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No tienen perdón
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  • Autor:   Juan José Millás

  • Texto: No tienen perdón

    Estamos en el año mundial de las matemáticas. Quizá por eso la ONCE ha llevado a cabo una magnífica campaña de publicidad cuyos protagonistas eran los números. Hasta los de letras dependemos de ellos para administrar nuestro salario, y controlar manías construidas a sus expensas: algunos números de teléfono, por poner un ejemplo sencillo, tienen un significado especial incluso para los que no sabemos dividir. Todo a nuestro alrededor es número. La semana tiene siete días; el mes, treinta; y el año trescientos sesenta y cinco. Faltan cinco paradas para la casa de mi novia o siete recibos para terminar de pagar la hipoteca. Mi padre sólo me llevó al cine en tres ocasiones y mi madre daba dos besos a mi hermano y uno a mí. Hoy sólo me ha llamado tres veces por teléfono. Faltan cuatro días para el sábado...

    Los matemáticos se han enfadado mucho porque en uno de estos anuncios un niño soñaba que las matemáticas no existían. Los matemáticos dicen que esta clase de publicidad alienta el rechazo hacia la materia. El caso es que la ONCE ha suspendido la campaña. Los matemáticos se equivocan. Los niños van a continuar soñando lo mismo con campaña o sin ella. Lo inteligente habría sido invitar a la ONCE a que llevara ese sueño hasta el final. Tuve un alumno cuyo sueño era que no existía la gramática. Lo contó en clase y yo invité a todos a que nos comportáramos como si la gramática no existiera. Pasados quince días, los alumnos habían comenzado a construir una gramática propia, pues se dieron cuenta de que se podía vivir sin balones y sin recreos y sin merienda, pero no sin gramática. Durante aquel curso estudiamos la gramática escrita por ellos y aprendimos (yo también) más que en los cinco años anteriores.

    Si los matemáticos hubieran invitado a la ONCE a desarrollar ese sueño, habríamos comenzado a construir unas matemáticas porque se puede vivir sin otras cosas, pero no sin saber cuántos dedos tenemos en cada mano. Los matemáticos han metido la pata, pues: y en el año mundial de las matemáticas. No tienen perdón. Gracias, ONCE, por esa publicidad tan imaginativa.

    JUAN JOSÉ MILLÁS
    http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/millas/articuento048.htm

    Contestación:

    Estimado Juan José Millás,

    Cuando esta mañana empecé a buscar un texto literario para subir a nuestro portal de divulgación de las Matemáticas descubrí entre mis ficheros tu artículo, tu articuento, "No tienen perdón" y tras leerlo no pude por menos que sonreírme. Estoy de acuerdo contigo en la idea de que armar alboroto por el anuncio de la ONCE no conducía a nada positivo, normalmente el efecto que tienen estas críticas es el contrario al buscado. Como de hecho mostraba tu artículo…

    Sin embargo, al leer de nuevo tus palabras algunos años más tarde, ¿por qué me he sonreído yo? … ¿Cómo pudieron los matemáticos ser tan torpes de no darse cuenta de tu maravillosa solución al problema de la ONCE? ¿Cómo no se percataron de la brillante idea que era plantear a la ONCE, y a la sociedad en general, que desarrollaran ese pensamiento de un mundo en el que las Matemáticas no existiesen, para que así ellos mismos descubrieran que no se puede vivir en un mundo sin números, sin Matemáticas? ¡Qué brillante y original idea el plantear en un aula la no existencia de la gramática! (si efectivamente lo llevaste a cabo, y no es simplemente un recurso literario, ¡enhorabuena!) ¿Cómo no se dieron cuenta los matemáticos de que esa era la solución al problema de la ONCE y de la mala imagen de las Matemáticas en general? ¿Cómo no se les ha ocurrido a los matemáticos llevar a las aulas esa reflexión? …

    Es fácil sentenciar desde una posición privilegiada y lejana. La idea de plantear una reflexión de un mundo en el que no existiesen los números, en el que no existiesen las Matemáticas (que dicho sea de paso es algo más que simplemente los números y la aritmética elemental), es una idea que algunos profesores de Matemáticas ya han llevado a sus aulas, pero también a otros foros sociales y culturales, en la medida de sus posibilidades. En nuestro país, hay profesores de Matemáticas que llevan muchos años dedicando parte de su tiempo a sensibilizar a los estudiantes y a la sociedad en general sobre la importancia y valor de las Matemáticas. Sus ideas han sido, en muchos casos, de una gran originalidad, pero lo poco que ha podido contribuir su trabajo al desarrollo de la cultura científica, y en particular matemática, en nuestra sociedad, lo destruyen anuncios como el de la ONCE. Y me parece una falta de consideración hacia ellos ese planteamiento simplista que emana de tu artículo. "¡Muchas gracias!". Algo tan sencillo como esto es lo que, por lo menos, les debe la Sociedad Española a estas personas. Que menos que agradecerles su dedicación, su esfuerzo, su ilusión. "¡Muchas gracias!".

    Por otra parte, ¿qué hubiese pasado su algún matemático se hubiese dirigido a la ONCE "invitando[les] a desarrollar ese sueño"? Sencillamente le hubiese contestado que el problema de la mala imagen de las Matemáticas no es su problema y que no iban a invertir ni dinero, ni un segundo de su tiempo en ese tema (¡y tienen razón!). Además, en el fondo a quien le importa lo que digan los matemáticos…la mayoría de las personas pensarán "Gracias, ONCE, por esa publicidad tan imaginativa". Y yo me pregunto, ¿es ser imaginativo el volver a decir, una vez más, en un anuncio, en un programa de televisión o en una película, que "ojalá no hubiese matemáticas"? Yo creo que no…

    Pero acabo recordando que estoy de acuerdo contigo en que hubiese sido mejor no decir nada ante ese anuncio, como ya se ha hecho antes con muchos otros y se seguirá haciendo con muchos más que vendrán, y seguir trabajando para que la Sociedad Española vaya descubriendo poco a poco la importancia de las Matemáticas en nuestra sociedad, en nuestra cultura, la importancia de las Matemáticas para la formación de las personas, de los jóvenes,… Aunque que bonito hubiese sido que la ONCE hubiese permitido a los matemáticos plantear la reflexión de una sociedad sin números, sin matemáticas,…

    ¡Yo tengo un sueño! Una sociedad en la que los niños no sueñen que las Matemáticas no existen, y que todos tengamos claro que la cultura es cultura y no "cultura de letras". Yo trabajaré para que mi sueño se haga realidad…

    Espero que algún día podamos charlar de estos temas frente a una taza de café.
    Un cordial saludo,
    Raúl Ibáñez.

 

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