ENTREVISTA a John Allen Paulos, matemático. "Las matemáticas son impopulares porque se enseñan sin atractivo"
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La Vanguardia, 14 de Febrero de 2000
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ENTREVISTA
JOSEP CORBELLA Barcelona.- He tenido una trayectoria algo atípica para un matemático. Me he relacionado con grupos de intereses muy diversos y siempre me ha chocado ver hasta qué punto eran anuméricas, analfabetas matemáticas, personas que de otro modo eran inteligentes. Por eso empecé a escribir libros. Por eso y porque me gustaba escribir, claro", explica el matemático John Allen Paulos, que se encuentra en Barcelona para presentar su último libro, "Érase una vez un número", y que hoy dará una conferencia en el Museu de la Ciència de la Fundació "la Caixa" (19.00 horas, entrada gratuita, aforo limitado a 200 personas).

-¿Para qué saber más matemáticas?
-Porque son cada día más necesarias para ir por el mundo. Y además por la belleza de las matemáticas, aunque esto a la mayoría de la gente le importa poco.
-¿No le parece que la mayoría de las personas ya saben tantas matemáticas como creen que necesitan?
-Sí, y entonces incurren en conductas paradójicas como poner el grito en el cielo por riesgos minúsculos mientras ignoran totalmente riesgos mayores.
-¿Por ejemplo?
-Alarmarse por los residuos de pesticidas que hay en algunas frutas mientras que olvidan el peligro de conducir con exceso de velocidad. No se pueden estimar riesgos sin tener unas nociones de probabilidad. Se puede sobrevivir sin las matemáticas, la gente lo ha hecho durante milenios, pero en las sociedades modernas son cada día más necesarias.
-El analfabetismo es una cuestión de todo o nada: o se sabe leer y escribir o no se sabe. Pero las matemáticas son un continuo: se puede saber más o menos, pero todo el mundo puede contar y sumar. ¿Dónde sitúa usted la frontera del analfabetismo matemático?
-El lenguaje también es un continuo. Nadie dice "no iré a las clases de lengua porque no pienso ser novelista". Todo el mundo entiende que tiene que aprender a expresarse con claridad. Sin embargo dicen "no me van las matemáticas, pero no importa porque no voy a ser matemático".
-¿Y cuál es el mínimo de matemáticas que hay que saber para ir por el mundo?
-Diría que conviene tener rudimentos de aritmética, de estadística, de probabilidad; que hay que saber un poco de lógica; y aplicar el sentido común, que no es que sea muy común.
-Si tan útiles son las matemáticas, ¿por qué son tan impopulares?
-Por cómo se enseñan, de un modo aburrido, abstracto, repetitivo y sin atractivo. Si todo lo que se enseñara en las clases de lengua fuera análisis gramatical, sería difícil que después a los alumnos les atrajera la literatura. Entonces, ¿por qué todo lo que se hace en las clases de matemáticas es tan formal?
-¿Usted qué propone?
-Enseñar matemáticas contando historias y poniendo ejemplos que tengan que ver con la vida y los intereses de los alumnos. Y enseñar no sólo a ejecutar fórmulas, sino a entender el significado de lo que se está haciendo.
-¿Algún ejemplo?
-Se puede explicar que los niños que tienen los pies grandes hacen menos faltas de ortografía. Esto sirve para enseñar la diferencia entre coincidencia y causa-efecto. Porque los niños que tienen los pies grandes generalmente son mayores.
-¿Pero se pueden enseñar matemáticas sin fórmulas?
-No, las fórmulas son necesarias. Yo no digo que se eliminen las fórmulas. Algunos profesores de Estados Unidos, en su celo por hacer las clases más amenas, han ido demasiado lejos en este sentido. Lo que digo es que no se deberían dedicar las clases de matemáticas sólo a machacar cuestiones formales, que pueden acabar siendo terriblemente aburridas.

PERFIL
Autor de best-séllers matemáticos
Durante la sesión fotográfica para ilustrar esta entrevista, tras más de veinte fotos, cuando se pidió a John Allen Paulos que cogiera el libro para unas últimas imágenes, dijo: "¿Qué hago con él?", y se lo puso por sombrero. Fue por hacer un chiste, pero el fotógrafo pilló el instante. Es un ejemplo del carácter de este especialista en lógica y teoría de la probabilidad de la Temple University de Filadelfia, reconvertido en embajador mundial de las matemáticas gracias a sus libros llenos de humor. "El hombre anumérico", su obra más conocida, ha vendido unos 300.000 ejemplares en inglés y ha sido traducida a trece idiomas. "Érase una vez un número" es su sexto libro.

 
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