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Theano (siglo VI a.C.) - Página 2
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Escrito por Juan Jesús Barbarán Sánchez (IES "Almina" de Ceuta)   
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Theano (siglo VI a.C.)
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Se cuenta que un discípulo joven se prendó de Theano en cuanto la vio y preguntó su edad a Pitágoras, quien le respondió: "Theano es perfecta y su edad es un número perfecto". "Maestro, ¿no podría usted darme más información?", insistió el enamorado, a lo que el pensador contestó: "La edad de Theano, además de ser un número perfecto, es el número de sus extremidades multiplicado por el número de sus admiradores que es un número primo".

Después de que la academia de Pitágoras consiguiera controlar el gobierno local de Crotona, el pueblo entró en cólera y destruyó la escuela, lo que hizo que los profesores y estudiantes fuesen asesinados (como es el caso del propio Pitágoras) o se viesen obligados a huir.

Theano pudo salvarse y se exilió llevándose consigo gran parte de los escritos de su marido gracias a la inestimable ayuda de su hija Damo. Cogió las riendas de la comunidad pitagórica y se dedicó a expandir sus conocimientos en Grecia y Egipto. Ella y sus hijas destacaron como médicos (hay que recordar que para los pitagóricos el cuerpo humano era una copia en miniatura del universo). Una anécdota a este respecto  nos dice que en un debate con el médico Euryphon sobre la naturaleza del desarrollo del feto, Theano y sus hijas lo convencieron con su argumento de que el feto era viable después del séptimo mes.

Debido a que todos los trabajos eran escritos bajo el nombre de Pitágoras, resulta difícil determinar quién es realmente el autor. Los trabajos escritos por los pitagóricos no se conservan en papel y los conocemos gracias a los escritos de otros autores como Platón y Herodoto. Con estas premisas, las principales obras que se atribuyen a  Theano son: una biografía de Pitágoras, un teorema sobre la proporción áurea, aportaciones varias a la teoría de números, a la teoría de poliedros regulares, a la Cosmología, al origen del Universo, a la Física, a la Medicina [4], a la Psicología Infantil [4] y un tratado “Sobre la Piedad”, del que se conserva el fragmento siguiente en el que hace una disquisición sobre el número [9]:
"He oído decir que los griegos pensaban que Pitágoras había dicho que todo había sido engendrado por el Número. Pero esta afirmación nos perturba: ¿cómo nos podemos imaginar cosas que no existen y que pueden engendrar? Él dijo no que todas las cosas nacían del número, sino que todo estaba formado de acuerdo con el Número, ya que en el número reside el orden esencial, y las mismas cosas pueden ser nombradas primeras, segundas, y así sucesivamente, sólo cuando participan de este orden"
El principal trabajo atribuido a Theano, como afirma Ethel W. McLemore [4], versa sobre la famosa proporción áurea. Como la constante geométrica π, el número de oro É≥ (denotado así en honor al escultor griego Fidias) es un número irracional que aparece con mucha frecuencia en la naturaleza y cuyo valor aproximado es 1.6180. En geometría, un rectángulo áureo es aquel cuyos lados están en proporción áurea, por ejemplo, 13:8. Tanto en la Grecia Antigua como en Egipto, se usó esta proporción para construir numerosos edificios (el Partenón, las pirámides, etc.). Actualmente conocemos que algunos patrones de crecimiento observados en la naturaleza siguen la proporción áurea como, por ejemplo, las espirales de la concha del Nautilus y en la espiral doble de las flores de girasol.

Por otro lado, en un tratado sobre la construcción del universo, Theano expone que éste está formado por diez esferas concéntricas: el Sol, la Luna, Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, la Tierra, la Contra-Tierra, y las estrellas. Los siete primeros describen una órbita en torno a un fuego central. Las estrellas están fijas y se consideran inmóviles. En su teoría, las distancias entre las esferas y el fuego central están en la misma proporción que los intervalos en las escalas musicales.

Para finalizar, hemos de señalar que existen varias conjeturas sobre el padre de nuestra protagonista, así como sobre la existencia de una segunda Theano que vivió en el siglo IV a.C., hecho que se recoge en la gran enciclopedia bizantina del siglo X, denominada Suda, según la cual procedía de Metapontum, un pueblo de la costa sur de Italia cercano a Crotona.
 

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