Centenario de Eduardo Torroja, el mejor ingeniero español
Imprimir
El Correo, 31 de diciembre de 1999

M. Lorenci Centenario de Eduardo Torroja, el mejor ingeniero español

Eduardo Torroja (Madrid, 1899-1961) es casi un desconocido en España, todo lo contrario que en el plano internacional, donde se reconoce a este ingeniero como una de las grandes figuras del siglo, un innovador magistral que hizo del hormigón un material noble y que trabajó con él como si fuera plastilina. Un ingeniero que transformó como nadie la arquitectura de este siglo y al que los mejores maestros reconocieron como maestro. Practicar su oficio como un «arte sin artificio» fue lema y meta de Torroja, nacido hace ahora un siglo.

Hoy se cumplen exactamente cien años del nacimiento de Torroja en Madrid. Gracias a él la técnica constructiva dio un paso de gigante desde los primeros treinta. Torroja fue un mago de las superficies curvas; tratando al hormigón como si fuera una fina película plástica, logró crear espacios poco menos que imposibles, hasta entonces vedados a la ingeniería y puede que a la imaginación se sus colegas. Sus estructuras son tan insólitas como desafiantes y han marcado el rumbo de la profesión.

El propio Franz Lloyd Wright, el padre de la arquitectura moderna, no se reprimió jamás a la hora de elogiar el talento de su amigo y colaborador Eduardo Torroja. Sin el concurso del innovador ingeniero español, reconoció Wright, no habría podido llevar a cabo una de sus proyectos más emblemáticos, el edificio en espiral ascendente que es sede en Nueva York de la fundación y museo Guggenheim.

Sus obras
Sin duda sus dos obras de más resonancia fueron el desaparecido frontón Recoletos y las gradas del hipódromo de la Zarzuela -ambas alzadas en el Madrid republicano de 1935-, ejemplo de las posibilidades de la intersección de superficies laminares alabeadas y de una inusitada ligereza hasta entonces desconocida. Otras estructuras memorables fueron las que habilitó para el Mercado de Algeciras -que suscitó inmediata atención por la audacia de su cúpula-, la iglesia de Pont de Suert, la iglesia del Grao de Gandía o la presa de Canelles. Entre las construcciones metálicas, lo más destacable son los hangares de Cuatro Vientos y Torrejón-Barajas y los puentes de Tordera y la Muga. Ingeniero, investigador, profesor y teórico, Eduardo Torroja Miret nació en Madrid el 27 de agosto de 1899, hijo de un arquitecto y matemático, miembro de una familia de larga tradición científica. Se convertía en ingeniero de Caminos en 1923. En 1927, abre su Oficina Técnica de Estudios y Proyectos hasta la Guerra Civil. Su labor docente se inició en 1928 en la Escuela de Arquitectura de Madrid, para pasar en 1939 a la Escuela de Ingenieros de Caminos. Tras la guerra resulta crucial su labor en la reconstrucción del país al frente de la jefatura del puentes del Ministerio de Obras Públicas. Murió en Madrid y sobre el tablero, mientras trabajaba en su despacho del Instituto de Técnicas Constructivas, el 15 de junio de 1961.

 
Volver