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8. (Septiembre 2011) Las ciudades geométricas
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Escrito por José Mª Sorando Muzás (IES Elaios, Zaragoza)   
Jueves 08 de Septiembre de 2011
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8. (Septiembre 2011) Las ciudades geométricas
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Las ciudades geométricas son ciudades planificadas desde el poder, que se expresa como tal estableciendo un orden simbólico o funcional a través de las líneas y las formas. En las concentraciones urbanas producidas por movimientos migratorios espontáneos no existe orden geométrico alguno, sino la aglomeración demográfica en una dura lucha por la supervivencia; llámense chabolas, favelas, ranchos, etc. Dos ejemplos extremos de esas dos realidades, ambos sobre las aguas, son: las Islas Palmera de Dubai (Emiratos Árabes), forma figurativa y geométrica a la vez edificada sobre terrenos ganados al mar por acumulación de ingentes cantidades de arena, exhibición del poder de los petrodólares; y la ciudad flotante en Lagos (Nigeria), donde la población pobre vive sobre barcazas, ciudad sin planos, ciudad cambiante por excelencia.

La ciudad planificada surge de un hecho o de una idea fundacional. Puede ser una nueva capitalidad, la reconstrucción tras una catástrofe, un tratado de paz, un proyecto comunitario, etc. Se construye según un modelo, lo que supone tomar una opción. Unas veces se quiere evocar la ciudad añorada; otras, late el ideal de empezar una nueva vida, de reinventar el mundo. Pero la ciudad crece y los nuevos agregados pueden respetar el diseño inicial, ampliándolo, como veremos en La Plata o en Chandigarh; o bien pueden engullirlo hasta hacerlo irreconocible, como pasó en la Ciudad Lineal de Madrid y pronto en Brasilia.

Las geometrías urbanas resultantes, unidas a la Arquitectura, configuran al fin formas específicas de entender y organizar la vida, formas de convivencia. Dos ejemplos opuestos son los hutongs de Pekín y los rascacielos de Mahattan. El hutong es el barrio tradicional pekinés, con callejas que confluyen en pequeños patios con una toma de agua y baño comunitarios. A su alrededor, cuatro siheyuan, viviendas de una altura que en ocasiones son a la vez talleres. Frente a esa vida en comunidad en una ciudad horizontal, Manhattan es la ciudad vertical de acero y cristal, pensada sólo para el trabajo, que se abandona cada tarde camino de la ciudad-dormitorio, pasando del culto a la productividad al culto a la privacidad. La relación con los vecinos queda muy reducida.

Las ciudades geométricas Las ciudades geométricas

Nuestras ciudades son el fruto de un largo camino en la historia.

CIUDADES DE LA ANTIGÜEDAD

La ciudad más antigua encontrada es Al Rawda (Siria) que data de 2600 a.C. y fue descubierta bajo el desierto en 1996 [1]. En la actualidad se sigue excavando. La foto aérea es una imagen geomagnética que muestra sus restos bajo la arena. Vemos una ciudad circular, con los rasgos principales de la que siglos más tarde se llamará ciudad radioconcéntrica.

Las ciudades geométricas

Este tipo de ciudad se repite en Oriente Próximo y Mesopotamia durante mucho tiempo, hasta el s. VIII. Así, también se encuentra en Irán: Hamadan y Firuzabad. El centro tiene un valor emblemático y está reservado al recinto sagrado.

Las ciudades geométricas Las ciudades geométricas

Se sabe que todavía en el año 762 el Califa Al Mansur fundó Bagdad siguiendo ese modelo y reservando una gran plaza central para la mezquita.

En ese amplio periodo de tiempo y en la misma zona, el modelo circular coexiste con otro modelo: el damero o cuadrícula. El historiador griego Herodoto (484 a 425 a.C.) describe así la gran Babilonia de 1750 a. C: un cuadrado de 21 km de lado, con sus vértices orientados según los puntos cardinales, rodeado por una muralla de 27,5 m de alto y 9 m de ancho. En su interior, las calles delimitaban manzanas rectangulares.

