- Texto: Mi amor es de tan raro nacimiento
como extraño es su objeto y elevado:
nació del Imposible
y la Desesperanza.
Y solamente la Desesperanza
pudo mostrar, magnánima, presea tan divina:
la débil Esperanza no habría allí volado
y en vano agitaría sus alas de oropeles.
Mas yo, raudo, me iría
donde se fijan nuevas regiones de mi alma;
pero el Hado clavó cuñas de hierro
y siempre entre nosotros se interpone.
Pues el ojo del Hado, envidioso, contempla
dos amores cumplidos, sin querer que se junten:
traería ese enlace su derrota
y el fin de su poder tiránico sería.
Y por eso sus férreos decretos nos pusieron
como distantes Polos
(aunque un entero mundo de amor gire en nosotros),
y, así, nunca podrían abrazarse,
si no cae el azul vertiginoso
y nuevas convulsiones de la Tierra no desgarran
y el mundo, para unirnos,
no forma un planisferio.
Como las líneas, pueden, oblicuos, los amores
saludarse en sus ángulos,
pero los nuestros son tan paralelos
que jamás se unirán, siendo infinitos.
Y por eso el amor, que nuestra unión sería,
mas que con tal envidia priva el Hado,
es conjunción de mentes
y pugna de los astros.
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