En los últimos años, la física moderna de Galileo y el racionalismo de  Descartes descubrían una nueva ciencia y una nueva filosofía que  abrían ignotos horizontes al conocimiento para los investigadores que  trataban de combinar axiomas con pruebas verificables mediante  observaciones físicas y el establecimiento de reglas matemáticas que  contribuyesen a explicar los fenómenos naturales, de modo que el  hombre no estuviera a merced de los acontecimientos. Así pues, la  lógica de la razón iniciaba su batalla contra los mitos, los dioses,  los hechizos y, por supuesto, contra las supersticiones.