7. (Julio 2007) La lección, de Eugène Ionesco |
Escrito por Marta Macho Stadler (Universidad del País Vasco) |
Domingo 01 de Julio de 2007 |
Las obras de teatro de Eugène Ionesco (1909-1994) describen la banalidad del ser humano, que vive sumido en un mundo contradictorio en el cual las personas no consiguen comunicarse. Este pesimismo es una de las señales del teatro del absurdo, que pone en escena obras sin sentido aparente, con diálogos reiterativos y disparatados, con ambientes sofocantes y carentes de secuencia dramática. Además de Ionesco, algunos de los dramaturgos dedicados a este movimiento teatral son Samuel Beckett, Jean Genet o Tom Stoppard. La Lección se estrena en 1951 en el Théâtre de Poche-Montparnasse (París), con la puesta en escena de Marcel Cuvelier. La acogida es escasa: el público se reduce a estudiantes e intelectuales. Es una obra en un único acto, en el que se plantean las relaciones de dominio entre un profesor y su alumna: Ionesco pretende poner en evidencia el poder, a menudo pervertido, que posee el conocimiento. La obra comienza con la alumna que llega a casa del profesor, toca al timbre y es recibida por la sirvienta, que avisa al maestro. El profesor sale a su encuentro tímidamente, intercambian algunas banalidades, aprovechadas por el maestro para poner a prueba los conocimientos de geografía de la alumna. A continuación, se reproducen varios fragmentos de la lección de aritmética, según la traducción de Luis Echávarri (E. Ionesco, Obras Completas, Aguilar, 1973). Comenzamos en perfecta armonía, sumando… EL PROFESOR: Bueno. Aritmeticemos un poco. A continuación, el profesor intenta explicar a la alumna como se sustraen dos números, recurriendo a numerosos ejemplos. La alumna comienza a bloquearse, y el profesor a perder la paciencia: EL PROFESOR: Tomemos ejemplos más sencillos. Si usted tuviese dos narices y yo le arrancase una, ¿cuántas le quedarían? EL PROFESOR: […] Reconozco que no es fácil, que se trata de algo muy, muy abstracto, evidentemente, pero ¿cómo podría usted llegar, antes de haber conocido bien los elementos esenciales, a calcular mentalmente cuántos son – y esto es lo más fácil para un ingeniero corriente- cuántos son, por ejemplo, tres mil setecientos cincuenta y cinco millones novecientos noventa y ocho mil doscientos cincuenta y uno, multiplicados por cinco mil ciento sesenta y dos millones trescientos tres mil quinientos ocho? La multiplicación propuesta es: 3.755.998.251 x 5.162.303.508 cuyo resultado real es 19.389.602.947.179.164.508, y no la respuesta dada por la alumna (y ratificada finalmente por el profesor): 19.390.002.844.219.164.508. ¿Se equivoca Ionesco deliberadamente? En http://www.ionesco.org/ hay una amplia descripción de todas las obras de Eugène Ionesco y algunos fragmentos de algunas de ellas. |
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