Conjuntos borrosos y lógica difusa
Imprimir
ABC, 7 de Diciembre de 2001
-
OPINIÓN
Luis Ignacio Parada TRAMPANTOJOS

Cuando oye uno lo que dicen algunos políticos no tiene más remedio que acordarse de la lógica difusa y de la teoría de los subconjuntos borrosos. La lógica difusa es "un sistema matemático que modela funciones no lineales mediante planteamientos lógicos que usan el razonamiento aproximado". Los subconjuntos borrosos moldean la imprecisa frontera entre la pertenencia y la no pertenencia. No se asusten. Ambas sirven para entender la división entre lo verdadero y lo falso; lo lógico y lo ilógico; lo que existe y lo que no existe. Y eso ya se entiende mejor.

El invento no es nuevo. Aristóteles consideraba que existían ciertos grados de veracidad y falsedad. Platón descubrió que había determinados grados de pertenencia.

Berkeley y Hume creían en la lógica del sentido común, adquirida mediante vivencias. Kant, consideraba que muchos principios contradictorios no tenían solución. Sanders demostró que las vaguedades, más que definirnos lo que es falso o verdadero son formas de acercamiento a la forma en que la gente funciona. Bertrand Russell nos enseñó que la lógica puede llevarnos a paradojas insolubles. Lukasiewicz, en fin, descubrió que podía existir un grado de pertenencia con valores comprendidos entre 0 y 1: algo así como estados intermedios entre el ser y no ser.

Y en estas, llegó L. A. Zadeh, hace tres cuartos de siglo, y definió la lógica difusa y la teoría de los subconjuntos borrosos. Aplicadas a la dirección de empresas, la economía, la sociología, la psicología, el diagnóstico médico y hasta la música contribuyen a reducir las posibilidades de error, permiten definir con precisión los márgenes de certeza y reducen la incertidumbre.

Los escépticos dicen que eso ya estaba inventado y se llama "ojímetro". Es lo que hay que aplicar para entender la difusa sucesión de Aznar, la borrosa reforma de la Constitución y el ser y no ser del cambio tranquilo.

 
Volver