También en las ciudades del Antiguo Egipto se encuentra el damero. Puede apreciarse en los restos de Deir El Medina (foto), cerca de Luxor (antigua Tebas) a la entrada del valle de los Reyes, donde vivían los artesanos de las tumbas faraónicas.

Las ciudades geométricas

GRECIA Y ROMA

En la Grecia Clásica se plantearon las grandes cuestiones de la Humanidad, también el urbanismo, con tal profundidad que en muchos casos aquel pensamiento sigue vigente. La ciudad fue pensada según dos modelos ideales: el de Aristóteles y el de Platón.

Las ciudades geométricas

Aristóteles entiende la ciudad como un sistema de relaciones y una entidad cultural, no como un marco físico. Serán el contexto y la voluntad social los que determinarán el tipo de ciudad. No cree en la planificación.

Platón piensa que la organización social viene condicionada por el espacio donde se vive. Si el orden espacial y el orden social son un todo, por responsabilidad se impone la planificación. Concibe así la Polis ideal, que llama Magnesia, descrita con detalle en Leyes. Es una ciudad circular donde está presente el idealismo pitagórico. Está delimitada por tres círculos tales que, tomando como unidad el radio menor, la diferencia de éste con el radio intermedio es 2 y la diferencia del radio mayor con él es 3. De esa forma, el radio mayor es 1 + 2 + 3 = 6, número perfecto, igual a la suma de sus divisores propios [2].

Además, con el orden geométrico busca mantener los principios de jerarquía y equidad. Así, en el círculo central se ubican a igual distancia de todos, los espacios de mayor dignidad: la Acrópolis, con los templos; y el Ágora, lugar de la vida pública. La corona intermedia sería para los edificios de viviendas y la exterior sería el territorio rural, las aldeas, para nutrir a aquellas.

Platón precisa las dimensiones: el conjunto tendría 533 m de diámetro, albergaría 420 hogares y 5.040 ciudadanos. No es éste un número cualquiera, 5.040 = 7! Incluso prevé migraciones para incrementar o disminuir la población, de modo que se ajuste al número deseado [3].

Las ciudades geométricas

Cercano al platonismo, Hipodamos de Mileto (498 a 408 a.C.) es el primer urbanista del que se tiene noticia. Para él, la cuadrícula es la máxima expresión de la racionalidad aplicada al urbanismo, llamada en su honor plano hipodámico.

Las ciudades geométricas

Frente al pensamiento especulativo griego, en Roma el motor de las decisiones era la razón práctica al servicio del imperio. Las ciudades se levantaban sobre los emplazamientos de los castros, campamentos de las legiones, como forma de consolidar sus conquistas. Y se hacía con el modelo de la capital, intentando vivir como en Roma. Con una planta aproximadamente rectangular, se rodeaban con la muralla y se trazaban las dos calles principales sobre sus dos ejes de simetría: el decumano máximo, de Norte a Sur, y el cardo, de Este a Oeste. En la intersección de ambas, se erigía el Foro. En los cuatro cuadrantes resultantes, las calles secundarias seguían las direcciones de aquellas dos, formando manzanas cuadradas (de 70 m de lado en Caesarugusta, hoy Zaragoza). En la imagen: Timrad (Argelia).

Las ciudades geométricas

CIUDAD MEDIEVAL

En la Edad Media, época de guerras continuas, había desaparecido el orden romano. La población se apiñaba tras las murallas formándose trazados urbanos caóticos, similares a los zocos del Norte de África. Es un laberinto de calles donde no hay orden geométrico, pero sí estructura, al agruparse la población según su religión y oficios. Algunas de nuestras ciudades, como Toledo, lo conservan.

Las ciudades geométricas

CIUDAD RENACENTISTA

Tras el Medievo, el ideal del Ranacimiento, inspirado en la armonía de la arquitectura clásica, ambiciona grandiosidad y belleza. Para lograrlas, donde hay un gobernador con poder absoluto (requisito político necesario), se reconstruye parcialmente la caótica ciudad medieval: trazando calles rectas y plazas, buscando simetrías.

