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«La sociedad presiona a los profesores para que suspendan»
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La Voz de Galicia, 17 de Septiembre de 2004
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Sociedad
PACO RODRÍGUEZ Lleva quince años luchando contra la «constante macabra», que define como el porcentaje de suspensos al que se ven obligados a recurrir los maestros ante la presión del entorno

En su libro La constante macabra o ¿cómo se desalienta a generaciones de alumnos? , el profesor francés André Antibi -que ayer impartió una conferencia en unas jornadas sobre la educación matemática celebradas en Santiago-, califica esta constante como «el problema más importante del sistema educativo».
-¿Cómo definiría esta constante?
-Es un fenómeno social. Un profesor excelente con alumnos excelentes, si pone sólo notas buenas se considera como un mal profesor. La presión de la sociedad hace que los profesores estén obligados, de una manera muchas veces inconsciente, a poner un cierto porcentaje de notas malas, y a eso es a lo que llamo la constante macabra .
-¿Una de las misiones del profesor no es entonces seleccionar?
-No, su misión es formar, difundir al máximo de personas el máximo de conocimientos. La mayoría de los profesores dicen eso mismo, pero en la práctica seleccionan de una manera inconsciente. Sin embargo, en países como Canadá, Estados Unidos o algunos estados europeos, no existe esta constante macabra .
-¿Por qué Matemáticas es, por encima de otras materias, la que más se asocia a este porcentaje de suspensos?
-El alumno no tiene ninguna predisposición contra esta materia, pero lo específico de esta asignatura es que la sociedad hace jugar a los profesores de Matemáticas un rol de seleccionador, por lo que aparece como una materia más importante que las otras para el trabajo.
-¿O sea que es falsa la afirmación de que las Matemáticas son «un hueso»?
-Al contrario, yo creo que es más fácil motivar al alumno en Matemáticas que en otras materias. Francamente, creo que a los dieciséis años es más fácil motivar en este campo que en Filosofía, ya que a esta edad los alumnos no tienen experiencia de vida. Lo que ocurre es que el rol de selección que se ha adherido a la disciplina de Matemáticas hace que no le guste a los alumnos.
-¿Por qué nadie hace nada para luchar contra esta «constante macabra»?
-Mi hipótesis es que se trata de un problema de tradición, al ser humano no le gusta salir de las normas. Yo propongo soluciones como la evaluación por un contrato de confianza, en donde el profesor tiene que decir al alumno exactamente de qué ejercicios le examinará y no variarlos. Otro punto es la duración de la prueba, que a veces es muy larga para el tiempo que se ha dado.
-¿El alumno se siente entonces engañado por el profesor?
-Sí, pero no es un problema del profesor, sino un problema de tradición social.

 

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