VELAZQUEZ 400 AÑOS. LOS INVENTOS. ARTILUGIOS REVOLUCIONARIOS
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El Mundo, 7 de Febrero de 1999
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LA REVISTA
Paco Rego Muchos de los ingeniosos inventos del siglo XVII, como la calculadora, el termómetro, el submarino y el microscopio, todavía hoy siguen formando parte de nuestras vidas.

DE SUS MULTIPLES VIAJES por Europa, Velázquez, el genial pintor sevillano, siempre traía algún nuevo invento que luego utilizaba en sus obras: astrolabios, lupas, la linterna mágica... Muchos de ellos todavía hoy forman parte de nuestras vidas. El termómetro (1592), por ejemplo, es uno de aquellos ingeniosos artilugios. La idea fue de Galileo, el primer hombre que construyó un telescopio -llamado anteojo Galileo (1610)- con el que pudo observar algo hasta entonces totalmente desconocido: que la Luna, en vez de ser una esfera plana, tenía relieves, valles y montañas. Ese mismo año, y utilizando el mismo instrumento, el sabio italiano descubrió cuatro satélites de Júpiter, y unas manchas sobre el disco del Sol, cuyo desplazamiento indicaban que el astro giraba sobre sí mismo.
El reloj de péndulo (1656) se debe, en parte, a él, aunque su invención hay que atribuírsela al matemático y astrónomo holandés Christian Huygens. El péndulo, que regulaba las manecillas, se desviaba sólo cinco minutos al día, frente a los relojes anteriores, que perdían o ganaban hasta una hora diaria.
Otro holandés, Cornellius Drebbel, construyó el primer submarino (1624), con un armazón de madera revestido de cuero engrasado. Iba propulsado por 12 remeros que consiguieron sumergirlo a una profundidad de cuatro metros en las aguas del río Támesis, en Londres.
La tricotosa (1589), el lápiz y el condón de hilo, ambos en 1560, el paraguas impermeable (1637) o el microscopio (1650) son otros de los inventos del siglo XVII que han llegado hasta nosotros mejorados por la tecnología y el diseño. En Alemania nacía una de los aparatos que con el tiempo revolucionaría la industria: la calculadora (1623). Esta rudimentaria máquina de sumar no ha llegado hasta nosotros, pero los historiadores sospechan que pudiera ser parecida a la calculadora de engranajes construida, 20 años después, por el francés Blaise Pascal.

 
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