontró se conoce como ciclo metónico: es un período de 19 años, que equivale muy aproximadamente a 235 meses lunares. El calendario hebreo lo usa todavía hoy. Los romanos emplearon inicialmente un calendario lunisolar semejante al griego. Bautizaron los meses con los nombres que han perdurado hasta nuestros días: Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, y December. Hacia el siglo VI a.C, Numa Pompilio
añadió dos nuevos meses, Ianuarius y Februarius, y fijó el 25 de marzo como fecha del comienzo de la primavera. Cabe observar que febrero era el último mes, y por ello se quedó en sólo 28 días. Sin embargo, los antiguos romanos no tenían un sistema fijo para recuperar el retraso acumulado en su calendario. Los pontífices proclamaban el primer día de cada mes (que ellos llamaban calendas, palabra de la que deriva calendario), y añadían un mes cuando el retraso lo aconsejaba… o cuándo los gobernantes querían alargar sus períodos de mandato. El desorden fue en aumento hasta que Julio César encargó al astrónomo alejandrino Sosígenes la elaboración de un calendario uniforme para todo su Imperio. El calendario juliano se hizo oficial el día 1 de enero del año 708 de la fundación de Roma, es decir, en el año 45 a. C. Para mantener la fecha del equinoccio de primavera cercana al 25 de marzo, se decretó que el año anterior, conocido como el año de la confusión, tuviera 445 días. El calendario juliano, inspirado en el egipcio, era ya muy parecido al nuestro: años de 365 días, divididos en 12 meses de duración desigual, y con un año bisiesto cada cuatro. En honor de Julio César se cambió el nombre del mes Quintilis por Julius.
Julio César, además, estableció el 1 de enero como primer día del año consular, aunque durante mucho tiempo el 25 de marzo siguió considerándose el día de año nuevo. De hecho, hasta bien entrado el siglo XVIII el 25 de marzo fue considerado el primer día del año legal en Inglaterra y las colonias norteamericanas. Tras el asesinato de Julio César un año después de la implantación del calendario juliano, una errónea interpretación de la regla de los años bisiestos hizo que durante un tiempo se considerara bisiesto uno de cada tres años. Augusto corrigió el error omitiendo el 29 de febrero durante tres años bisiestos consecutivos y restableciéndolo en el año 8 d. C. (los programadores de UNIX no conocían este detalle cuando implementaron la función cal, que insiste en que el año 4 d.C. fue bisiesto). El Senado romano cambió el nombre del mes Sextilis por Augustus para honrar al emperador. Los calendarios americanos precolombinos son poco conocidos, aunque se sabe que en general eran poco precisos y muy diversos. Sin duda, el mejor de todos ellos es el calendario azteca, contenido en la famosa Piedra del Sol, una escultura plana de 3.5 metros de longitud y 24 toneladas de peso, esculpida en 1479. El año azteca, probablemente diseñado hacia la mitad del primer milenio después de Cristo, tenía 360 días, repartidos en 18 meses de 20 días cada uno, y un período adicional de 5 días.
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