27. Los tres planos del espacio
Imprimir
Escrito por Juan Gimeno   
Martes 01 de Abril de 2008
No me resultaba difícil últimamente encontrarme con alguna composición, a partir de módulos, en la que se hallaran representados los tres planos del espacio. No obstante, la imagen ideal que yo podía tener de cómo representarlos no se ajustaba a lo que me iba encontrando.

Es por ello que me planteé el reto de realizar una composición modular con los tres planos cruzándose en el espacio y que estuvieran inscritos en un hexaedro. Me impuse también otros criterios como el de jugar con un color para cada plano, que los módulos fueran los menos posibles, que encastraran firmemente y que, por ende, resultaran relativamente fáciles de confeccionar.

Lo primero que me planteé fue la manera de reducir al mínimo los módulos. Sin pensármelo mucho, me puse –literalmente– manos a la obra: cogí seis papeles  cuadrados, los doblé por la mitad formando rectángulos y me hice la composición sobre la marcha. Bien, aquello parecía que marchaba: los seis rectángulos podían entrecruzarse formando la composición que yo buscaba y ahora sólo me faltaba buscar la manera de hacerlos encastrar unos con los otros. ¡Necesitaba unos bolsillos en aquellos rectángulos y unas puntas que pudieran meterse en dichos bolsillos, pero cómo!

La verdad es que los que practicamos la papiroflexia de manera asidua tenemos una ventaja: muchas veces las soluciones nos vienen dadas por otras figuras, que en la inmensa mayoría de las veces no tienen nada que ver con lo que pretendemos. Así fue como, casi como un acto reflejo, tras plantearme el cómo sacar bolsillos y puntas, me vino de primeras a la cabeza una composición infantil tradicional: ¡el catamarán o barco doble! Aquella figura tenía todo lo que yo estaba buscando, y además en los lugares idóneos.

Al llevarlo a la práctica tuve un pequeño contratiempo: si hacía los plegados de la manera más perfecta que me fuera posible, tenía auténticos problemas de encaje, fundamentalemnte con los últimos módulos. Por un lado, el grosor del papel que se me acumulaba en el centro de los tres planos me impedía introducir las pestañas de estos últimos módulos en sus bolsillos correspondientes; y por otro, la ortogonalidad de los planos me dificultaba enormente encastrarlos.

Por tanto, y como consejo: Prestad atención al grosor del papel y, en función de ello, plegad en el paso número 2 con la suficiente “imperfección” que permita la holgura necesaria entre los bolsillos y el módulo (con sus pestañas) que se interpondrá entre ellos.

Suerte y que disfrutéis.

Imagen de los pliegues

Archivo PDF

 
Volver