En 2016 se han celebrado distintos aniversarios. En primer lugar, el celebrado 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes (1947-1616), por otro lado, el 300 de la muerte de Leibniz (1646-1716) y, por último, el año Torres Quevedo (1852-1936), que conmemora el 100 aniversario del teleférico que diseñó para las cataratas del Niágara. Estos acontecimientos han sido recordados por la Real Sociedad Matemática Española, tanto en conferencias como en algunos artículos de la Gaceta, pero 2016 es también el 700 aniversario de la muerte de Ramón Llull, y no podemos olvidarnos de este pensador.

Ramón Llull, también conocido como Raimundo Lulio, Raymond Lulle o, en latín, Raymundus Lullus, nació en Mallorca poco después de la conquista de las Islas Baleares por las huestes de Jaime I el Conquistador del Reino de Aragón. Las Baleares, los condados del Rosellón, la Cerdaña y el señorío de Montpellier pasaron a ser el Reino de Mallorca a manos de Jaime II, el segundo de los hijos de Jaime I. Ramón Llull, conocido como el Doctor Iluminado, fue escritor, filósofo, místico y misionero; escribió alrededor de 256 obras en catalán (su lengua vernácula), latín y árabe. Gran parte de lo que conocemos de él es a través de la Vita coetánea (1311), una autobiografía que dictó en la cartuja de Vauvert de París, donde ahora están los actuales jardines de Luxemburgo.

Aunque principalmente es conocido por su pensamiento filosófico y por sus obras de literatura, Llull también tiene conexiones con las matemáticas a través de sus numerosos textos sobre la geometría, la lógica, la medicina, el arte de navegar, etc.

De alguna manera se le considera un precursor de la informática y de la inteligencia artificial por su gran obra: el Ars Magna. Esta apareció como un intento de formalizar el lenguaje con el objetivo de encontrar un sistema para demostrar a los infieles que su religión no era la correcta. La primera versión es L’Art abreujada de trovar la veritat (1274) y fue modificando sus explicaciones hasta la última, Ars Magna generalis (1308). Contiene un alfabeto, unas definiciones y unas reglas junto con un aparato combinatorio formado por unos discos que forman un sistema mecánico para los cálculos lógicos. Su sistema fue retomado por Leibniz como inspiración de sus Dissertatio d’arte combinatoria y Characteristica Universalis. El sueño de Llull y de Leibniz fue materializado finalmente por George Boole en An Investigation of the Laws of Thought. Otras obras de Llull relacionadas con la matemática son Tractatus novus de astronomía (1297), Liber de geometría nova et compendiosa (1299) y Lògica nova (1303).

Otra de las aportaciones de Llull es su método de elecciones. En su novela Blanquerna, escrita en Montpellier en 1283, una de las protagonistas, Natana, entra un monasterio y después, a la muerte de la abadesa, propone un nuevo método para elegir a la sustituta. Este método consiste en comparaciones entre los candidatos de dos en dos y el vencedor es el que más veces ha ganado. Llull da otras versiones, en la misma línea, en Artificium electionis personarum (1274) y en De arte electionis (1299). Esencialmente es el ahora conocido método de Condorcet (1743-1794).