John Allen inventa fábulas para entender mejor las matemáticas
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El Mundo, 14 de Febrero de 2000
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CATALUNYA
- «La mayoría de nuestros avatares cotidianos son muchísimo más complejos y difíciles de explicar que cualquier formulación matemática»

Dos hijos, 54 años, 160 libras (72 kilos) de peso y 71 pulgadas (180 centímetros) de altura. Estos son algunos de los números del matemático John Allen Paulos que acaba de llegar a Barcelona para presentar su libro Erase una vez un número.
Su primera visita a España coincide con la conmemoración del año de las ciencias exactas aunque él asegura que «no sé a qué se debe ni me importa. Nunca me han interesado este tipo de onomásticas, de algún modo impuestas».
Su aspecto de científico bien podría haber inspirado aquel avispado profesor que interpretaba Christopher Lloyd en la saga de Regreso al futuro. Quizás no tan alocado, pero no por ello carente de la simpatía y ese especial magnetismo del personaje ficticio. Por el momento, John Allen no ha saltado a la gran pantalla, pero en Estados Unidos ya ha hecho sus pinitos en la cadena ABC y se ha convertido en ocasional articulista del mítico The New York Times.
A todo ello se ha entregado sin aparcar un sólo instante sus clases de matemáticas en la Temple University de Filadelfia donde «a veces me cuesta mucho hacer referencias literarias para explicar algún problema ya que los estudiantes de ciencias suelen leer muy poco», lamenta este norteamericano nacido el 4 de julio.
Doctorado por la universidad de Wisconsin, John Allen defiende que «las matemáticas pueden entrar mejor mediante la narración de una historia porque las ciencias necesitan un contexto específico para poder entenderlas. -y añade- Lo importante es saber reconciliar ambos mundos».
Así no es de extrañar que en su último trabajo proliferen fábulas y anécdotas divertidas que se conjugan con los conceptos de lógica y probabilidad. Por Erase una vez un número pululan eruditos filósofos, actores, dramaturgos, políticos y personajes de la cultura mediática como Lady Di, por poner un ejemplo. «La mentalidad científica concibe la muerte de la princesa como un accidente de causas normales, no como intereses más literarios que apelan a las ironías de la vida», explica el profesor.
A pesar de ser un hombre de ciencias, John Allen es un gran amante de las letras. Sus creaciones literarias beben de numerosas fuentes. «Ante la elocuencia y los ruedos lingüísticos de los grandes clásicos ingleses, prefiero la elegancia y la concisión de Jorge Luis Borges», reconoce.
Después de que El hombre anumérico se convirtiera en un best seller en su país, John Allen regresa al mercado editorial «para soslayar la mala fama que arrastran las Matemáticas. La gran mayoría de nuestros avatares cotidianos son muchísimo más complejos y difíciles de explicar que la más ardua formulación matemática», asegura este norteamericano de ascendencia griega. Esa pasión suya por los números no excluye su afición por la escritura que en ocasiones es tan desmesurada como para plantearse dar forma a una posible novela en un futuro próximo. «Sería de suspense, sin duda. Elementos, ideas y ganas no me faltan», afirma mientras se pierde en sus cavilaciones.

 
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