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"Para Pitágoras los números eran dioses"
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La Vanguardia, 7 de Julio de 2004
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ENTREVISTA
IMA SANCHÍS BENIGNO MORILLA, PSICOTERAPEUTA ESCRITOR

Tengo 53 años. Nací en París y vivo en Madrid desde los 17 años. Me licencié en Bellas Artes y fui pintor. Luego estudié terapias alternativas y hace 20 años que tengo una consulta y escribo sobre psicología. Estoy divorciado y con 4 hijos. Soy federalista. Tengo sensación de infinitud. Publico ‘Pitágoras. El hijo del silencio’ (mr)

CONOCIMIENTO
Este parisino de madre santanderina y padre asturiano fue un adolescente perdido que buscó respuesta en el conocimiento y ahí sigue, así que es un placer hablar con él. Su psicoterapia es una síntesis de muchos conocimientos y sus respuestas a la búsqueda de sentido son más estoicas que pitagóricas: "Somos los dueños y señores de nuestros pensamientos y de nuestros juicios y es ahí donde debemos fomentar la felicidad y la paz". Para Pitágoras el bienestar depende de la congruencia entre palabra y acto. Benigno lleva años estudiando a este sabio con vida de leyenda. "Se cuenta de él que era hijo de Apolo, que se lo anunció a su madre advirtiéndole que engendraría a un sabio...". Da gusto verle saltar de una disciplina a otra para explicar una vida.

-El matemático Pitágoras era un trascendental?
-Sí, hizo una síntesis entre lo científico y lo religioso. Fue un reformador del conocimiento, de lo político, y una especie de Indiana Jones del siglo VI a.C.
-¿Gran viajero?
-Sí, abandonó su isla, Samos, y se fue a Fenicia, donde vivió como ermitaño. Luego, según sus biógrafos, Porfirio y Jámblico, estuvo 22 años en Egipto y cuando entraron las tropas de Cambises le hicieron preso y le llevaron a Babilonia, donde vivió doce años.
-¿Contactó con los sabios de Babilonia?
-Ellos le transmitieron su gran conocimiento sobre astronomía. Su primer maestro fue Ferecides de Silo, que le enseñó las teorías de la reencarnación. Luego Tales de Mileto, que le envió a Egipto a iniciarse.
-Allí debió de deducir su famoso teorema.
-Y entre otras cosas se inició en la experiencia directa con el más allá. Su último maestro fue Anaximandro, que le inculcó el pensamiento científico y le enseñó a predecir los eclipses matemáticamente. Pitágoras ensambló todas esas piezas y montó una escuela.
-Acabó fatal.
-Porque fue un revolucionario, un reformador del conocimiento y del sistema de vida. Acuñó la palabra filosofía como amor a la sabiduría e intentó una utopía que fracasó.
-¿La sabiduría al poder?
-Sí, quiso crear una ciudad estado ideal regida por hombres sabios que renunciaran a los bienes. Las mujeres estaban admitidas en igualdad de condiciones que los hombres en su escuela. Tenían bienes mancomunados y vivían con austeridad. Fue la primera escuela iniciática occidental.
-Hábleme de su síntesis entre lo religioso y lo científico.
-Para Pitágoras los números podían explicar fenómenos naturales y tradujo la música a términos matemáticos. Pero al mismo tiempo le concedía a lo científico un sentido religioso, es decir, no abarcaba solamente lo que podemos comprender por medio de los sentidos, sino que pretendía ir más allá de ellos.
-¿En qué contexto creó su filosofía?
-Grecia estaba fragmentada en pequeñas ciudades estado con sus reyezuelos. Samos estaba gobernada por un tirano, Polícrates, al que Pitágoras se enfrentó.
-Topó con el poder.
-Sí, cuando regresó de Babilonia intentó modernizar Grecia, muy anticuada respecto a los egipcios, pero Polícrates no se lo permitió y se fue a la Magna Grecia, al sur de Italia, donde había colonias griegas más abiertas. Se instaló en Crotona, rival de Sibaris.
-¿La isla de los sibaritas?
-Sí, personas muy refinadas y hedonistas. En Crotona, mucho más austeros, su mensaje de renuncia al lujo fue bien acogido. Enseñó a sus discípulos a vivir de acuerdo con unos principios de vida superiores.
-¿Cuáles son esos principios?
-El hombre debe vivir acorde con la naturaleza y virtuosamente. Pero no se trataba de una categoría moral, de un patrón de conducta. Virtud para él tenía que ver con el contentamiento de descubrir el bien y la belleza en uno mismo a partir del desarrollo de la conciencia. Cada noche, los pitagóricos revisaban sus acciones y pensamientos, y si uno estaba equivocado lo imaginaban correctamente, así se perfeccionaban.
-Son técnicas modernas de psicoterapia.
-Pitágoras era un genio. Ya entonces estaba convencido de que la Tierra era esférica. Introdujo en Occidente el vegetarianismo por un sentido ético muy desarrollado que consideraba que no es necesario matar a los animales. Estableció la mancomunidad de bienes en un mundo oligárquico. En realidad, fue el primer marxista-leninista.
-¿Cómo murió?
-Hay versiones, pero sabemos que su escuela fue incendiada y él y sus discípulos perseguidos. Mataron a su mujer y él desapareció. Parece ser que se dejó morir de hambre.
-"El silencio es la primera piedra del templo de la sabiduría", dijo.
-El silencio tiene mucha importancia en el pitagorismo, pero no se trata del silencio de los prudentes, sino del silencio de los sabios, un silencio más allá del ajetreo mental. Pitágoras estudió mucho la música y sus silencios, un concepto relacionado con el vacío que también identificó con los números.
-Todo eso son estudios punteros.
-Así es. A Pitágoras le obsesionaba el cero, ese cero que no está todavía descrito en la aritmética pero que representa la nada antes de la aparición del uno.
-Era una época de creencias politeístas.
-Para Pitágoras los nueve primeros números son dioses, cada divinidad representa una manifestación del 1 que es el principio, y el 10 es la completitud o el mundo manifestado de ese 1. Cada número tiene particularidades en sus operaciones que representan patrones de la vida.
-¿Creía en la reencarnación?
-Creía que todo tiene un movimiento circular, que todo retorna. Cuando las personas mueren, abandonan un vehículo físico y retornan a otro cuerpo a proseguir el camino de perfeccionamiento que supone la vida. Pitágoras explica matemáticamente que somos parte de la divinidad.
-¿Cómo vivía?
-Buscando la armonía que se obtenía siendo congruente. Uno debe encarnar sus ideales. Propugnaba cierta contención. La contemplación y el disfrute de la belleza como expresión de la verdad formaban parte de su vida. Las matemáticas y la geometría estaban cargadas de elementos metafóricos.

 

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