Antonio Averlino (1400-1469), llamado Filarete, ofrece en 1465 a Francisco I Sforza, duque de Milán, el sueño urbanístico de Sforzinda, que no se llegó a construir.

Las ciudades geométricas

Sforzinda debía ser una estrella de 8 puntas inscrita en un foso circular. En sus vértices convexos tendría 8 torres y en sus vértices cóncavos, 8 puertas. Todas ellas conectarían por 16 calles radiales con la gran plaza central, sede de la catedral y la torre vigía.

En 1516, Tomás Moro describía su Utopía con ciudades de planta cuadrada.

Las viejas ciudades medievales iban a limitar por mucho tiempo la posibilidad de diseños urbanos geométricos tan innovadores. Sólo España tendrá la oportunidad de hacerlo, a partir del s. XVI, en la colonización del Nuevo Mundo. El modelo que seguirá es el de la cuadrícula, a imagen del campamento militar de Santa Fe, construido en 1483 para el asedio de Granada y luego convertido en núcleo urbano estable.

CIUDAD MODERNA

La creación de los estados-nación trajo la pérdida de poder político de las ciudades. Menos en zonas fronterizas, las murallas ya no eran necesarias, salvo por su función fiscal (toda mercancía que cruzaba la puerta pagaba un tributo). Se abrió la posibilidad para la ciudad de “saltar la muralla”, expresión que hizo fortuna para describir la expansión extramuros. Antes, hubo que vencer la oposición militar al derribo de las defensas.

El plano de Barcelona muestra claramente cómo, más allá del pentágono irregular de la Ciutat Vella, con sus callejas estrechas y edificios apiñados, se expande la cuadrícula de L’ Eixample, también con planta pentagonal irregular.

Las razones que llevaban a esa expansión se fueron acumulando, hasta hacerla imprescindible en el s. XIX. Eran fundamentalmente razones económicas (las nuevas industrias necesitaban espacio) y demográficas (la mano de obra venida del campo no cabía en la antigua ciudad). Pero también eran a veces razones políticas: tras las revoluciones de 1830 y 1848, Napoleón III encomendó al Barón Haussmann que levantase el nuevo París de forma que no fuera posible que los insurrectos se hicieran fuertes tras barricadas que bloquearan las viejas callejas. Su orden fue que por las amplias avenidas de la ciudad pudiera “disparar un cañón y avanzar un batallón”. Para lograrlo, Haussmann arrasó un 60% de la vieja ciudad. El nuevo diseño fue efectivo para sofocar la Comuna de París en 1871.

Las ciudades geométricas

Plano de Ildefonso Cerdá para el Ensanche de Barcelona, L’ Eixample.

Aunque en otros casos la apertura de espacios en las ciudades respondía a razones ideológicas bien diferentes. Así, el Ensanche barcelonés estaba guiado por la voluntad igualitaria e higienista de su diseñador, Ildefonso Cerdá (1815-1876), quien quería que todas las calles tuvieran la misma importancia y todos los ciudadanos disfrutaran del sol y del aire libre. Pensó para ello en calles de 20 m de ancho y en manzanas cuadradas construidas en dos de sus lados y con sus cuatro vértices orientados según los puntos cardinales para lograr una iluminación equitativa. Era una verdadera transformación social. Así, si en 1860 Barcelona tenía una densidad de población de 825 hab./Ha, en el Ensanche (pese a ser seriamente alterado, como veremos) bajó a 225 hab./Ha. En 2008 la densidad en esa ciudad era de 160 hab./Ha.

En estos contextos, se planificaron diseños geométricos urbanos guiados, en cada caso, por una idea motriz. Cabe hablar de tres modelos principales: Radioconcéntrico, Ortogonal y Lineal. Sobre ellos se desarrollarán variantes y superposiciones varias.



 

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