TOMÁS PRIETO, premio nacional fin de carrera
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La Vanguardia, 30 de Diciembre de 1999
ENTREVISTA
PULSO CIUDADANO
CARMEN MARTINEZ DE SILVA ¿Qué tiene usted de especial para que le hayan otorgado el premio nacional fin de carrera?
-Sinceramente, creo que yo no tengo nada de especial, nada fuera de lo común. Lo que sí han considerado como algo excepcional ha sido mi expediente académico, pero por lo demás, no hay nada especialmente relevante.
-Estará usted de acuerdo conmigo en que su trayectoria no es muy, muy normal, ¿no cree?
-Bueno, siempre he pensado que soy un estudiante normal como tantos otros que pasan por las facultades de las universidades españolas. Al menos, esa es mi impresión.
-¿Sacar dieces como churros -perdón por la expresión-, es algo que tiene que ver con la inspiración divina o con la mera dedicación?
-Indudablemente, te tienen que gustar las matemáticas; esa es la base fundamental. Creo que si no hay una parte importante de vocación no hay nada. Pero además de este aspecto, un buen expediente requiere mucho trabajo y dedicación.
-¿Y disciplina?
-Mucha. Aun así, más que todo esto, lo que recomendaría en general, porque casi es lo más importante, es tener unos buenos apuntes, incluso más que consultar muchos libros. Para lo que es estudiar la asignatura, unos buenos apuntes te dan gran parte del trabajo hecho. Para profundizar sí que hace falta recurrir a la bibliografía, pero para estudiar cualquier asignatura sin más, creo que con los apuntes que se toman en clase es más que suficiente.
-¿Cómo se cogen unos buenos apuntes? Porque todos los alumnos ven y escuchan más o menos lo mismo en el aula.
-Lo fundamental es que cada uno los coja a su gusto para que luego pueda enterarse de lo que ha escrito. Unos buenos apuntes no consisten únicamente en apuntar cada una de las palabras que dice el profesor, sino tratar de ir haciendo una síntesis, que es sobre lo que se va a estudiar luego.
-¿Qué tal anda usted de los codos? Supongo que aunque los apuntes sean un factor decisivo a la hora de sacar todo sobresalientes en una carrera como Matemáticas, habrá usted castigado bastante la mencionada articulación.
-La verdad es que sí. El trabajo tiene que ser continuado. La clave es marcarse un ritmo de trabajo a principio de curso y mantenerlo a lo largo de todo el año. Es muy importante saber que tienes que estudiar lo mismo en octubre, cuando apenas ha comenzado el curso, que a últimos de mayo, cuando se está inmerso en los exámenes finales.
-En su vida de estudiante, ¿cómo era un día normal?
-Muy sencillo, por las mañanas iba a clase y por la tarde, a casa a estudiar.
-¿Toda la tarde y todos los días?
-Sí.
-¿No se aburría?
-No. Estudiar siempre es entretenido, vas aprendiendo a superar dificultades y a avanzar. No es monótono, aunque el horario sí pueda resultar cansado, el hecho de estudiar y hacer cada tarde cosas diferentes, a mí nunca me ha resultado aburrido.
-¿Qué parte de su éxito le corresponde a usted, y qué parte a sus profesores?
-No sabría cuantificarlo, pero, desde luego, tengo que estar muy agradecido a mi familia por el apoyo que me ha dado, a mis profesores en el Liceo Francés de Madrid, donde hice el bachillerato, y, por supuesto, a los de la facultad, que han sido todos unos excelentes profesores.
-¿Qué consejo les daría a los miles de estudiantes desesperados por los suspensos que tienen en matemáticas?
-Trabajar y tomárselo en serio. También es cierto que en la terna alumno-profesor-asignatura, el enemigo es la asignatura, no el profesor. Éste es un buen aliado y así tenemos que verlo.

Madrileño de 24 años, ha recibido el premio nacional fin de carrera por su brillante expediente en la licenciatura de Matemáticas (todo dieces durante cinco años). En la actualidad, compagina su labor de profesor en la Complutense con la realización de la tesis.

 
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