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Enrique Zuazua, premio Euskadi de Investigación Científica
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Martes 23 de Enero de 2007

EL CORREO

El catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid Enrique Zuazua Iriondo (Eibar, 1961) ha sido galardonado con el Premio Euskadi de Investigación 2006 en la modalidad de Ciencia y Tecnología. El jurado, reunido ayer en Bilbao, ha considerado «sus relevantes contribuciones a la teoría de ecuaciones en derivadas parciales y a la teoría de control y sus aplicaciones al diseño óptico en aeronáutica», resaltando «la gran repercusión internacional» alcanzada por sus aportaciones.

Zuazua estudió en la UPV, donde se licenció (1984) en Ciencias Matemáticas y se doctoró (1987). Fue uno de los primeros alumnos que presentó y defendió su tesis en euskera. Desde sus inicios centró su carrera científica en el ámbito de las ecuaciones en derivadas parciales, el control de sistemas y el análisis numérico. En julio de 1990 accedió a la cátedra de Matemática Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. A sus 28 años fue el catedrático universitario más joven de España. Enrique Zuazua realiza visitas de larga duración a centros universitarios de todo el mundo y ha sido invitado a impartir conferencias en más de cincuenta congresos internacionales.

En la actualidad, ocupa una cátedra del Plan Estratégico de la Universidad Autónoma de Madrid, actividad que compagina con la divulgación de las matemáticas.

ENTREVISTA (por A. L.) 28/01/2007

«Dos más dos no son necesariamente cuatro»

El científico eibarrés, profesor de Matemática Aplicada en Madrid, fue el catedrático más joven de España y ahora ha sido reconocida su trayectoria investigadora


Enrique Zuazua Iriondo, eibarrés de 45 años. Catedrático de Matemática Aplicada en la Universidad Autónoma de Madrid y reciente premio Euskadi de Investigación en la modalidad de Ciencia y Tecnología por su contribución a la teoría de las ecuaciones en derivadas parciales, la teoría del control y sus aplicaciones en el área de la aeronáutica. Algo incomprensible para la gran mayoría de los mortales, pero que él maneja y explica de la forma más natural del mundo.

Zuazua fue en su momento el catedrático más joven de toda España al sacar su plaza sin haber cumplido los 30 años.

Desde que salió de Eibar, hace 27 años, no ha parado de viajar, estudiar y tratar de difundir sus investigaciones en todo el mundo. Ha pasado por París, Londres, Estados Unidos, Brasil o la India, tanto para dar conferencias, como para ser profesor invitado en prestigiosas universidades.

Cuando recibió la notificación de que había recibido el premio Euskadi de Investigación, la pasada semana, estaba en San Sebastián, en la tamborrada. Y es que ser un portento no está reñido con la diversión. Al día siguiente viajó a Eibar para visitar a su familia y luego salió hacia China, donde ha estado esta semana.

-¿Para qué sirven las ecuaciones?

-Los modelos matemáticos sirven para describir cualquier fenómeno de la naturaleza, desde el movimiento del aire o del agua o la resistencia de las estructuras y tienen su aplicación directa en cuestiones tan normales como en hacer unos aviones más seguros, rápidos y cómodos, en explicar fenómenos financieros o, incluso, en la modelización de comportamientos sociales. Las matemáticas sirven desde para hacer los cálculos más cotidianos hasta las aplicaciones más avanzadas».

-Damos por hecho que dos más dos son cuatro. Pero en la vida real muchas veces no se cumple esta afirmación.

-Es verdad: dos más dos no son necesariamente cuatro. En el mar, por ejemplo, dos olas que se juntan con dos olas pueden generar una ola enorme que no es la suma de las dos anteriores. La realidad resulta mucho más compleja y es que entran en juego los factores de la no linealidad y del azar».

-Tiene dos hijas. ¿Qué pasa si suspenden en matemáticas?

-Pues me aguanto (se ríe). Intentamos transmitir nuestros gustos a nuestros hijos, pero también tenemos que darles márgenes para que encuentren su camino. Aquí se puede aplicar la teoría matemática del control. Para que algo funcione no puedes ahogar el mecanismo que le hace funcionar. Es, por ejemplo, el sistema de funcionamiento intermitente de los frenos, a los que no puedes ahogar porque si no dejarían de funcionar. Descubrir la verdadera vocación es muy importante y tenemos que transmitir nuestra vocación sin ahogar a nuestros hijos.

-¿Quién le transmitió el gusanillo de las matemáticas?

-Creo que era algo innato. Siempre me han gustado las matemáticas, pero también creo que influyó el tipo de enseñanza que se daba cuando yo estudiaba. Primero empecé en la ikastola y pasé luego a La Salle (entonces Sagrado Corazón). Entonces, en clase, éramos 60 alumnos o más. Me acuerdo porque por mi apellido, de la Z, siempre rondaba ese número. Con tanta gente en clase era más fácil y se incidía más en los aspectos cuantitativos, en las matemáticas, y menos en el ámbito literario. Creo que ambas cosas han influido para mi inclinación hacia las matemáticas.

-Se dedica a la enseñanza universitaria. Pero, bajando a niveles inferiores, ¿puede influir un profesor en que a un alumno le guste o que acabe de odiar las matemáticas o cualquier otra materia?

-Creo que el papel que tienen los profesores es clave. Todo tiene que ayudar, los libros, el entorno, la familia... Pero la figura del profesor es fundamental para que te guste o no una asignatura.

-Ultimamente se está debatiendo sobre el aumento del número de horas lectivas dedicadas a las matemáticas. ¿Qué opina?

-No creo que el debate fundamental sea el de una hora más o menos de matemáticas. Ahora no se nos pide saber más cosas, sino saber de más cosas. Antes los juguetes más sofisticados que teníamos eran una bicicleta y ahora, sin embargo, todos los juegos son muchos más complejos. Antes valía con saber gramática y aritmética y, en la actualidad, no es suficiente ni una licenciatura, tenemos que tener cursos de doctorado y másters. Los niveles de exigencia y conocimientos especializados se han incrementado notablemente.

Eibar, «ciudad abierta»

-Además de sus clases habituales y sus investigaciones también ofrece conferencias y charlas sobre matemática aplicada.

-Sí, hace poco estuve en Bilbao, en la calle Bidebarrieta, y me sorprendió que la sala estuviera tan llena. Los científicos somos y tenemos que ser conscientes de la dimensión social de nuestro trabajo y de la importancia de la comunicación de nuestras investigaciones.

-Ha nacido y crecido en Eibar, pero hace ya mucho que sólo viene de visita. ¿Ha cambiando mucho?

-Sí, desde el año 1979, en que me fue a estudiar a la UPV, a Leioa, sólo vengo los fines de semana a Eibar. Aquí vive mi familia. Creo que Eibar ha cambiado muchísimo, pero a mejor. Ha pasado de ser una ciudad dominada por el tráfico, el ruido y la polución a tener espacios muchos más aptos para los peatones. He viajado mucho y conozco muchos sitios del mundo, pero puedo decir que Eibar ha trasladado a su ciudad el talante abierto que siempre la ha caracterizado».

-¿Qué proyectos tiene?

-Seguir estudiando e investigando. Los científicos también vivimos en un mundo de exigencias crecientes y tenemos que combinar la actividad científica, docente y los proyectos internacionales. La globalización es un hecho para nosotros y nuestro idioma de comunicación es el inglés. Nuestros retos son ahora la creación de centros y estructuras de investigación».

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