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Matemáticas sangrientas
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La Vanguardia, 2 de Junio de 2004
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JUAN CARLOS MERINO. Madrid El argentino Guillermo Martínez presenta "Los crímenes de Oxford"

Si Lewis Carroll demostró que las matemáticas no estaban reñidas con la literatura en general, el argentino Guillermo Martínez viene ahora a confirmar que la ciencia de Pitágoras también puede imbricarse, muy sugestivamente, en la novela negra. Su nueva novela, "Los crímenes de Oxford" (Destino), es un homenaje a los clásicos del género de intriga policiaca, pero sin caer en sus tópicos. Tanto es así que, en lugar de la parafernalia habitual, la trama de esta novela discurre entre la lógica de Wittgenstein y la física cuántica de Heinsenberg, el teorema de Fermat, el de Kurt Gödel... Semejantes dosis de erudición no han espantado a los adictos al género ni al público lector en general. Al contrario: la novela, que obtuvo el premio Planeta Argentina 2003, se va a traducir a trece lenguas y lleva ya tres ediciones en España. Su autor, Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962), estuvo el lunes firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid, y ayer conversó con "La Vanguardia". Antes que nada, agradece que la primera pregunta no sea la de siempre: ¿qué hace todo un doctor en Matemáticas escribiendo novelas? "En mi caso -responde, de todas maneras-, fue primero la literatura. Mi papá era escritor, amateur pero muy prolífico, y mi mamá es profesora de Letras. Las matemáticas fueron un accidente en mi vida. Matemáticas y literatura son, para mí, vidas paralelas: por las mañanas escribo, por las tardes doy clases e investigo. Me alegra tener una vida más allá de la literatura, porque me otorga otra dimensión como escritor. De hecho, si no hubiera sido por mi vida como matemático no existiría esta novela." No es nada raro, añade, esa conexión entre matemática y literatura, y al hilo de Carroll, cita a Borges -en su ensayo "Borges y la matemática" ya mostró Martínez los gérmenes de elementos matemáticos en las ficciones borgianas-, al físico Ernesto Sábato, a Raymond Queneau, Nicanor Parra... En el caso de Martínez, ya mezcló matemática y filosofía en su primera novela, "Acerca de Roderer". Ahora basa su intriga policiaca oxoniense en el teorema matemático de Gödel, aunque un tanto distorsionado. "Cuando se me ocurrió la idea de una serie de crímenes en Oxford, donde estudié hace diez años, pensé que su vinculación podía estar dada por una serie de símbolos lógicos y eso me permitió volver a ese mundo de relaciones entre la literatura, la matemática y la filosofía." El protagonista es un joven estudiante argentino, recién llegado a Oxford, que descubre el cadáver de una anciana asfixiada con un almohadón. El asesinato resulta ser un desafío intelectual lanzado a uno de los lógicos más eminentes del siglo, Arthur Seldom, y el primero de una serie de crímenes... "Quise hacer una novela que por una parte se pudiera inscribir en la tradición de la novela de enigma, con un detective que es un lógico, como en el inicio del género con Auguste Dupin, de Poe, y con referencias a la manera de investigar de Sherlock Holmes, de Conan Doyle, e incluso a los elementos psicológicos en las novelas de Agatha Christie con el método de su detective Hercules Poirot. Hay un tributo a la tradición, por supuesto, pero si el lector llega hasta el final verá que también hay un quiebro de la tradición, y en eso tiene mucho que ver la mirada matemática sobre la criminalística."

En "Los crímenes de Oxford" hay algo más profundo que el mero entretenimiento literario, no obstante. "El gran tema que trato es la relación que hay entre las teorías abstractas, la imaginación, las conjeturas y las consecuencias que tienen en la realidad. Es decir, de qué modo lo que en principio parece una simple elucubración abstracta puede superponerse y llegar a ser parte de la realidad, con consecuencias catastróficas". El otro gran tema es desmitificar el antagonismo entre razón y pasión. "Lo intelectual tiene un componente pasional en mis novelas. Las pasiones también pueden ser manipuladas con un cálculo lógico."

A los lectores les espera una inquietante sorpresa final -o dos, si afinan- que Guillermo Martínez, claro, no desvela. Lo que sí anuncia es que habrá secuela.

 

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