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Gallegos contra las cuerdas
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La Voz de Galicia, 31 de Enero de 2005
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Sociedad
S. Garrido/J. Mira | carballo Físicos de la Universidade de Santiago o formados en ella trabajan en los asombrosos indicios de la teoría de las supercuerdas, que postula un mundo de diez dimensiones.

Desde los tiempos de Einstein, más o menos, el hombre sabe que habita un mundo de cuatro dimensiones, las tres del espacio (alto, largo y ancho) y la del tiempo. Sin embargo, desde hace poco más de veinte años, la élite de la élite de los físicos teóricos, y también matemáticos, trabajan con una teoría en la que el mismo mundo se mueve en diez dimensiones, nueve ellas del espacio.
Es la teoría de las supercuerdas, cuyo alcance, de verificarse, va desde luego mucho más allá: significaría poder integrar en una única ley las cuatro fuerzas del Universo: la electromagnética, la fuerte (la que explica cómo se unen las partículas que integran los átomos), la débil (la que dice qué partículas son radiactivas) y la gravitatoria, cuyo mecanismo de actuación, debido a un enigmático gravitón, aún se desconoce. La existencia de una Teoría del Todo es tal vez el grial de la ciencia moderna, la piedra filosofal de los alquimistas de la física. Cuando Einstein murió, entre sus manos tenía cálculos con los que intentaba encontrar esa unificación, que serviría para reinterpretar el Universo.
¿Y qué afirma tal teoría? Que, en vez de por partículas, el universo está formado por cuerdas, diminutas, cuerdas de cierta longitud. Y estas cuerdas, vibran. Al hacerlo, y según cómo lo hagan, se crean las partículas que conforman el mundo subatómico y que son el sustrato de todo lo existente. Uno de esos modos de vibrar, por ejemplo, daría lugar al gravitón, responsable de la gravedad.
Uno de los tres mejores grupos de Física Teórica de España (tras Madrid y Barcelona) está en la Facultade de Santiago. El catedrático Alfonso Vázquez Ramallo explica que alumnos salidos de este grupo están contratados en los mejores laboratorios mundiales y, como él y sus compañeros, tratando desentrañar los misterios de las cuerdas. Pero, ¿hace veinte años justos, como se señalaba recientemente, que empezó todo esto?
«Nunca se sabe cuál fue el inicio -responde- porque se puede decir que nació a principios de los setenta, pero murió. Luego se abandonó, pocos siguieron y, hace 20 años, un científico anunció de manera un tanto jocosa que había descubierto su consistencia para describir la unificación de las cuatro fuerzas, y se recuperó, pero tuvo momentos bajos en los noventa». Diríase que vibra por años.
No es una teoría fácil. Al contrario, exige un extraordinario esfuerzo intelectual, y tiene detractores. Puede no ser cierta y tanto talento habría sido desperdiciado. O no. Al igual que los alquimistas buscaban la piedra filosofal y, mientras no la encontraban, en el camino descubrían otras fórmulas, aquí pasa lo mismo.
«Para otra áreas relacionadas, ha habido avances muy importantes, como en la Física del Estado Sólido, o la Teoría de los Nudos, en Matemáticas, o para las finanzas, gracias al trabajo en supercuerdas», señala Javier Mas Solé, profesor titular de Física Teórica de la USC y otro veterano de las ecuaciones que tratan de explicarlo todo. «Está en una primera fase, que es la de describir lo que ya se ve, y eso no se ha logrado del todo». Los legos en la materia (todo el mundo) suelen preguntarse cuándo habrá una comprobación experimental, algo que se vea. Mas, como Ramallo, cree que habrá que esperar diez años o más. Si es cierta, claro.

 

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