La paradoja del condenado
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Escrito por Marta Macho Stadler
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Viernes 18 de Abril de 2008 |
Página 1 de 2 La paradoja del condenado
En la Edad Media, un rey de reconocida sinceridad, pronuncia su sentencia: Una mañana de este mes serás ejecutado, pero no lo sabrás hasta esa misma mañana, de modo que cada noche te acostarás con la duda, que presiento terrible, de si esa será tu última sobre la Tierra...
En la soledad de su celda, el reo argumenta: Si el mes tiene 30 días, es evidente que no podré ser ajusticiado el día 30, ya que el 29 por la noche sabría que a la mañana siguiente habría de morir. Así que el último día posible para cumplir la sentencia es el 29. Pero entonces, el 28 por la noche tendré la certeza de que por la mañana seré ejecutado...
Continuando de este modo, el prisionero concluye triunfalmente que la condena es de ejecución imposible, y comienza a dormir aliviado, aguardando que transcurra el mes para pedir su libertad
Sin embargo, sorpresa, un día cualquiera, por ejemplo el fatídico día 13 (era martes), el verdugo, con el hacha afilada en la mano, despierta al reo... que instantes más tarde es decapitado.
La sentencia se cumple literalmente.
¿Dónde ha fallado el razonamiento del condenado?
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