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Preocupación por la educación matemática... en el Reino Unido
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El País, 5 de Abril de 2004
APUNTES-UNIVERSIDAD
OPINIÓN
MIGUEL ÁNGEL GOBERNA El pasado mes de Febrero se hizo público el informe Making Mathematics count, relativo a la educación matemática preuniversitaria en el Reino Unido, que había sido encargado por el gobierno británico a una comisión dirigida por Adrian Smith, director del Queen Mary College de la Universidad de Londres. Consta dicho informe de una introducción, seis capítulos y dos apéndices. El Capítulo 1, sobre la importancia de las matemáticas, concluye que "las matemáticas tienen una importancia central en la sociedad moderna. Proporciona el lenguaje y las herramientas analíticas en las que se apoya nuestro desarrollo científico e industrial, y es crucial para el empleo y desempeño de los ciudadanos individuales". Los capítulos 2 y 3 describen el currículo en matemáticas y el reclutamiento del profesorado, subrayando que tan sólo un 10 % de los alumnos de secundaria elige un A-level en matemáticas (algo así como las matemáticas para científicos y técnicos en nuestro bachillerato); un 10 % de ellos se gradúa después como matemático, de los que sólo una minoría se dedica a la enseñanza. Así se explica que el 30 % de los actuales profesores carezca de formación especializada y que exista, a pesar de ello, un déficit de 3.400 profesores. Los restantes tres capítulos proponen actuaciones para incrementar el número de graduados en matemáticas y atraer a la enseñanza a un 40 % de ellos, así como para mejorar continuamente la formación del profesorado. Así, el informe propone la exención total de tasas -e incluso el pago de un salario- a los futuros estudiantes de matemáticas, junto con un incremento salarial específico de los profesores de matemáticas no inferior a las 5.000 libras anuales que incentive dicha salida profesional. Tras evaluar la inversión necesaria para ejecutar dichas acciones, concluye Adrian Smith: "Espero que el gobierno acepte que el coste de implementar mis propuestas es mínimo comparado con el coste a largo plazo, para la sociedad y la economía, de no invertir en educación matemática".

El lector interesado en el informe y en las reacciones al mismo puede encontrar textos y enlaces en el apartado 4.5 (Informes y foros sobre educación matemática) de http://www.eio.ua.es/licmat/index.htm.

Tanto las asociaciones profesionales (la Mathematical Association, la Association of Teachers and Lectures y la Nacional Union of Teachers), como los periodistas especializados en educación y en ciencia han coincidido en manifestar su satisfacción por la franqueza del informe (que no rehuye términos como "desastre", "urgente", etc.) y su apoyo a las medidas propuestas. ¿Qué dicen los políticos?, se preguntarán. Pues bien, mientras que el secretario de educación, Charles Clarke ha afirmado que "el reto es devolver a los jóvenes británicos el interés por las matemáticas", el canciller del tesoro (ministro de Economía) y postulante a primer ministro Gordon Brown acaba de declarar: "Tenemos que convertir en prioridad nacional el invertir en lo que constituye la clave de nuestro futuro y bienestar, la ciencia y el conocimiento. (...) Proponemos elegir la ciencia sobre otras muchas prioridades de gasto, y prometemos presentar en 2004 un plan de inversiones en ciencia, tecnología e innovación para la próxima década" (The Guardian, 2-3-2004). De momento, Brown ha convocado una reunión de cinco ministros (cuatro de ellos miembros del Gabinete) con una comisión de científicos de la que formará parte Adrian Smith.

Por lo que respecta a nuestro país, la educación matemática y científica deja mucho que desear, según atestiguan los recientes informes de la Real Sociedad Matemática Española y de la Comisión de Educación del Senado, accesibles en la página web antes citada. Es más, la situación es mucho peor que en el Reino Unido, a juzgar por los últimos estudios comparativos y resultados en las competiciones internacionales. En efecto, los estudiantes españoles de 15 años ocupaban unas preocupantes posiciones 23 y 19 en matemáticas y en cultura científica, de los 31 países de la OCDE evaluados en el informe PISA (2001), mientras que sus compañeros británicos ocupaban unas honorables posiciones 8 y 4, respectivamente. Por lo que se refiere a las Olimpiadas Matemáticas Internacionales, nuestros mejores estudiantes consiguieron entre 1999 y 2003 un total de 4 medallas de bronce frente a las 25 -de todos los colores- de sus homólogos británicos. En cuanto al esfuerzo relativo en I+D, España era antepenúltima de la EU en 2002, según Eurostat, con un magro 0,96 % del PIB (el 40% del cual se destina a la fabricación de armas), la mitad que el Reino Unido, a su vez una décima por debajo de la media europea. Por lo que respecta a la demanda, se está reduciendo sensiblemente el número de matriculados en el bachillerato científico-técnico y en Facultades de Matemáticas (y de otras disciplinas científicas), lo que nos aleja de la meta fijada por la Comisión Europea: "Para 2010 todos los estados miembros deberán haber incrementado significativamente el número total de graduados [en matemáticas, ciencias y tecnología] en comparación con el año 2000" (DN: IP/02/1710).

Está claro, pues, que no puede esperarse nada de una derecha que se ha limitado a contemplar impávida el deterioro de las ciencias y de su enseñanza durante los últimos ocho años. Pero también sería deseable que los partidos de izquierda no se limitasen a prometer incrementos sustanciales en la inversión científica, mayor apoyo a la enseñanza pública y mejoras en las condiciones laborales de los investigadores, si no que deberían proponer incentivos semejantes a los descritos y rectificaciones en el currículo preuniversitario, más allá de la eliminación de la asignatura de religión: se necesita un bachillerato de tres años y un mayor peso relativo en él de las enseñanzas científicas.

 

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