Calcular con piedras
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La Vanguardia, 12 de Mayo de 2002
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Vimbodí
IVET BATET El concurso Fem Matemàtiques llega a su fase final en el monasterio de Poblet

Un grupo de alumnos medía ayer los sillares de una de las torres del monasterio de Poblet. Se trataba de calcular si, desmontándolo, tendrían suficientes para construir una acera alrededor del patio. Era uno de los ejercicios de la última fase del Fem Matemàtiques, un concurso que cada año convoca la Federació d,Entitats per a l,Ensenyament de les Matemàtiques a Catalunya (Feemcat) para potenciar la asignatura y sus aplicaciones cotidianas.

Según Luisa Girondo, presidenta de la Associació de Professors de Matemàtiques de les Comarques Meridionals (APMCM), "las matemáticas gobiernan la sociedad" ya que mucha información se da en cifras. "Nosotros las necesitamos más que nuestros abuelos, no sólo para ser arquitectos o ingenieros, sino también para ser ciudadanos responsables", asegura. Girondo considera que son una "materia fundamental para el desarrollo intelectual de los estudiantes". Además, en su opinión la asignatura ya no es lo que era porque "la matemática trivial, la que pueden resolver las calculadoras, ha dejado de ser interesante". Antoni Vila, profesor del instituto Gabriel Ferrater de Reus, refuerza su afirmación: "La primera fase del concurso empieza con unas actividades de investigación que se realizan en clase y en las que se valora más el proceso que la solución".

Vila insiste en desmentir el tópico: "Los seleccionados no son alumnos asociales ni se pasan la vida encerrados en casa, son muy normales", asegura. Además, según él, los que son buenos en matemáticas lo son en todas las asignaturas: "La especialización viene después, más en función de intereses que por capacidades".

Lo único que le va mal a David López, uno de esos 57 pequeños genios que ayer llenaron el monasterio de Poblet, es el dibujo. López no parece el típico empollón de la clase. No necesita dedicar mucho tiempo a hacer los deberes que le mandan en el instituto. Hasta reconoce que a veces se aburre en clase porque la profesora "repite las cosas". Su madre, Maria Rosa Escardó, que también es profesora de matemáticas, se queja del sistema. La ESO es "café para todos", apunta. Cree que "igual que se ayuda a los alumnos con dificultades, tendría que haber programas especiales para los que van sobrados".

Adrià Ferrer, alumno de segundo curso del instituto de bachillerato Jaume Huguet de Valls, también es de los que saca excelentes sin esfuerzo. Igual que Cristian Lozano, un futuro ingeniero que estudia el primer curso de ESO en La Salle de Tarragona. Aunque es verdad que, como en la literatura o en la música, la facilidad para las matemáticas tiene algo de innato, Girondo asegura que se tiene que trabajar. "El porcentaje de genios naturales es muy pequeño", apunta.

 
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